¿De Nuevo Cuba Entre Oriente y Occidente?

Cuidado con un Nuevo Embarque

por Alberto Luzárraga


Desde que desapareció la Unión Soviética, Castro se ha quedado sin un hermano mayor fuerte y guapetón que pudiera desafiar al ‘imperio’ mientras Castro se escudaba tras él. Chávez asumió el papel de pagador mayor pero ello no ofrece garantías de continuidad para la alta nomenclatura.

Al fin y al cabo el petróleo es un recurso agotable y Chávez debido a su irresponsabilidad e incompetencia va en camino de agotarlo por falta de inversión. Según los entendidos, la producción de Venezuela desciende a un ritmo del 25% anual. Quiere decir que el “Paganini” venezolano no tiene futuro económico a largo plazo y eso lo saben de sobra en Cuba. Una vez que se acabe la chequera de Chávez bien por agotamiento o aburrimiento hay que inventar otra cosa. Y en eso de inventar, los cubanos somos bastante buenos.

El invento obvio es arreglar con el Tío Samuel que anda bastante enredado en estos días. Pero un arreglo en condiciones misérrimas no beneficia a la cúpula porque tendría que doblar las manitas sumisamente. Prometer ser buenos muchachos y no permitir la emigración masiva, no va a ser bastante, porque el mejor antídoto es la inversión masiva por los Estados Unidos y ya hay muchos que se preparan. Masiva significa que perderían el control económico de la población y con ello el control político.

En esa situación podrían lucrar e intentar asociarse con los inversores pero sería difícil para la cúpula. Demasiado obvio y complicado pues cargan un equipaje tanto político como de toda clase de abusos, que los hace muy vulnerables a pleitos y acusaciones al por mayor. Los inversionistas extranjeros no son santos pero no les gustaría sentarse a la mesa con un problema ambulante. Quieren lucrar y no tener que defender a socios complicados. Esto sería bien relevante en cuanto a inversionistas americanos.

Hay pues, que enredar el negocio para tener más capacidad de maniobra. Y es aquí donde entra el asunto Irán. No es un hermano del porte de la Unión Soviética pero representa una tendencia con muchos seguidores. Apoyar a Ahmadinejad no es un acto emprendido tan sólo para molestar a Estados Unidos. No, hay más profundidad. Empieza Castro por preparar el camino personalmente y envía entonces a Chávez, su inapreciable idiota útil, a abrazarse con el iraní. Se adelanta así un peón en el tablero de ajedrez

Esta jugada interesa bastante más a Estados Unidos: Un proveedor importante de petróleo coquetea con un aspirante a potencia atómica y encima se arma comprándole a Rusia que aún tiene sus resabios antiamericanos.

Con todo esto se puede armar un paquete atractivo post Castro: Moderaremos a Chávez, abriremos a la inversión en forma controlada, quiere decir, sin apuros ni inversiones masivas que nos cuesten el poder. Y si quieren concesiones para perforar en busca de petróleo, como no, esa también va incluida. Y si Chávez se queda sin plata, bueno entonces paguen ustedes pues tendremos muchos problemas que resolver.

En resumen se trata de vender una ‘neutralidad’ favorable a Estados Unidos pues ya se sabe que todas las neutralidades son a favor de alguien.

No pienso que la administración actual comulgue con un esquema de ese tenor, pero puede ser vendible a un congreso diferente y tal vez a otra administración deseosa de mantener el patio tranquilo mientras se enfrenta a los problemas en Corea y el Medio Oriente. Muchos acontecimientos pueden hacer variar los factores y tal vez nada ocurra. El coqueteo Castro/Irán tal vez podrá existir hoy por hoy para satisfacer la vanidad y megalomanía de un Castro anciano, pero además es utilizable para un continuismo arreglista y una negociación con una administración débil y entretenida en otra cosa.

Por eso decimos: ¡Cuidado con un Nuevo Embarque!



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