SEGUNDA PARTE: EL PADRE VARELA


Varela Diputado a Cortes.

Comentamos con anterioridad que el Rey no había tenido más remedio que restablecer la Constitución. Esto implicó la elección de diputados a Cortes y he aquí que Varela el profesor de Derecho Constitucional no pudo sustraerse a la petición de su Obispo que prácticamente le forzó la mano, empujándolo por así decirlo a presentarse a elecciones como diputado por La Habana.

El 13 de Marzo de 1821 se celebraron las elecciones y el padre resultó electo. Sin embargo algunas cosas variaron. Varela no aceptaba (como otros representantes) instrucciones detalladas sobre su desempeño. Tenia sus ideas y un programa bien definido con tres aristas principales:

i)descentralización administrativa para las posesiones que aún le quedaban a España o sea Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

ii)Reconocimiento de la independencia de las otras repúblicas sud y centroamericanas y concertación de tratados de libre comercio con ellas. En otras palabras la creación de un "Commonwealth" estilo británico antes de que este existiera, en lo cual se mostró como un visionario con gran capacidad de estadista.

iii) Abolición de la esclavitud, servidumbre injusta que repugnaba a sus sentimientos de hombre recto y cristiano.

Sin embargo algo presagiaba nuestro héroe. Sabía de sobra que existía mucha oposición a la libertad y a las ideas nobles. Por eso tal vez nos dice en su despedida del 18 de Abril que no teme al futuro: "nada importa, un hijo de la libertad, un alma americana, desconoce el miedo."

El 28 de Abril a bordo de la "Purísima Concepción" deja a Cuba para cumplir con un deber que le ocasionaría el dolor de no volver a ver su Patria tan querida. El 6 de Junio la nave toca puerto en Cádiz. Varela, se traslada a Madrid para enterarse que los opositores de sus ideas habían protestado de la elección y conseguido su recusación.

Pero no todo son malas noticias. Sus clases de Constitución bajo la dirección de uno de sus más aventajados alumnos, José Antonio Saco van viento en popa. Saco cuenta con 296 alumnos entre los que figuran muchos militares. El manifiesto publicado por sus alumnos arenga a la clase de oficiales a participar en las clases en estos términos: " la ignorancia es el agente de la tiranía...y el soldado estúpido el opresor de la Patria y una máquina que sólo se mueve por la voz de su artífice." Habían aprendido bien de Varela que la libertad es una entidad orgánica en que todos deben participar para crearla.

Se imponen nuevas elecciones y esto retrasaría la presentación a Cortes de los proyectos de Varela, pues no cuenta con credenciales para asumir su representación. Pero mientras se celebran nuevas elecciones, no pierde el tiempo. Se dedica a uno de sus más caros proyectos, la reforma de la enseñanza. Logra que se cuestione la forma de operar de la Universidad, que se inquiera sobre el programa docente, que se estimule el estudio de las ciencias.

Como era de preverse, Varela es reelecto en las segundas elecciones y con él otros tres diputados cubanos de ideas afines. Junto con los diputados de Puerto Rico y Filipinas (8 en total) organiza un bloque para presentar las ideas que comparten sobre el gobierno de las provincias de ultramar.

Su vocación por el Estado de Derecho se palpa nuevamente. Nos recuerda que las distancias del gobernante al gobernado (con un mar o varios de por medio) "humedecen las leyes y a ellas se sustituye la voluntad del hombre cuanto más temible cuanto más se complace en los primeros ensayos de su poder arbitrario, o en su antigua y consolidada impunidad." Era el relato de la lucha diaria de los colonos contra los funcionarios que actuaban a su capricho y no rendían cuentas de su gestión.

Finalmente arriban sus credenciales y Varela puede desempeñar su cometido.

Presenta su proyecto sobre la abolición de la esclavitud que sin duda era el más generoso que se hubiera concebido hasta entonces sobre esa materia. Declara libres a todos quienes hayan servido quince años y libres a todos los nacidos desde la promulgación de la ley. A los que quisieren comprar su libertad les permite hacerlo deduciendo los años que hubieran servido.

Y es que existía en las colonias españolas la institución de la "coartación" mediante la cual el esclavo podía solicitar a su amo que le pusiera precio y concediese licencia para ganarlo con su trabajo, pagando intereses. Inclusive, el esclavo tenía derecho a arguir sobre el precio ante un árbitro si no concordaba con éste. El proyecto de Varela intenta ajustar esta institución con las nuevas disposiciones. Esta institución muy usada en Cuba era progresista para su época pues permitía una salida negociada de la esclavitud y fue la fuente de la cual surgieron miles de artesanos de color, al extremo de que llegaron a controlar muchos gremios.

Con su típica ausencia de prejuicios raciales el Padre Varela alaba el ingenio de estos artesanos que supieron labrarse una posición por sus propias luces, que sabían leer escribir y tenían asimismo otros conocimientos. Eran nativos de la Isla y por lo tanto "españoles" a los cuales debían concederse todos los derechos ciudadanos incluido el de la representación.

Realmente no se puede pedir más considerando que esto lo postulaba en una época en que el derecho al voto estaba muy restringido y excluía con frecuencia los que no tenían bienes amén de excluir a las mujeres. Pedir el voto para los libertos era revolucionario pero a Varela se le antojaba que sólo era justo, y un anticipo del sufragio universal para todos los cubanos.

De igual amplitud de criterio es su "Proyecto de Instrucción para el Gobierno económico político de las provincias de Ultramar.". El proyecto sólo incluía un régimen de gobierno especial para Cuba, Filipinas y Puerto Rico, y concedía a esas posesiones un amplio grado de autonomía a través de su cuerpo electo, la Diputación Provincial a la cual se le concedía hasta la facultad de suspender las leyes emanadas de la Península si existiesen causas graves que lo justificasen.

El proyecto estaba imbuido de las ideas progresistas de Varela. ¿Cuáles eran esas ideas?

Varela pensaba con vistas al futuro. Como apuntábamos anteriormente Varela concebía una especie de "Commonwealth" o unión no política de los Estados Americanos cimentada por tratados comerciales con la metrópoli. A 170 años de la creación de cosas similares en América cuyo comienzo ha sido el Mercosur en Sur América, el pacto Andino en la región de ese nombre y Nafta en Norteamérica; Varela sin duda se nos revela no sólo como un pensador de altura sino como un espíritu eminentemente práctico. Obviamente esto no podía lograrse en un estado de guerra y por ello abogaba nuestro biografiado por el reconocimiento de la independencia de las repúblicas de América instando a España a abstenerse de reconquistas imposibles.

Sus dotes de experimentador e inventor se reflejan claramente en estas ideas que de haberse puesto en práctica por una España más progresista y abierta hubieran redundado en gran progreso para la región y obviado muchos males ocasionados por el sentimiento de desvinculación del conjunto hispanoamericano, problema que aún hoy en día no se ha resuelto.

Las Cortes acogieron estos proyectos y el de organización política llegó a votarse artículo por artículo, pero he aquí que las cosas se complican. La Santa Alianza, ansiosa de restaurar el viejo orden político en Europa se pronuncia en el sentido de que Fernando VII sólo había aceptado de nuevo la Constitución como consecuencia de un golpe militar. "Se impone restablecer el principio de autoridad." España es invadida de nuevo por un ejército francés. los llamados cien mil hijos de San Luis, que esta vez no se enfrentarán a mucha resistencia pues los monárquicos españoles los apoyan.

Presionada por el ejército invasor las Cortes dejan Madrid, y por fin se asientan en Cádiz llevándose al Rey con ellas que las acompaña de mala gana. De hecho, hubo que votar la incapacidad de Fernando y nombrar una regencia temporal para el sólo efecto del traslado a Cádiz; una vez hecho lo cual se volvió a reponer al rey. Fué un artificio jurídico para producir el traslado ya que Fernando no quería moverse de lugar.. Esta votación se hizo por abrumadora mayoría de la cual formó parte Varela. La suerte está echada. Será cuestión de meses hasta que la invasión triunfe y Fernando vuelva a ser repuesto en su posición de monarca absoluto que regresa con deseos de ajustar cuentas con los que votaron su incapacidad. Una buena cantidad de diputados presagia lo que se avecina y desaparece antes de la derrota. No así Varela, hombre de honor que considera un deber cumplir el encargo de sus representados y continúa hasta el último momento.


Varela exiliado

El desenlace no se hizo esperar. El día 3 de Octubre de 1823, el Rey que no quería otra cosa sino el poder absoluto da orden de entregar la plaza y empieza el éxodo. Varela junto con otros diputados, se refugia en Gibraltar. Allí toma pasaje en el buque Draper C. Thorndike que se dirigía a Estados Unidos. El 15 de Diciembre de 1823 arriba a New York desde donde Varela va a desarrollar una labor extraordinaria. Cuentan que el padre resbaló en la nieve y cayó, validando así la leyenda Neoyorkina de que el que resbalase al aventurarse en su primera nevada no abandonaría Norteamérica.

Varela no pasó desapercibido. Lo más florido de los liberales españoles que moraban en esa ciudad quisieron agasajarlo. Nada aceptó. Dentro de sus desengaños, se sentía bien en el país que llamó " tierra clásica de la libertad." Allí encontró a muchos de sus discípulos que también andaban a las greñas con el absolutismo. Se produjeron cambios de impresiones. Varela relató sus desengaños de parlamentario "liberal".

Resultaba que en lo respectivo a las colonias sus compañeros liberales eran más absolutistas que Fernando VII. Para ellos los españoles de América disfrutaban de la más saneada parte de la herencia supuestamente dejada por la madre patria y su deber era contribuir económicamente y no pedir demasiadas cosas.

Era una mentalidad reacia a oír razones puesto que se escudaba en ideas seudo románticas que no tenían nada que ver con la realidad. La riqueza actual de América en frutos y manufacturas era producto del trabajo de los hispanoamericanos, pero vaya usted a explicarle esto a un enjambre de políticos hambrientos y con recaudaciones mermadas.

Es aquí y como fruto de su amarga experiencia con lo más "liberal" de España que Varela decide apoyar la independencia como única salida. Nótese que en el pensamiento de nuestro biografiado, no evoluciona de detentar el poder en representación de Fernando VII para después tomarlo en nombre propio como en parte sucedió con las juntas en Sudamérica sino que se parte de un análisis y un conocimiento a fondo de los problemas de la metrópoli.

Varela se da cuenta de que su proyecto de autonomía y/o Commonwealth no puede prosperar en la España decadente de principios del siglo XIX. Sus sensibilidades de hombre culto y bien intencionado chocan con la gazmoñería intelectual y el doblez de sus compañeros de legislatura.

Considera el supuesto amor maternal de la Península respecto las colonias como una "farándula"; ve al gobierno español como una entidad "sólo fuerte para la opresión" que miraba a sus colonias "sólo como una hacienda donde trabajan sus esclavos para proporcionar los medios de sostener a sus hijos que son los peninsulares"

Fué así como se gesta la idea de crear un periódico "El Habanero" que junto a temas de divulgación científica publicaba artículos que eran esencialmente políticos y revolucionarios. El periódico tuvo una vida breve pues sólo se publicó en 1824 y 1825 y constó de 7 números, aunque justo es decir que eran más bien cuadernos pues constaban de 25 o 30 páginas en 12o. Constituyó un esfuerzo de transición entre la llegada de Varela a los Estados Unidos y su ubicación como sacerdote adscrito a una diócesis. Pero fué una transición que marcó su pensamiento y su vida, haciéndolo "persona non grata" a la monarquía aún más si cabe, pues no sólo se manifiesta contra el sistema absolutista sino que ya rompe de lleno y aboga por la independencia, pasando a ser un propagandista peligroso.

El Habanero expresa tajantemente el pensamiento político e independentista de Varela. Las dos citas textuales que siguen nos dan la tónica del periódico.

"Todo pacto social, no es más que la renuncia de una parte de la libertad individual para sacar mayores ventajas de la protección del cuerpo social y el gobierno es un medio para conseguirlas. Ningún gobierno tiene derechos. Los tiene sí el pueblo para variarlo cuando el se convierta en un medio de ruina en vez de serlo de prosperidad."

Y, se pregunta Varela:

" ¿Bajo qué pretexto podía exigírsele a los cubanos el sacrificio de seguir siendo fieles a un gobierno sin recursos y embestido por mil y mil necesidades que delira, se aturde y casi se derroca a sí mismo? "

Con pinceladas emotivas nos describe sus experiencias con la clase política del montón a quienes llama "lagartos." A medida que la situación de los constitucionalistas se hacía más desesperada en Cádiz, Varela nos describe las mudanzas de opinión. " Era una diversión y una rabia ver a algunos de esos lagartos......hombres que antes eran exaltados furiosos iban apareciendo más que moderados, al día siguiente un si es no es serviles, hasta que en los últimos momentos ya eran como los lacayos de Palacio."

Eran los hombres que con frases bien traídas retrata Varela, aquéllos que decían: "es claro que el sistema constitucional, por bueno que sea nos ha perdido, ¿cuándo se capitula con los franceses? ¿cuándo se acaba esto?

Varela repugnaba de estas actitudes. Para nuestro honrado presbítero, "nada hay más respetable que la firmeza del carácter en los hombres y la ingenuidad." Firmeza e ingenuidad. Se trata de ser recios pero buenos. Ingenuo es lo opuesto del astuto enredador, es la inocencia viril del hombre sano y sin doblez. Porque a Varela de ingenuo (en el sentido de persona que no entendía su entorno) ciertamente no podría acusársele. Entendía y de sobra las consecuencias de lo que hacía. "Preveo todo lo que maquinará contra mí el espíritu de adulación que es bajo y cruel mientras está en pié su ídolo e ingrato y variable luego que perece." Espera que los aduladores del poder lo ataquen, sabe que su posición de ex-diputado y sacerdote lo expone a calumnias y en su modestia piensa que tal vez no sea él la persona más adecuada para protestar del estado de cosas. Todo lo dice con su natural franqueza desde las páginas del "Habanero."

"Mas ya que todo el mundo calla, yo no sé callar cuando mi patria peligra y habiéndola sacrificado todos los objetos de mi aprecio, yo no la negaré este último sacrificio; su imagen jamás se separa de mi vista, su bien es el norte de mis operaciones , yo la consagraré hasta el último suspiro de mi vida."
"Lo que más debe desearse en la Isla de Cuba, es que los hombres de provecho,... los verdaderos patriotas se persuadan de que ahora más que nunca están en la estrecha obligación de ser útiles a su patria...que tomen parte en todos los negocios públicos con el desinterés de un hombre honrado, pero con la energía y firmeza de un patriota.
No abandonen el campo para que se señoreen de él cuatro especuladores y alguna chusma de hombres degradados, que sin duda se animarán a tomar la dirección del pueblo si encuentran una garantía de su audacia en la inoportuna moderación de los hombres de bien."

Palabras que tienen aplicación a todos los tiempos y circunstancias pero que no eran la única preocupación de Varela. Junto a estas reflexiones patrióticas el profesor y experimentador seguía ocupado. Es así como publica artículos sobre la temperatura del agua de mar a considerables profundidades, sobre el magnetismo, sobre la propagación del sonido, incluyendo tablas ajustadas a las diversas condiciones atmosféricas etc. Es decir "El Habanero" podía leerse con agrado y curiosidad científica al mismo tiempo que con ilusión patriótica. No se trataba pues de un periódico dedicado a un sólo tema, y constituye en cierta forma una rareza entre publicaciones que tocan temas políticos.


Varela Pastor de Almas.

Durante esta época de publicación del Habanero, 1824-1825, Varela gestionaba credenciales de su Obispo, que le permitieran incorporarse al clero de New York. El proceso fué lento pues era necesario tener todo en regla y vencer las naturales desconfianzas hacia un recién llegado, proveniente de otra cultura y con un historial que era pintado por sus enemigos con los tonos más sombríos.

Por fin arriban las credenciales, se aceptan y se le indica que debe incorporarse de inmediato a la parroquia de Saint Peter en New York. Varela se sentía feliz de haber comenzado de nuevo su ministerio sacerdotal. El párroco era el Padre John Power y su asistente el Padre Thomas Levins, ambos, irlandeses de buena cepa. Powers, también había conspirado por la independencia de su patria irlandesa y hablaba varias lenguas entre ellas el español. Hicieron buenas migas, a pesar de que discrepaban en la forma de gobernar la Iglesia y en el como debían ser escogidos los párrocos.

Mientras tanto Varela y otros exiliados cubanos bregaban con el estudio del inglés. Para mejorar la dicción contrataron a un niño judío a fin de que les leyese en inglés. Llegó el Sábado y el niño acudió tarde a las clases. Explicó que como judío ortodoxo tenía que observar el descanso sabático hasta que se cumpliese el tiempo prescrito. Nadie objetó, antes bien felicitaron a su joven profesor de dicción. Desde aquél día las clases se acomodaron al horario del lector religioso y sincero.

Varela domina pronto el inglés y se hace de amigos. Concibe de inmediato publicar un periódico en inglés y español intitulado "El amigo de la Juventud" o en inglés Youth's Friend. Es por entonces que los planes de asesinato del Padre Varela, fraguados por Gobernador español de La Habana Dionisio Vives se concretan. Se escoge al "Tuerto Morejón" de entre los más reputados matones de Vives. Hasta el precio se sabe. Se habían recolectado treinta mil duros entre los absolutistas para cubrir gastos y "honorarios" a fin de despachar al otro mundo al curita insolente y alborotador que no mostraba suficiente respeto por Su Señoría el muy insigne Capitán General de la Siempre Fiel Isla de Cuba; pomposo nombre con el que se regodeaban los integristas en sus tertulias habaneras.

Los amigos de Varela se asustaron. Le pidieron que abandonase la ciudad y se ocultase. Nada más contrario a su carácter. Un buen sacerdote no teme a la muerte. Varela se negó rotundamente.

La protección policíaca en aquéllos tiempos no era gran cosa. Sus amigos recurrieron a otro recurso: los irlandeses. Eran católicos, abundaban en New York y estaban avezados a las luchas y las conspiraciones contra las tiranías. Se le organizó una "guardia de corps" al buen Padre. El " tuerto" llegó a New York con su faz cetrina y mala catadura. No era difícil de identificar. Se dió cuenta que el negocio no era ni fácil ni bueno y se largó con viento fresco.

Varela no responde con el odio. Ni señala al asesino alquilado por su nombre ni truena contra el Capitán General o contra los "donantes" a la siniestra caja creada expresamente para remunerar la alevosía asesina. Desde "El Habanero" les llama simplemente cobardes porque "creen salvar la Patria persiguiendo a todo el que menos cobarde que ellos se atreve a dar un paso para libertarla del peligro y opresión que la amenazan".

Además se burla, porque Varela tiene sentido del humor. Así es que escribe: ¡Qué sustazo , si alguno tiene "El Habanero" a quemarlo porque si no fusilan..... aunque si a alguno tienen ganas de fusilar es a mí, más por ahora no hay caso"

Mientras todo esto acontece el Padre Powers, da a la luz un periódico católico denominado "The Truth Teller" donde anuncia una publicación que iría autorada por "Don F. Varela un caballero muy conocido en el mundo literario y autor de un invaluable tratado de Filosofía." Varela no ceja en su actividad y mientras tanto sus enemigos se extreman.

En España, la Audiencia de Sevilla dicta Sentencia el 11 de Mayo de 1825, condenándolo en rebeldía a muerte y confiscación de bienes en unión con otros 65 diputados, castigando así la declaración de incapacidad del monarca. Por Real orden de 27 de Junio de ese mismo año se prohibe la circulación de "El Habanero" en todos los dominios españoles.

¿Se desalienta el Padre ante tanto odio y tanto obstáculo?

Nada importa. El genio de Varela siempre busca otros cauces para hacer el bien. El mes de Octubre de 1826, publica la traducción anotada del "Manual de Práctica Parlamentaria" de Thomas Jefferson a quien llama el benemérito Jefferson; y no contento con esto traduce a su vez el libro de química de Davy bajo el título de "Elementos de Química Aplicada a la Agricultura en un Curso de Lecciones en el Instituto de Agricultura" Es que quería que las generaciones futuras contasen con obras buenas. Su instinto de profesor nunca desaparece.

Por entonces se designa un nuevo obispo. El Padre Powers primer párroco a cuyas órdenes trabajó Varela aspiraba a la mitra episcopal de New York y muchos estiman que sería el próximo obispo, pero no sucede así. Un sacerdote de origen francés y de infatigable actividad --el Padre Dubois-- es el escogido por Roma. Su elección no es bien vista por los irlandeses que querían a uno de los suyos.

Para Varela el tema es de sí indiferente pues no está interesado en esas cuestiones. Sin embargo con el correr de los años llegará a ser el más cercano colaborador del nuevo obispo Dubois identificándose plenamente con sus objetivos de educar y proporcionar trabajo a los inmigrantes y en particular a los irlandeses que contituían la colonia más numerosa.

Pero Varela soñaba con tener una Iglesia propia. En el verano de 1827 se le presenta la oportunidad. Los fideicomisarios de una Iglesia protestante deciden venderla. Apoyado por su amigo el banquero John Lasala, Varela acude a comprarla. Se les informa que han llegado tarde pues un circo ecuestre ha formulado una oferta por 38 mil dólares, el doble de lo que valía la propiedad. Varela no tenía ni la mitad --19 mil dólares-- de lo que se había ofrecido pero los honestos protestantes que vendían la Iglesia tenían un escrúpulo. No les gustaba que su otrora templo se dedicase a un espectáculo circense. Mantuvieron las conversaciones con Varela y acabaron cerrando trato, por 19 mil dólares con el apoyo financiero de Lasala.

Varela de acuerdo con los cánones de la Iglesia coloca la propiedad a nombre del obispo y la denomina "Christ's Church" en honor del acuerdo entre ambas confesiones. Fué inaugurada el 15 de Julio de 1827 y dedicada por el obispo Dubois. Varela estaba feliz. En cuatro cortos años era párroco y fundador de Iglesia. A los pocos meses de fundada la Iglesia estaba abarrotada por un cúmulo de feligreses, inmigrantes casi todos ellos. Varela era querido por todos. Lejos de ser un hombre vano y presumido de su vasta cultura era el amigo solícito y defensor de cualquier inmigrante humilde que tocaba a su puerta. Pronto concibe el proyecto de crear unas escuela de niños y otra de niñas, así como una creche o guardería infantil. En 1828 inaugura ambas.

Publica por esas fechas la tercera edición de la "Miscelánea Filosófica" y aprovechando ---como el dice sus ocios--- da a la luz la tercera edición de sus Lecciones de Filosofía que continuaban utilizándose en Cuba (irónicamente, el autor estaba condenado a muerte) así como en muchas naciones del continente donde se habían convertido en texto de estudio. Incansable, concibe un nuevo periódico científico literario. "El Mensajero" que es editado en New York y obtiene un gran número de suscripciones.

¿ De dónde saca Varela el tiempo para aprender un idioma lo suficientemente bien para traducirlo, publicar periódicos, obras de filosofía, recaudar fondos, fundar iglesias y escuelas y aún así ser el cura párroco querido por todos?

Sin duda Varela era un hombre muy inteligente y activo pero tenía asimismo una presencia tan agradable y emanaba de él tal bondad y dulzura, aunada a erudición que ganaba corazones. Esta virtud le facilita su obra más que ninguna otra.

Se cuentan multitud de anécdotas del Padre. Un hombre ocupado como él bien podía hacer uso de un reloj, pero con frecuencia le faltaba. ¿ Qué ocurría? Pues que sus amigos desesperaban de hacerle que guardase alguno. Tan pronto le regalaban uno nuevo, aparecía en la casa de empeño pues el Padre tenía muchos pobres que socorrer. Igual pasaba con su abrigo que regalaba a cualquier necesitado en el crudo invierno de New York.

Un día la buena ama de casa irlandesa que cuidaba la parroquia y a Varela como a un hijo dado a extremos generosos, lo descubre inclinado sobre una ventana, con un bulto en la mano . Era su frazada y un colchón que le alcanzaba a un necesitado. Ya había hecho lo mismo con los cubiertos. ¡Qué voy a hacer con este Dr. Varela! Lo regaña pero es inútil. El ama era en parte responsable. Los pobres y Varela sabían que tocar a la puerta no era conveniente pues el ama recelando que Varela la dejaría sin siquiera una silla donde sentarse; estaba prevenida como un cancerbero celoso y espantaba a los pedigueños.

Se ganó también la estimación de su obispo. En 1829 Dubois tuvo que partir a Europa y deja a Varela como Vicario o sea representante general del obispo. Este cargo al que nunca aspiró lo ratificó aún más en el afecto general debido al tacto con que lo supo desempeñar.

Varela llevaba unos escasos siete años en Estados Unidos y ya era tan popular que se lo instaba a hacerse ciudadano. Pero sabía, que no podía regresar a Cuba y respondía " yo soy en el afecto un natural de este país aunque no soy ciudadano, ni lo seré jamás por haber formado una firme resolución de no serlo de país alguno de la tierra, desde que las circunstancias me separaron de mi patria. No pienso volver a ella pero creo deberla un tributo de cariño y respeto, no uniéndome a otra alguna"

Para muchos esta actitud era lamentable. Pensaban que se malograba un futuro obispo, dignidad a la que ciertamente no aspiraba, aunque el Embajador español en Estados Unidos no lo viese así. En un documento enviado a Madrid el diplomático escribía: «el eclesiástico emigrado Varela está intrigando para.......obtener de Su Santidad que le nombre obispo de Nueva York» en caso de que Dubois consiguiese ser trasladado a una sede en Francia.

Madrid no fué perezosa en transferir sus inquietudes al Vaticano calificando a Varela de "haber sido uno de los principales autores de los desórdenes efectuados en España en tiempos de la Constitución en que fué diputado a Cortes y se hizo señalar por su odio a las antiguas instituciones..... demostrando falsamente un gran celo religioso, procura ganarse la benevolencia de los católicos de los EEUU con el objeto de ser recomendado por ellos al Santo Padre para la silla episcopal de Nueva York si llegase a vacar."

La intriga era grosera y tonta. Varela olvidó el cargo tan pronto regresó Dubois pues para el buen Padre era carga y no premio y se dedicó a defender a la Iglesia que en aquél momento sufría violentos ataques por parte de ciertos grupos protestantes que con un nacionalismo exaltado acusaban a los católicos de ser leales en lo político primero al Papa y después a su Patria.

Con su habitual ingenio Varela fué al grano e ideó un eficaz medio de refutar las críticas injustas. En vez de ensarzarse en polémicas basadas en largos artículos que sólo estaban al alcance de los doctos imprimió lo que llamó "El Protestante Resumido y Anotado" donde usando un formato similar tomaba los artículos publicados en el periódico de los presbiterianos de New York y los refutaba punto por punto, en un artículo contiguo. De esta forma lograba una lectura doble, incluyendo la de sus opositores. al tiempo que denunciaba que era solamente esa secta la que en aquél entonces atacaba virulentamente a los católicos y no la mayoría de las otras que consideraban esos ataques como infamantes e impolíticos.

Participó además en una serie de debates efectuados en salones públicos en New York donde los asistentes de las diferentes confesiones pagaban su entrada e iban a oír a sus respectivos oradores. El producto se repartía por igual para las obras benéficas que mantenían las diversas Iglesias. Es un bello ejemplo de convivencia que merecería ser imitado hoy en día.

La teología y los debates no son su preocupación principal. El párroco ejemplar sigue su labor. En 1830 Varela abría su quinta escuela en el número 29 de la calle St. Ann en New York y promovía el traslado de Hermanas de la Caridad a fin de ponerlas a cargo de un asilo para hijos de viudas y viudos que no podían ocuparse de la crianza de sus hijos y trabajar.

Habíamos dicho que Varela nunca dejó sus aficiones científicas. Efectivamente, en 1831 el periódico católico de New York, "The Teller" anuncia con satisfacción lo que llama un gran producto. Se trataba de una rueda "que facilita el movimiento y preserva el pavimento y para lo cual ha obtenido patente el Reverendo Félix Varela vecino de esta ciudad y quien es sobradamente conocido como admirador de la ciencia y uno de sus celosos cultivadores." Al parecer, la descripción anuncia un precursor del sistema "caterpillar" o gusano pues las ruedas constaban de distintas secciones que iban unidas por unas bisagras en forma de cadena.

Pero no todo son plácemes. La vetusta Christ Church se incendia y queda totalmente destruida. Varela recibe emocionado la ayuda de sus feligreses más pobres que guardaban pedazos de sus sotanas y lo tenían por Santo. Son 5000 dólares, muy poco para comprar ni siquiera un terreno en una ciudad donde todo había subido tremendamente desde la adquisición de Christ Church. Pero de nuevo, hay otra iglesia protestante en venta. Juan Delmónico fundador del restaurant del mismo nombre que hoy perdura en el downtown de New York adelanta la suma necesaria: 51mil dólares. Se crea así la Iglesia de la Transfiguración. Era el año de 1836.

Por cierto, la Iglesia de la Transfiguración aún perdura, pero hoy está rodeada del barrio chino y se dedica a lo mismo: ayuda espiritual al inmigrante. Tuvimos ocasión de asistir a un acto en dicha Iglesia el año pasado, con ocasión de la emisión de un sello postal de Estados Unidos que conmemora la obra de Varela. Fué emocionante ser recibidos por los alumnos asiáticos tan bien enterados de su obra y ver como sus familias se esforzaban por adquirir los paquetes de sellos conmemorativos. Se prueba una vez más, la universalidad de la Iglesia.


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