Sinvergüenzas sin Fronteras

¿Cómo se puede ayudar a un pueblo al que todos cuelgan el rótulo de libertad e independencia condicionada?

Cuando observo cómo algunas personas leen e interpretan lo que creen haber leído, me viene a la mente el tema de la cosificación de los factores a los que Burt se refería como una tentación a evitar (1). Puedo citarles el caso de ciertos detractores que me han increpado por promesas, o que me han asegurado que los cubanos son regularmente premiados en España, cuando yo no hice promesa alguna, o porque yo aseguraba que el heredero de los Borbón, jamás se había dignado a premiar a ningún cubano comprometido con las libertades en Cuba.

Y aprovecho, principito, para que me cierres la boca con un premio más que merecido a alguno de los demócratas cubanos que viven en Madrid. Eso sí, no te me escapes por la tangente de la literatura.

Sin dudas, mi manera de escribir no está entre las más claras, pero también es cierto que el nivel de interpretación de mis lectores no es siempre el adecuado. En el afán de defender sus puntos de vista, muchos personifican incluso lo que no deben y lo peor es que a veces hasta se imaginan que las razones inferidas son de facto realidades. Por ahí anduvo un Cid Campeador que llegó al extremo de dotar a mis palabras de una fuerza activa que seguramente no tenían. El pobre, creo que nunca comprenderá que la lucha por la libertad de un pueblo no es algo que brille por cubrirlo con barniz.

Más claro, imposible. Queridos lectores, el que este artículo firma, agradece de todo corazón a todos los seres humanos de este mundo cualquier ayuda para lograr una libertad verdadera para el pueblo cubano. A todos, sean cubanos, españoles, chinos, franceses o esquimales. Todos merecen un gran respeto y la gratitud eterna de un pueblo que desde hace tantos años sufre una terrible dictadura. Ahora bien, como todos también pueden notar, yo no soy un buen escribano para el homenaje, ni tengo la palabrería a favor de gente a la que nunca he mirado a los ojos. Por ello, dejo ese arte al que, sin ser adulador, va mejor con ese oficio.

Para serles terriblemente sincero, creo que ningún acontecimiento en la historia del exilio cubano ha resultado tan controversial como la proposición de la existencia de una política bimodal norteamericana respecto a Cuba. Exultantes y con la descollante inmodestia que nos caracteriza, cada cubano se cree un genio analítico por naturaleza. No sólo todos y en todo tenemos la razón, sino que además, el resto está siempre equivocado. Y no sólo absolutamente equivocado, sino además, ridículamente e inexplicablemente equivocado. Más aún, inconcebiblemente y estúpidamente errado. Y si de Europa se trata, que venga Chirac, que ya sabremos explicarle la contradictoria posición francesa respecto al terrorismo, o su relación con el moquillo de los perros en el Congo.

Es como para orinarnos de la risa con nosotros mismos. Por allá uno anuncia que Castro se está muriendo, mientras que por acá se dice que está vivito y coleando. Unos se burlan de Castro por teléfono, mientras que otros se burlan de los que anteriormente se burlaron anunciando muertes que a veces, como en el caso de Celia Cruz, desgraciadamente se cumplen. De todo esto una conclusión. Estamos más ignorados y desjuiciados que un guanajo después de el día de Ación de Gracias. Nadie nos ayuda de veras. Nadie se interesa ciertamente por nuestra libertad. Pero quieren que les diga lo más triste. Ni siquiera nosotros. Cada vez que un cubano intenta buscarle a la libertad su physica animae, generalmente termina encontrándole la physica corporis. O sea, la suya propia.

Menos mal, al menos a esos balseritos no los fusilan. Ya lo sé, ese conformismo es la ley de la vida, aunque a algunos de nosotros nos quede aún rondando en la cabeza una única pregunta. ¿De regresar a Cuba, no sería mejor que les fusilaran? La CNN sabe que es más importante el objetivo de dar a conocer una noticia que la noticia en sí. Balseros flotando en un Chevrolet Pick-Up del año 51 equivale a cubanos con los pies mojados. Esto se traduce en repatriación automática y malestar de la comunidad cubana contra Bush. En números redondos, menos votos, más daño político, y un convincente ejemplo para que el mundo entero deporte a los cubanos.

Lucia Newman, corresponsal de la CNN en La Habana, seguramente tendría acceso a las cárceles de Castro para entrevistar y filmar las condiciones en las que viven los presos políticos en la isla. Pero Turner, no tiene el más mínimo interés en que el mundo sepa sobre esto. La televisión española igual. Hace dos días, un policía español provocó graves lesiones en la cabeza a un turista holandés porque a este le dio por protestar por el mal servicio de un centro turístico. Esos 18 bastonazos policiales jamás hubieran sido noticia en RTVE si no fuera porque otro turista dio un film amateur a un canal de Holanda y este, logró que la pasaran en Euronews.

La noticia del Chevrolet flotante claro que también la pasaron, pero porque daba gracia.

Hay diferentes maneras de hacer política. Todas son legítimas, pero no siempre todas son válidas. Yo, en algún momento de este año, he protestado por los ataques contra la persona de Payá, pero eso no quiere decir que acepte la imposición Europea de que Payá sea el substituto de Castro. Es más, y fíjense que claro se los digo. Si el Proyecto Varela no se extingue y desestima apenas Cuba se convierta en un país libre, me apunto desde ahora a su férrea oposición. Nadie, por encumbrado que esté en la política cubana contemporánea, tiene una neurona capaz de influenciar en la más bruta de las mías.

Francia es el país europeo que más interés tiene en que el sucesor de Castro sea designado por Europa. España preferiría que el sucesor de Castro fuera otro español (como lo dejaban ver antes que Menoyo se ridiculizara sin una oficinita en La Habana), pero Francia preferiría a un dirigente moderado. Al final, hay incluso cubanos que interpretan estos comentarios de la prensa francesa como un respaldo a la disidencia interna, cuando en realidad es una oposición a la práctica norteamericana de imponer gobiernos con cierta experiencia en la política internacional por haber estado en el exilio.

Yo no tengo nada contra el compatriota Payá, pero pienso que es una persona que carece de los recursos necesarios para encaminar sin mucha changa a nuestro pueblo.

Más allá de las apariencias que un político intenta vender está la realidad de su "yo recóndito", que es algo mucho más amplio y alejado del ideal que él pretende mostrar. Por tanto, el compromiso político debe hacerse con la libertad. Ni siquiera con los muertos, que como ya sabemos, casi siempre adquieren una belleza inexplicable desde su temprana desaparición. Y si notan mi sarcasmo, notarán también en el término "temprano" una impenitente irreverencia para aquellos que siempre creen que los "buenos" siempre mueren antes.

Maleable como soy por todas las cosas que me creo, hace días pensaba que los políticos con poder eran un severo mal al que se enfrentaba la libertad de Cuba. Hoy sin embargo, después de leerme un poco a manera de repaso, vuelvo a estar convencido de que no es así. El peor mal para la libertad en cualquier rincón del mundo es alguna que otra prensa y después, la libertad de la cual esa mala prensa abusa. La cúpula del poder en la CNN, en el Washington Post, en la RTVE, en El País, en France 2, en Le Monde. Esos son los verdaderos sinvergüenzas sin fronteras.

Veámoslo sino de forma abstracta: si cada noticia depende de dos factores (el político que la genera y el redactor que la divulga), no es difícil notar que hay uno (el político) que varía de forma aleatoria, mientras que el otro (los intereses del divulgador) sigue siempre siendo el mismo. Entonces, si el interés fundamental de este juego factorial es una mejor economía por la vía del poder político (esta gente no son pobres, se los aseguro), está claro que las variaciones de opinión tenderán a neutralizarse mutuamente, pero acabarán por dar predominancia a la constante. En este caso, la versión del redactor en jefe.

Estadísticamente hablando esta formulación es sumamente simple, pero nadie me discutirá que psicológicamente es aterradora y complicada. Miren a España y saquen sus propias conclusiones. Si la transición a la democracia en Cuba sigue los pasos del modelo español, no importa quien gobierne mañana en Cuba. La noticia en esas condiciones no será otra cosa que un vehículo de mezquina utilidad. Eso es lo que lanza la RTVE contra el gobierno de José María Aznar (2). Es lo mismo que hace France 2 contra los políticos pro OTAN en ese estado islámico de Europa. Pura estrategia, como la de la CNN contra el presidente Bush y el partido republicano.

Uno es capaz de notar todas estas infamias noticiosas porque salen día a día para ser vistas y escuchadas, pero es evidente que las relaciones éticas y lógicas de una noticia poseen una razón de existencia independiente. Es decir, Jorge W. Bush, respecto a Cuba sigue siendo preferible a Bill Clinton y Jacques Chirac, con relación a la seguridad de occidente, es más dañino que Bin-Laden. Esto es así, aunque todos publiquen que no es cierto, o aunque para silenciar mi idea se diga que Fidel Castro es un asesino y llena las cárceles con todos los cubanos que todavía caminaban por las calles de la isla.

Ah, y todavía se podría decir mucho más sobre la cosificación, sobre ciertos puntos de vista contradictorios acerca de la naturaleza de los factores, pero ni yo soy un buen matemático, ni sé mucho sobre las categorías reales del pensamiento de alguien que se gana el sustento tergiversando para engañar al prójimo. El mundo y los intereses de sus habitantes son además tan dispares y caóticos como para que yo pueda comprender a esa jerarquía que les gobierna con la prensa y de manera tan organizada.


Carlos Wotzkow
Bienne, Julio 25, 2003

(1) Sir Cyril Burt 1940. The factors of the mind. Univ. of London Press. 509 pp.


Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

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