Cuba: S.O.S. por su naturaleza*

  "Recuerdos de infancia.
Los árboles aún no tenían forma de muebles y los pollos circulaban crudos por el paisaje."

Nicanor Parra

Por Carlos Wotzkow

Situado al centro del "Mediterráneo Americano" (norte de Mar Caribe), el archipiélago cubano, dada sus riquezas naturales y situación geográfica, constituye para los aficionados y profesionales interesados en la naturaleza un lugar de interés permanente. La gran diversidad de su flora y fauna, así como de sus paisajes silvestres, representan en muchos casos exclusividades únicas del mundo debido a su elevado índice de endemismo y a su insuficiente conocimiento en sentido general. En momentos en que los recursos disponibles no han permitido a los científicos estudiar en profundidad su patrimonio natural, la actual crisis económica, el gran poder ejecutivo de las empresas desarrollistas apoyadas por el gobierno, y el burocratismo y duplicidad de funciones en las instituciones encargadas del aprovechamiento racional de los recursos naturales, amenazan con despojar a la isla y a la humanidad de gran parte de sus maravillosos predios silvestres.

La inevitable impresión que se siente al visitar cualquiera de sus principales reservas naturales sólo es comparable con la que experimenta el que asiste, como último testigo, a la ejecución de un condenado a muerte. Varios ejemplos observados de destrucción ambiental dentro de diferentes áreas protegidas convergen hacia un denominador común: la acelerada degradación de la naturaleza virgen en función de cuestionables intereses económicos. El presente artículo no tiene otra intención que llamar a la reflexión y al razonamiento de los cubanos y extranjeros para ayudar de alguna forma a salvar un tesoro del cual nos despojamos de manera lamentable e irreparable. Sin otro propósito que cuidar la naturaleza cubana, sirvan pues estas líneas, para que todos pensemos antes de decidir sobre el uso inapropiado de estas áreas.


Reserva de la Biosfera "Cuchillas del Toa"

Ubicada en el macizo montañoso de Sagua-Baracoa, en la región más oriental de la isla de Cuba, esta reserva ocupa una gran parte del territorio este de la provincia oriental. Con una gran diversidad de formaciones botánicas que van desde los exuberantes bosques pluvisilvas, nublados y montanos, hasta los pinares más antiguos, los charrascales, los cuabales y los bosques secundarios, esta área ha sido recientemente objeto de la atención científica mundial debido al redescubrimiento el 16 de marzo de 1986, de una de las especies de pájaros carpinteros más raros del planeta. En efecto, el Carpintero Real (Campephilus principalis), que se consideraba extinto ante la falta de todo tipo de evidencias sobre su existencia, al parecer mantiene allí su última morada.

La increíble buena conservación de muchos de estos bosques ha favorecido también hábitats óptimos a la supervivencia de muchas otras especies interesantes como el Almiquí (Solenodon cubanus), las Jutías (Capromys sp.), diferentes especies de murciélagos, y aves como el Gavilán Colilargo (Accipiter gundlachi), la Cotorra (Amazona leucocephala), el Catey (Aratinga euops), la Siguapa (Asio stygius), el Pájaro Mosca (Mellisuga helenae), el Tocororo (Priotelus temnurus), la Pedorrera (Todus multicolor), y otros muchos táxones que superan ampliamente las ocho decenas. Pero además, abundan los más desconocidos reptiles, moluscos tan preciosos como los del género Polymita, y los invertebrados más llamativos, entre los que sobresalen la Mariposa de alas transparentes (Gretta cubana) y el Papilio de Gundlach (Parides gundlachianus), especies estas, de gran tamaño y bellísimos diseños.

Desafortunadamente tanto Jutías como Almiquíes, sufren la amenaza de los perros cimarrones que, alejados de los asentamientos humanos debido al abandono de sus dueños, predan sobre estos continuamente. Así mismo, la incontrolada extracción que sufren las Polymitas para su comercialización, pudiera ser uno de los factores determinantes de la precariedad del Gavilán Caguarero (Condrohierax u. wilsoni). El dañino método de agricultura migratoria incentivado por el "Plan Turquino" (proyecto gubernamental auspiciado por Raúl Castro para promover la producción de autoconsumo en las zonas más alejadas de los centros demográficos), es una calamidad a través de la cual las laderas son desbrozadas para los cultivos y que al cabo de uno o dos años, son irrealizables porque la delgada capa fértil desapareció bajo el efecto de las lluvias. Así, nuevas áreas son taladas cada año por este procedimiento que arrebata el espacio a la naturaleza de forma irreparable. Por esta causa, y de forma poco apreciable al ojo humano, desaparecen en toda Cuba cientos de especies de invertebrados que en su inmensa mayoría nunca fueron conocidos por la ciencia. Sencillamente, se extinguen organismos que nunca supimos que existían y se esfuman, sin dejar ninguna huella, y haciendo cada día más pobre el terruño que habitamos.

Sin embargo, todo lo anterior pudiera ser considerado secundario si pensamos en el proyecto que el gobierno de Cuba está llevando a cabo en cooperación con la República Popular de Corea del Norte. Decididamente, debe constituir una alerta mundial la realización de la hidroeléctrica del río Toa y el desvío del Duaba para aumentar el cauce del primero. Si esta obra se lleva a término, y la insensatez humana logra almacenar agua dentro de esa cortina de 80 metros de altura, desaparecerán bajo las aguas no sólo gran parte de esta reserva natural, sino también, los pequeños y únicos asentamientos humanos que en Cuba habían existido en armonía con la naturaleza y gracias al cultivo inocuo del cacao y cocoteros en las áreas periféricas del bosque.

Si definitivamente no es posible detener esto, la inundación cubrirá gran parte de los cañones de los ríos Toa, Duaba y Jaguaní y se perderán así, ahogados bajo las aguas, los más importantes bosques de la isla. Para este entonces, el canto de las aves y de los insectos, la utilización de los ríos por los habitantes, y la belleza de estos parajes tan poco visitados, sólo serán recordables mediante la mediocre reproducción que entrañe un programa televisivo, pero nunca más, como parte de nuestra realidad.


Ciénaga de Birama y "Laguna Leonero"

Esta gran área de humedales localizada al Sudoeste de Oriente, es una de las zonas más importantes en Cuba para los estudios sobre la migración de las aves gracias a la gran abundancia de aves migratorias que lo visitan (principalmente aves acuáticas). Dentro de la ciénaga se creó hace algunos años, un coto internacional de caza que se ha arrendado exclusivamente a "deportistas" italianos, y dentro de este centro para la actividad cinegética está la "Laguna Leonero", cuya fauna es muy diversa y rica en especies. Numerosas colonias de Corúas de mar (Phalocrocorax auritus), Marbellas (Anhinga anhinga), garzas de diferentes especies, Cocos Prietos (Plegadis falcinellus) y Blancos (Eudocimus albus), Sevillas (Ajaia ajaja), Flamencos (Phoenicopterus ruber), Gavilanes Cangrejeros (Buteogallus anthracinus), Águilas Pescadoras (Pandion haliaetus), Cachiporras (Himantopus mexicanus), limícolas y gaviotas de diferentes especies, anátidas, colúmbidos, estrígidos y paseriformes, son habitantes comunes de la zona.

Leonero es además, un punto clave para la observación de especies migratorias como el Pico de Tijera (Rynchops niger), el Gavilán Sabanero (Circus cyaneus) y el Halcón Peregrino (Falco peregrinus), que acuden en números difícilmente iguales en otras reservas del archipiélago, pero la actividad de caza, a la cual se ha destinado toda la laguna, así como la evidente inmunidad que confiere en la Cuba de hoy pagar en dólares, ha dado lugar a que algunos cazadores no profesionales se permitan disparar contra especies no incluidas en la legislación cinegética y por tanto, se favorezca el exterminio de especies tan amenazadas como las rapaces.

No obstante este abuso de explotación, el problema mayor no es el que se relaciona con esta forma sui generis de aumentar el listado de especies capturables, sino el de la salinidad del ecosistema acuático. Aprovechando la condición de tierras bajas al este, norte y sur de la ciénaga, grandes extensiones han sido utilizadas para el cultivo del arroz; por consiguiente, una considerable cantidad de pesticidas como el DDT, DDE, y otros productos organoclorados (prohibidos en muchos países por el efecto nocivo que causan a la salud humana y a los ecosistemas), son regularmente dispersados con el uso de la aviación, y drenan por gravedad hacia la laguna y pantanos circundantes a través de la vasta red de canales existentes.

Paralelo a esto, la intensa deforestación llevada a cabo en la Sierra Maestra (hasta 1992 era del 63 %) ha hecho que el río Cauto, el mayor del país, no sea otra cosa que un riachuelo en la época seca. Este empobrecimiento del caudal del río disminuye el aporte de agua a la ciénaga donde la salinización ha comenzado a adquirir un ritmo vertiginoso. Así, han disminuido considerablemente los nutrientes de los cuales dependen muchos microorganismos, crustáceos, peces y aves, y en algunas áreas el paisaje ha adquirido características verdaderamente desoladoras. Cuellos inertes de pichones de Corúas muertas por el hambre cuelgan frecuentemente de las palizadas de sus propios nidos. Las orillas del embalse durante el año 1991, estaban cubiertas por gran cantidad de peces muertos y estos son, apenas, algunos de los incontables síntomas ignorados y que acarrean un mal funcionamiento al equilibrio ecológico del biotopo en Leonero.

A todo lo anterior hemos de añadir que en la Ciénaga de Birama operan un gran número cooperativas pesqueras. La captura ilimitada de Cocodrilos (Crocdylus acutus), Jicoteas (Pseudemys decussata), y peces endémicos como la Biajaca (Cichlasoma tethracantha), se realiza allí de forma totalmente irracional. Ello ocurre tanto para el consumo local como para la exportación comercial, pero se desarrolla, en franca violación de la legislación del tratado del CITES del cual Cuba es signataria.


Área Protegida "Cayo Coco"

El inmenso cayo al norte de la provincia de Camagüey, y a la cual pertenece administrativamente a pesar de la absurda subdivisión de Cuba en 14 provincias, es una de las mayores áreas que se declaran protegidas dentro del archipiélago cubano. Estaba cubierto por grandes extensiones de bosques semideciduos en buen estado de conservación, y aunque abundan sobre todo las formaciones botánicas costeras, el bosque interior constituía el principal refugio natural de decenas de especies de aves migratorias y autóctonas (principalmente paseriformes) a lo largo del año. Bandos de corúas, flamencos, gaviotas, garzas, cocos, limícolas, Rabihorcados (Fregata magnifiscens), Pelícanos (Pelicanus occidentalis) y grupos aislados de Sevillas, o individuos de raras especies como las Cayamas (Mycteria americana), Grullas (Grus canadensis), Carairas (Polyborus plancus), Gavilanes Cangrejeros, Halcones Peregrinos y de palomas, son frecuentes habitantes de las marismas y bosques ralos aledaños. Sin embargo, Cayo Coco, al igual que otras áreas, no está exenta de varios factores degradantes de su naturaleza.

El proyecto turístico iniciado con la participación de algunos hombres de negocio extranjeros (principalmente españoles), ha causado la destrucción de gran cantidad de bosques originales debido a la construcción de una innecesaria red de carreteras, así como de un semillero de cabañas e instalaciones hoteleras que la mayor parte del año permanecen vacías. A esto, debemos agregar que el incremento notable de actividad humana, y la producción de carbón vegetal, han creado muchos otros efectos perjudiciales para la fauna local. Ahora bien, sin minimizar los aspectos anteriores, en Cayo Coco se ha cometido el más impactante de los factores degradantes de la naturaleza en el archipiélago; quizás incluso, mayor que el desastroso ejemplo del Mar de Aral. Se trata de la construcción de carreteras rellenando con rocas y tierra los bajos marinos. Estos, son los tristemente célebres "pedraplenes"; una idea original de Fidel Castro que amenaza con convertir gran parte de la plataforma insular en un enorme lago putrefacto de agua salada.

Apoyado por tecnócratas que aceptan y estimulan el desarrollismo como la única salida a la crisis económica, los pedraplenes han demostrado que son una barrera que interrumpe la libre circulación de las aguas marinas, tan necesaria a fin de evitar el aumento de la temperatura y la salinidad en aguas poco profundas y sometidas a una insolación y evaporación constante. Desde 1991, los bosques de manglares ya comenzaban a alertar a los especialistas con la desfoliación, y desde aquel entonces, la ecología subacuática ya mostraba evidentes síntomas de alteración en su equilibrio ecológico. A lo largo del pedraplén de más de 20 kilómetros de longitud entre Cayo Coco y el norte camagüeyano, y con sólo una decena de brevísimos puentes, pudimos observar en aquel año grandes cantidades de peces muertos flotando en la orilla este, y cuya tranquilidad del agua contrastaba con el agitado movimiento de las olas en el lado oeste. Las marismas que existían al sur del cayo, habitadas apenas un año antes por gran cantidad de aves acuáticas, hoy son desiertos de arena y sal prácticamente aislados de la zona de influencia de las mareas.

A estos llamados de alerta de la naturaleza, los "conquistadores euro-revolucionarios" no han prestado ninguna atención, sino que por el contrario, continúan con las transformaciones ambientales en busca de un cuestionable y egoísta puñado de dólares. Quien observe hoy la destrucción creada por los hoteles españoles en este antiguo paraíso natural de Cuba, apenas tendrá lágrimas suficientes para exhibir su enojo y frustración.


Gran Parque Nacional "Ciénaga de Zapata"

Situada al sur de la provincia de Matanzas y con más de 4`000 km2 de superficie, la subregión de Zapata es uno de los principales humedales en la región Neotropical del planeta. El 75% está cubierto de áreas cenagosas y el 25 restante está constituido por diversos tipos de biotopos que varían desde los bosques ralos de vegetación costera, sabanas naturales y marismas, hasta los bosques semideciduos sobre roca caliza que en la época de lluvia se inundan recordando los famosos "Everglades" de la Florida.

La Ciénaga de Zapata incluye unas 15 especies de mamíferos, más de 160 especies de aves, 27 reptiles, 3 de anfibios y una innumerable lista de invertebrados sin contar su rica y endémica vegetación, sobre todo, aquella que existe en una franja de más de 30 kilómetros entre Guamá y Playa Girón. Al norte de estos bosques, la "Laguna del Tesoro" es el mayor embalse natural de agua dulce en Cuba; en sus aguas habitan varios peces endémicos, como el Manjuarí (Atrastosteus tristoechus) y la Biajaca, y otros recientemente introducidos, así como los Cocodrilos Endémicos (Crocodylus rombifer) y el Manatí (Trichechus manatus), introducido allí y fuertemente amenazado debido a la captura indiscriminada e ilegal que contra él se realiza en toda la isla.

La Península de Zapata es, conjuntamente con la Ciénaga de Birama, una de las áreas más ricas en especies de aves. De las 20 especies endémicas existentes en Cuba, 17 han sido reportadas en esta localidad. Ejemplos únicos de estos endémicos son la Ferminia (Fermina cerverai), la Gallinuela de Santo Tomás (Cyanolignas cerverai) y el Cabrerito de la Ciénaga (Torreornis inexpectata), que se encuentran restringidos a la zona norte de Santo Tomás, y en extremo peligro de extinción. Sin embargo, otras especies como la Paloma perdiz (Starnoenas cyanocephala), la Cotorra, el Sijú Platanero (Glaucidium siju), el Sijú Cotunto (Gymnoglaux lawrenci), el Pájaro Mosca, la Cartacuba, los Carpinteros Escapulario (Colaptes auratus) y Churroso (Colaptes fernandinae), o paseriformes como la Chillina (Terestristis fernandinae), el Cabrero (Spindalis zena), el Chichinguaco (Quiscalus niger), el Mayito de Ciénaga (Agelaius phoeniseus) y los Tomeguines de la Tierra (Tiaris olivacea) y del Pinar (Tiaris canora), también son extremadamente vulnerables en la actualidad a consecuencia de las constantes transformaciones que se realizan en sus hábitats. Dentro de la fauna de mamíferos, el Murciélago Pescador (Noctilio leporinus) es uno de los mayores de las Américas; así mismo, el antes mencionado Manatí y la Jutía Rata (Capromys nanus), ya en vías de extinción, están entre los más significativos pero también, entre los más escasos.

La destrucción de los ecosistemas es tan acelerada aquí, que incluso de un año a otro es notable la transformación del ambiente. La Empresa Forestal Integral, y en cuyas oficinas radica el cuerpo de guardabosques de la ciénaga, está ejecutando brutales talas no selectivas para la producción de carbón, pero en la mayoría de las ocasiones, dejan podrir la madera a la orilla del camino por falta de transporte para extraerla a tiempo. El antes mencionado Plan Turquino, cuyo método en la ciénaga se caracteriza por el desbroce total de bosques naturales para el cultivo de autoconsumo, no ha dado ni dará los frutos esperados dentro de las áreas deforestadas a tal efecto. Por el contrario, sólo dejará como herencia la destrucción total del parque, y la ampliación absurda de los caminos por los cuales jamás saldrán los productos a cuyos efectos fueron ensanchados.

La continua caza de jutías que ejecutan los campesinos para suplir el olvido gubernamental del abastecimiento, y la tala de las palmas endémicas (Saval parviflora) que son utilizadas por los psitácidos, estrigiformes, piciformes, trogónidos y otras especies de la avifauna para construir sus nidos, se han ido incrementando en los últimos años debido al aumento de personal del Ejercito Juvenil del Trabajo que, en ausencia de sanciones, y en complicidad con los mismísimos guardabosques del área, las derriban diariamente en la búsqueda de pichones de cotorras, y como un medio lucrativo de pasar el tiempo en el servicio militar. Palmares enteros que aparecen citados en la literatura científica hoy no existen más, y no cabe duda que en muy pocos años, de no ponerse fin a esta destrucción irracional, la Ciénaga de Zapata dejará de ser el importante enclave natural que un día fue.


Parque Nacional "La Güira"

Dentro del complejo montañoso "Sierra del Rosario", en la provincia de Pinar del Río, la Güira tiene bosques submontanos, siempreverdes estacionales, y bosques monotípicos de pinares, eucaliptos, tecas o casuarinas resembrados a finales de la década del 60. En sentido general, pero nunca del todo sustentable, los bosques naturales se encuentran mejor conservados en las laderas más inclinadas de la sierra o al pie de las paredes verticales de roca caliza que abundan hacia el oeste, donde la topografía cambia producto de un diferente origen geológico, y donde la cadena montañosa ya toma el nombre de Sierra de los Órganos.

Aunque la zona es aceptable por la diversidad de aves que alberga, su atractivo científico fundamental se debe a la paleontología y a la fauna cavernícola que en esta región, y como en ninguna otra del archipiélago, tuvo condiciones muy favorables para desarrollarse. Sin embargo, su avifauna tiene también especies muy interesantes como el Aparecido de San Diego (Cyanerpes cyaneus), el Ruiseñor Cubano (Myadestes elizabeth), el Sinsontillo (Polioptila lembeyei), el Juan Chiví (Vireo gundlachi), el Gavilancito Cubano (Accipiter striatus), el Sijú de Sabana (Speotyto cunicularia), y otros táxones endémicos. Pero la salud del ecosistema, alterada primero por la tala indiscriminada y luego por la repoblación forestal con especies exóticas, ha disminuido la diversidad biológica en muchas áreas donde el gobierno siguió el ejemplo de países nada afines en clima al de la isla. Estos bosques resembrados carecen del sotobosque original tan necesario y están en su mayoría enfermos; por tanto, la explotación de madera que allí se pensaba realizar nunca ha dado los volúmenes esperados ni la calidad óptima requerida.

A todo lo anterior hemos de agregar, los dañinos efectos que ha traído el denominado "Campismo Popular", una modalidad recreativa incentivada por Roberto Robaina para satisfacer malamente las expectativas recreativas de los jóvenes cubanos a quienes les está prohibido hacer uso de los hoteles reservados para el turismo que paga en dólares. Producto de esta mala idea han aumentado los incendios forestales en muchas reservas cubanas, pero el gobierno jamás lo reconocerá como un error, mientras los dólares continúen siendo más importantes que el patrimonio mismo de la nación.

¿Por qué entonces este S.O.S. por la naturaleza cubana?

Porque la política de conservación ambiental del gobierno de Castro adolece de los siguientes problemas medulares:

a.. Inoperatividad de la nueva ley 81, que la Asamblea Nacional elaboró como instrumento de protección del medio ambiente hace ya algunos años, pero cuya implementación legal no parece sea nunca puesta en práctica.

b.. Duplicidad de funciones (protección y explotación) dentro de todas las instituciones encargadas del cuidado de la naturaleza, pero cuyo poder ejecutivo y apoyo económico del gobierno recae sobre los departamentos dedicados a la explotación y no, sobre aquellos encargados de la conservación.

c.. Bajo aprovechamiento de los técnicos y poca oportunidad de participación de especialistas en la discusión de proyectos sobre el uso directo de los recursos naturales.

d.. Una crisis económica que en los últimos 11 años ha sido tomada por el gobierno como justificación para pasar por alto las más elementales normas de manejo del medio ambiente.

A estos cuatro factores esenciales deben agregarse otros que, durante años, se han ido convirtiendo en costumbres por la falta de interés estatal. La ausencia total de educación ambiental a la población en sentido general, las interpretaciones personales de los dirigentes y caciques locales que dan oportunidad para que dentro de muchas áreas protegidas se realicen actividades ilegales (caza, pesca, recolecta o tala), o la tendencia generalizada de convertir (por la vía de las imposiciones políticas y bajo la amenaza del despido) a los especialistas en tristes sustentadores de las ideas de un solo hombre, de sus más pésimos proyectos, y de las decisiones dictadas e inapelables de su gobierno.

Entonces, un S.O.S. urgente es más que necesario si entendemos que la protección de la naturaleza cubana no puede ser asumida por un pequeño grupo de científicos cubanos con conocimiento de la amenaza, pues estos se encuentran solos y están silenciados por la censura estatal. Así, este S.O.S. está más que justificado, porque la vida silvestre de Cuba es también un patrimonio natural del mundo que todos disfrutamos, y porque tanto los cubanos como los extranjeros tenemos la obligación moral de actuar en favor de lo que durante tantos años de desdén, y muchas veces por desconocimiento, hemos contribuido a destruir juntos.


FIN


Carlos Wotzkow

*Este artículo en Español ha sido originalmente publicado en España. Encuentro de la Cultura Cubana. Madrid, Primavera Verano de 1998. N° 8/9, pp. 16-23.



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