MAO Y FIDEL DE ESPALDAS A SUS PUEBLOS

por Ernesto F. Betancourt


La biografía de Mao abre una perspectiva totalmente nueva sobre este personaje. La leí en la edición inglesa pero afortunadamente acaba de salir la versión en español. Aunque Mao era mucho más malvado de lo que es Fidel, hay muchas similitudes que me vinieron a la mente según iba leyendo el libro. Aquí las recojo. AUTOR

Acabo de leer la biografía de Mao de Judd Chang y Jon Halladay. La recomiendo. Ahora se puede obtener en español.

Hay dos cosas que me llamaron la atención. Una, lo malvado que era Mao, y la otra la similitud con algunas cosas de Fidel. Aunque, en justicia, Fidel se queda corto. El libro da una perspectiva nueva sobre muchos hechos que sólo conocía parcialmente. Veamos.

Mao, al igual que Fidel, era hijo de un padre terrateniente con antecedentes militares. Su padre no era tan rico, ni tan pillo, como Angel Castro. A diferencia de Fidel, Mao adoraba a su madre y era hijo legítimo.

Creía que Mao había sido un gran líder revolucionario que había unificado a China bajo el comunismo en la lucha contra Japón. Leyendo este libro descubrí que Mao no era más que un intrigante, que basó su carrera en congraciarse con Stalin para que lo apoyara en apoderarse del Partido Comunista Chino (PCC). Lo que al fin logró. En eso no hay parecido con Fidel, quien llegó al poder sin ayuda soviética. Mao nunca leyó a Marx o Lenin y despreciaba a los campesinos. Inicialmente se dedicó al bandidaje, robando a los terratenientes y apoderándose, dondequiera que llegaba, de las mejores mansiones para su uso personal. Al igual que Fidel, consideraba que mantener a la gente en la pobreza era un útil instrumento de control político. Lejos de luchar contra Japón --para frustración de su patrón Stalin-- dejó esa lucha a las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-Shek, quien queda como un líder de mucha mayor estatura que Mao. Poco antes de morir, Mao rendía culto a Chiang. No creo que Fidel jamás rinda culto a nadie.

También creía que uno de los eventos épicos en la carrera de Mao había sido ''la larga marcha'' en los años treinta. Para mi sorpresa descubrí que la tal marcha fue una ficción y que Mao no caminó en la misma, sino que viajaba leyendo libros cómodamente en literas, cargadas por unos infelices. El mito militar de la lucha guerrillera de Mao sí tiene paralelo en la leyenda guerrillera que creo el Che, con ayuda de Regis Debray, sobre la Sierra Maestra.

''La revolución cultural'' fue una argucia de Mao para recuperar vigencia con los jóvenes chinos. En eso, hay un paralelo con ''la batalla de ideas'' que lanzara Fidel después de lo de Elián. El culto de la personalidad, basado en el librito Las enseñanzas del camarada Mao, confirma que el punto fuerte de Mao, al igual que el de Fidel, ha sido la propaganda.

Creía que China Roja no tenía ambición de hegemonía mundial. Pero ahora descubro que Mao sí aspiraba a imponer su fracasado sistema en todo el mundo. Ojo con sus sucesores. China, bajo Mao, tuvo proyectos descocados de alcanzar al Occidente en capacidad industrial y militar, con un desperdicio masivo de recursos. Hay mucho parecido con los que lanza Fidel de tiempo en tiempo, como ''la zafra de los 10 millones'' y ``la revolución energética''.

El capítulo sobre Kissinger y Nixon me confirmó el cinismo de Kissinger. Traicionó al pueblo de Formosa con la misma tranquilidad con que nos hubiera traicionado a nosotros. Nos salvamos porque Fidel envió tropas a Africa, al servicio del imperialismo soviético, cuando Kissinger se disponía a vendernos.

Mao deja chiquito a Fidel en las muertes ocasionadas. Lo culpan por 70 millones de muertos. Dejó fríos a los líderes comunistas, convocados por Jruschov en 1957, cuando argumentó a favor de una guerra nuclear, aun si morían cientos de millones de chinos. Esto debe de haber impresionado a Nikita tanto como cuando, durante ''la crisis de octubre'' de 1962, Fidel le pidió usara armas nucleares contra EEUU aun si se destruía a Cuba. Para Mao y Fidel, los pueblos respectivos sólo son peldaños para su gloria. Los desprecian.

Finalmente, está Chou en-Lai. Lo veía como el segundo de la dirigencia china. Sirvió a Mao obsecuentemente a pesar de ser humillado una y otra vez. Ante la historia, queda como un leal lacayo, similar a Raúl.



Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org