BIENNE: CUARTEL GENERAL DE LOS TONTOS EN SUIZA

Por Carlos Wotzkow*


 

"L'écho que l'idée a eu me motive à faire tout ce qui est possible pour que le lider maximo vienne a Bienne." Hans Stöckli


Yo sabía que en Suiza vivían algunos ilustres tontos (nacionales y extranjeros) empeñados en coquetear con las blancas barbas de Fidel Castro. Lo que no imaginaba era que en Bienne, la ciudad en la que habito, radicara su cuartel general, ni mucho menos que su alcalde, el Sr. Hans Stöckli, gustara de asociarse, o tener contacto con un sangriento dictador vinculado, a cara descubierta, con el terrorismo internacional. Lo dicho, apareció publicado en el Zeit Punkt y en el Biel-Bienne** para sorpresa de algunos, o la mueca de desprecio, repugnancia y asco de la inmensa mayoría.

Como el mundo entero sabe, el régimen de Castro es una tiranía militante dentro del grupo de naciones terroristas. Cuba protege a los terroristas de múltiples países y es una de las siete naciones que subvencionan al terrorismo de estado. En 1962, Fidel Castro aterrorizó al mundo provocando la crisis de los misiles y desde entonces, no ha hecho otra cosa que instigar guerrillas y levantamientos armados en aras de socavar el estado de derecho en medio mundo. Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Bolivia, Chile, Uruguay, Argentina, Santo Domingo, Colombia, Venezuela, Angola, Etiopía y otras tantas naciones hasta pasar la treintena, han sido víctimas de sus ansias de expansión comunista.

De hecho, la Cuba de Fidel Castro es el estado que más deudas ha contraído con la comunidad económica internacional. Es el país que más patentes comerciales ha robado y donde más duplicaciones farmacéuticas se han realizado para perjuicio de sus propietarios legales y para beneficio de una anti-ética capaz de producir únicamente la corrupción y la desmoralización de todo un pueblo. Sin embargo, tal parece que ni la destrucción que él crea apoyando logísticamente a los grupos anti-globalización, ni la decena de condenas de Naciones Unidas por las Violación de los Derechos Humanos en Cuba, son motivos suficientes como para que el Sr. Stöckli reflexione.

Y mientras todo esto es ampliamente conocido (y aún no han concluido las obras de ese derroche de dinero llamado "Expo 02"), ya aparecen los beneficiarios directos listos a cursar invitaciones. La peor de todas, la anunciada por el lúcido alcalde Stöckli, en la que colma de falsas virtudes al peor de los dictadores de América. Y claro está, mientras más detractores despierte esa absurda idea, más interés tendrá Castro en venir a repugnar todos con su decrépita presencia. Para ese tirano-saurio político, lo que más importa es molestar a los demócratas y entonces, si por casualidad aparece uno que se preste a rendirle cortesías, pues mejor.

Hasta el momento sólo he leído a un periodista que, radicado en La Habana, no halla respuesta a semejante invitación**. Pero estoy de acuerdo con Jacobsen en que la nefasta invitación guarda cierta relación con Cuba. Tanto la economía de Fidel como aquellas que posibilitan la Expo-02 se debaten permanentemente en el déficit y el endeudamiento. Y si Hitler viviera, que no queden dudas que el Sr. Stöckli también lo invitaría, pues se trata del pequeño administrador de una ciudad del tamaño de "Párraga" que quiere codearse con una "figura histórica" y tener una foto a su lado en la tribuna.

Aparte de la invitación que hizo Flavio Cotti a Fidel Castro para que visitara el Palacio Federal, no he sabido de otro suizo que desee faltarse tanto el respeto. Sin embargo, lo del Sr. Stöckli sobrepasa lo creíble, pues si no viene Fidel invitará al sub-comandante Marcos, y si este tampoco viene, seguramente brindará a la salud de Pol Pot, Joseph Stalin y el asesino de Guevara. Como ya lo he dicho, no es demasiado extraordinario que quien más haya contribuido a desestabilizar las economías productivas de la América Latina sea invitado a inaugurar el evento que más daño ha hecho a la economía y la estética del país helvético.

El alcalde Stöckli amaría que Fidel diera una clase de historia a los jóvenes de Suiza, e históricamente, Castro no hará otra cosa que enseñarles cómo se puede destruir el progreso y la vida de millones de inocentes. Bajo la propaganda de "liberar a los latinoamericanos del imperialismo yanqui", el ídolo de Stöckli apenas ha intentado instaurar por todas partes el comunismo, que no es más que el sistema político que elimina a los ciudadanos todo tipo de derecho a fin de sobrevivir. El holocausto cubano ya ha durado suficiente y son miles los que se cuentan en sus cárceles como prisioneros políticos. Esto, sin contar que el 20 % de la población cubana vive en el exilio.

Por ello pido al Sr. Stöckli que anuncie públicamente el fin de su intención. Y le pido que lo reconsidere, por respeto a los casi 100'000 cubanos muertos** a manos de su admirado. Un alto miembro de la policía federal me decía (y protejo al autor de la confidencia) que todavía habían en Suiza cientos de "ciudadanos capaces de perder su honra con tal de no enojar a sus amados dictadores por el mundo". Y diciendo esto, se observaba en su rostro la vergüenza que le causaba así saberlo. "Los suizos debieran utilizar su influencia de gente noble y trabajadora para dar asilo a los pocos cubanos que han llegado huyendo de que aquel sistema de horror, pero los políticos, o los que intentan serlo, como ese payaso que gobierna en Bienne - continuaba, - se empeñan en coquetear más con el diablo que en sacar a sus víctimas del infierno."

¡Que bueno sería que el Sr. Stöckli no sea otro negociante sin escrúpulos que quiere hacer fortuna en Cuba explotando la mano de obra barata del pueblo cubano y partiendo sus ganancias en un "fifty-fifty" con Fidel! Y ¡qué digno!, que el alcalde Stöckli se interesará por ayudar en su país a las decenas de cubanos que aquí piden el asilo porque en la Cuba de su adorado Castro es ilegal leer la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Si así lo hiciera, ya creo que podremos perdonarle esas ridículas andadas que realiza en bicicleta inspirado en los discursos de "su máximo líder". Pero si no es así, sepa que los cubanos en Suiza haremos todo lo posible para darle al sanguinario invitado el recibimiento que merece. Entonces si que será inolvidable la velada en la inauguración de su flamante "Expo 02".


FIN


Carlos Wotzkow

*Carlos Wotzkow es escritor cubano, autor de los libros "Natumaleza Cubana" y "Cubriendo y Descubriendo" (este último junto a Agustín Blázquez) y de decenas de artículos a favor de la naturaleza y los derechos humanos en Cuba. Vive exiliado en Suiza desde 1992 y reside en Bienne desde 1994.

**Christian Jacobsen (2002): Fidel an der Expo. Kleiner Flirt mit der Revolution. Zeit Punkt, Samstag, 12, januar 2002. Und Aktuell, Biel Bienne, 9/10 januar 2002.

***De acuerdo con el documentado estudio de Armando M. Lago (The Humam Cost of Social Revolutions: The Black Book of Cuban Comunism.), Fidel Castro ha ordenado la ejecución, o ha causado la muerte a 98`466 cubanos hasta la fecha.


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