ONG española es pro-gubernamental en Cuba.


"La fuerza tiene siempre sus cortesanos, aun entre los hombres de ideas. Hay hombres dispuestos naturalmente a ser ovejas, aunque se crean libérrimas águilas."

José Martí

Como si se tratara de un rayo de esperanzas había leído en CUBAECOS que el presidente de una Organización No Gubernamental llamada Fermín Cervera había visitado a los ecologistas de Camagüey. Por un instante me dije: ahora sí que podremos empezar a conocer y actualizarnos poco a poco sobre el caos ecológico del castrismo en esta época de turismo, corrupción y oportunismo generalizado. Pero me equivoqué, como otras tantas veces, sin resignarme a aceptar que incluso algunos hombres de ciencia en España le den la espalda a nuestra naturaleza para hacerse cómplices de la dictadura y el desafuero turístico-sexual de Fidel Castro.

Pero dejemos eso a un lado y hagamos un poco de historia para saber quién fue Fermín Zanón Cervera, y porqué hay en España una "Organización No Gubernamental" que lleva ese nombre. Según Rafael Sánchez Pérez, Ingeniero agrícola de la Junta de Andalucía (y presidente de la ONG en cuestión) Fermín fue un naturalista nato, un estudioso de los artrópodos, insectos, especialmente del Orden Neurópteros y las familias Crisópidos y Mirmeleónidos (hormigas león o mirmeleóntidos), y de las cuales existen varias especies dedicadas a él. ¿Estudioso entonces, o simplemente un colector?

Según los cubanos vinculados a la ciencia, el valenciano Cervera fue un soldado español que, después de hacer la guerra a los cubanos con el fin de negarles su añorada independencia, se dedicó a cortar bosques para hacer carbón escondido de una posible revancha en un rincón de Cuba. Sin embargo, como el carbón nunca fue muy bien pagado, se sabe que Fermín sirvió como guía de campo y asalariado colector a varios científicos norteamericanos que por los años 20 investigaban en la Ciénaga de Zapata. Entre ellos, Thomas Barbour destacó como el mejor amigo del bolsillo de Fermín y esto, gracias a los constantes envíos de todo tipo de objeto natural que este le hacía desde Santo Tomás a los Estados Unidos.

La tercera opinión tiene parte de leyenda y toma su versión de los vecinos del lugar. Ellos me contaban en 1980, que Cervera "imitaba a casi todas las aves a la perfección y que por eso, le fue posible notar que había tres pájaros distintos y a los cuales nadie, ni siquiera él, le conocía el canto". Sin embargo, según me aseguraron también los más viejos en Santo Tomás y Maneadero, Fermín fue un "desenfrenado cazador que hacia dinero con pajarracos a los que nadie prestaba atención excepto sus patrones norteamericanos." Así, cazadas todas a unos pocos metros de su casa, y no como producto de una expedición llevada a cabo como estudioso de nuestra fauna, Cervera pasó a la posteridad al colectar, en las márgenes de la Zanja de la Cocodrila, las tres aves que por entonces aun no eran conocidas por la ciencia.

Es así, por amor a lo nacionalista (según lo veo yo), que surge en España una organización que lleva su nombre, pero no para dar mérito a quien lo merece, sino porque como todos sabemos, los españoles son verdaderos adictos a la hazañas, a las leyendas, pero sobretodo, a la fantasía. Y es también así que esta "Organización No Gubernamental" llega a Cuba, no para investigar y proteger a las tres especies descubiertas gracias a la puntería del Don Juan Cervera, sino para promocionar el turismo ibérico hacia sus amenazados predios y dar más dinero a las instituciones del gobierno que constantemente los destruye.

La Fermina (Ferminia cerverai Barbour, 1926) es quizás hoy, producto de las constantes visitas de los turistas, el ave más rara de Cuba. Considerada por un señor llamado Orlando O. Garrido como un ave extinta por causa de las colectas excesivas (las que él mismo llevó a cabo durante los años 60 y 70 para satisfacer los pedidos de coleccionistas norteamericanos), fue nuevamente relocalizada en 1980. Como si hubiera sido ayer, recuerdo las burlas de Orlando Garrido cuando se le dijo haber encontrado el último reducto de esta especie en Santo Tomás. Tuve en aquel entonces dos satisfacciones. La primera, la de haber sido el duodécimo en ver en vida a esta bellísima ave, y la segunda, la de saber frustrado el objetivo de ese viejo colector que, disfrazado de ornitólogo, estuvo aniquilando cuanta fauna se le puso a tiro y sin cesar. Diez años después, fui también testigo impotente de la quema intencional de los hábitats donde esa especie se encontraba.

El Cabrerito de la Ciénaga (Torreornis inexpectata Barbour y Peters 1927) siguió los pasos de su vecina en aquel ecosistema. Sin embargo, esta vez fue Hirám González el que la aniquiló y yo, el auxiliar encargado de contabilizar las semillas contenidas en los estómagos de todos los individuos colectados sin metodología ni piedad. Para entonces, ya se organizaban en la Ciénaga incursiones a gran escala para que los turistas pudieran ver los últimos individuos de una hermosa fauna a la que la revolución no había tan siquiera intentado proteger. Los intrincados caminos en los que tardábamos una hora en llegar a Santo Tomás fueron desmontados y ya no hacia falta el jeep, sino los ómnibus con aire acondicionado sin temor alguno a los mosquitos. El Cabrerito de la Ciénaga se ofertó en sacrificio como ofrenda comunista en honor al dólar. Toda una muestra de indolencia revolucionaria en su aspecto más normal: el obtuso y el eternamente primitivo.

La Gallinuela de Santo Tomás, (Cyanolimnas cerverai, Barbour y Peters 1927) es al parecer un ave definitivamente extinta. Los últimos cantos escuchados por mí tuvieron lugar en 1989, pero desde hace varias décadas nadie la ha podido observar. El hecho de habitar en la misma área y de constituir una población relicto al igual que la Fermina la condenan en la Cuba castrista al peor de los destinos. Desde que Raúl Castro declaró iniciado el Plan Turquino, y desde que las hordas del Ejercito Juvenil de Trabajo entraron en la Ciénaga de Zapata, la cacería de jicoteas (tortugas terrestres) mediante la quema de los pastizales se hizo una ley-necesidad dada la negativa del gobierno a suministrar a sus pobladores el alimento necesario. Junto a los plantones de la Hierba de Cortadera donde la Fermina hacía su nido, desaparecieron también los últimos refugios de la gallinuela de Cervera gracias al mismísimo "sistema piromaníaco australiano" previamente mencionado.

Como ya he dicho, la ONG Fermín Cervera parecía muy prometedora cuando en 1997 hizo contacto en Camagüey con Eudel Cepero, presidente de AAMEC. Pero la omisión de aquel contacto con "Cubaecos" levantó la suspicacia al no aparecer nunca mencionado en interbook.net. Por el contrario, Sánchez anunciaba (después de mi protesta esta ONG se ha retirado de internet) con gran satisfacción a la cadena turística Rumbos (la encargada de vender putas cubanas por catálogo) y además, hacía "links" con todas las instituciones destructoras del ecosistema en Cuba como para dejar aun más en dudas la independencia política de su organización.

Castrista por obligación (¿o por vocación?), la ONG Fermín Cervera no sólo negó espacio o acceso a la crítica ecológica emanada desde la isla, sino que la censuró para dar cobertura a muchos otros institutos que en Cuba nada tenían que ver con la naturaleza. La página interbook.net/personal/ferminia anunció lo peor de aquella "castradura que dura". Cubanacán (especializado en la caza y la pesca), Rumbos (especializado en la prostitución) y Horizontes (principal transformador de ecosistemas naturales en áreas turísticas), no han sido nunca organizaciones cubanas dedicadas a proteger el medio, sino los principales destructores de los mismos. Para Rafael Sánchez, el CITMA y el Instituto de Ecología y Sistemática son los dos puntos de referencia de la ciencia en Cuba y está bien que así sea, pero sólo para aquellos que de Cuba no saben absolutamente nada.

El principio democrático adoptado por España desde 1976 debiera dar derecho a todo lector a informarse lo más ampliamente posible. Esto, debiera incluir no sólo la literatura recomendada en la "ONG Fermín Cervera", sino toda aquella que por ser cubana, y por tratar de forma específica y especializada el tema de la conservación en Cuba ya ha sido publicada. Que el Sr. Sánchez sienta admiración por fotógrafos y oportunistas como Alfonso Silva Lee no debiera estimularlo a censurar otros textos mucho mejor documentados que el de "Cuba Artificial" (perdón, debí decir Natural). Lamentablemente no se trata de que la ONG española haya dejado en un segundo plano aquello que criticaba al régimen, sino que lo omitió todo y por completo. Fácil hubiese sido insertar en esa página otro link, e interesante pienso para los que no se conforman con el turismo antinatural, poder leer los informes ambientales de la AAMEC.

Entre los objetivos declarados de la "ONG Fermín Cervera" estaba el facilitar información, pero negarse a anunciar un libro como Natumaleza Cubana hace dudar, cuando menos, de tal declaración. "Pretendemos dar información completa... sobre la inmensa riqueza natural que alberga la isla." Y enseguida, y como era de esperarse a partir de lo ya dicho, "sobre la forma de cómo disfrutar de ella a través de viajes y publicaciones especializadas." ¿Cuáles? Insidioso o no, Rafael Sánchez dejó de ser un humilde "naturalista" como Fermín Cervera, para hacerse el guía de campo de aquellos que le pagaran más por conservar todavía menos. ¡Pobre Eudel Cepero!, que no se percató que el Ingeniero Sánchez y su ONG eran apenas un gancho ecologista para una agencia de viajes a Cuba.

Tan significativo como asombroso resulta el hecho de que la ONG Fermín Cervera no recomiende obras de mayor prestigio entre la literatura científica, o que las recomiende sólo eliminando de ellas el nombre de autores que al parecer no han sido bien mirados. Así, sugiere la lectura del libro de las "Las Mariposas de Cuba" de Salvador de la Torre, pero no menciona el moderno y excelente tratado de los lepidópteros cubanos escrito (y muy bien ilustrado) por Pastor Alayo (despreciado en Cuba sólo por ser católico) y por Luis Roberto Hernández (proscrito por el régimen desde que es un exiliado). Menciona "A Guide of the Birds of the West Indies", pero elimina a su segundo autor, el Dr. James Wiley, quien ha sido, sin ninguna discusión, el norteamericano que más ha hecho en Cuba por ayudar a los científicos y a nuestra maltratada naturaleza.

La mayoría de los autores omitidos por la Organización Pro-castrista Fermín Cervera son gente cuyos estudios conllevaban a la conservación de nuestro patrimonio natural. A ellos deben los cubanos la mejor literatura generada en cualquier rama de la zoología. No existe un sólo biólogo que en Cuba no haya contado con su apoyo, como no existe un científico que no los haya consultado, que no los respete por sus conocimientos y su profesionalidad. ¿Por qué entonces ignorarlos? Quizás sea porque su imparcialidad científica obligó a algunos a emigrar? Pero, o el olvido hace aguas en la memoria de ciertos españoles, o han recibido la orden de La Habana para que todos los nombres relacionados con la crítica al régimen queden fuera del papel. El desmedido interés de algunos por viajar y disfrutar de Cuba hace hoy despreciable hasta a la gente noble: arrogantes, necios y egoístas algunos muertos, van camino de convertir en vanidosos sin escrúpulos a sus vivos descendientes.


FIN


Carlos Wotzkow

Bienne, Octubre 1999

Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

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