La pasión política del cubano, una abstracción perniciosa

por Carlos Wotzkow

"We know the Race is not to the swift nor the Battle to the Strong. Do you not think an Angel rides in the Whirlwind and directs this Storm?"
John Page, July 20, 1776


Con perdón de mis lectores, un par de preguntas ingenuas: ¿Y a los presos, sus esposas o hijos, se les puede mandar dinero? ¿Tienen ellos algún mecanismo para que al final no lo reciba Castro?

En 1993, a la edad de 31 años, las autoridades suizas me diagnosticaron la cura total: era libre. Durante mi infancia y mi adolescencia primeramente, fui tratado contra el cáncer del marxismo por dos médicos ilustres: mis padres. Pero al cabo de 12 años en libertad, no puedo aceptar que nadie se interponga entre mis principios personales y esos médicos (hoy ancianos) que me salvaron la vida y me enseñaron a amar la autodeterminación. Lo siento, y lo más probable es que aquellos que se vean retratados en este artículo saben de sobra que yo no puedo poner un pie en Cuba.

Aclaración: tampoco me interesaría.

Mi buen amigo Cesar Alarcón cree que uno de los logros de la revolución castrista es la doble moral implantada en el “cubano actual”. Tiene razón, pero también puedo decirle que entre los contribuyentes a su página electrónica los hay salidos de Cuba a principios de los 60 (o sea, sin tiempo para adoctrinarse en la doble moral), que con muchísimo dinero en el banco y muchísimo patriotismo (de bolígrafo pa’ afuera), darían lo que no tienen por una visa del tirano para viajar a Cuba. Así que, con salvedades, los hay de todas las edades, y de todas las clases sociales.

Aclaración: al que le sirva el sayo... está de moda.

Como toda persona que intenta ser justa, acepto y trato de cumplir el importante precepto moral según el cual el sufrimiento personal debe convertirse en instrumento de utilidad. Por ende, no desearía otra cosa excepto que mis palabras fueran útiles a los demás. Yo vivo en Suiza, las leyes del presidente Bush no me afectan en lo más mínimo, pero tampoco mando dinero en exceso a mis padres. Les llega y les continuará llegando aquello que les permite alimentarse, curarse un dolor de cabeza y perdonen, pero son mis padres. ¿Saben ustedes lo que eso quiere decir? Pues que me importa un comino la opinión de los que no quieren mandar nada.

Aclaración: respeto las decisiones de cada cual.

¿Por qué entonces no deben respetarse las mías? Les cuento algo. Conozco gente (y omito su ubicación geográfica y nacionalidad estereotipada a medio camino entre el paralelo 23 y el 25, para que no crean que me ensaño) que mientras afirman que no debe enviarse nada a Cuba para alimentar las “arcas del tirano” (esas son las palabras utilizadas) lo hacen a través de intermediarios. Lo triste es que tampoco ha sido formados por la revolución. O sea, que se parecen más a esos miembros indecorosos de la brigada 2506 que le mendigaron un pasaporte a Castro, que a los que gritaron como cretinos en el aeropuerto de Miami.

Aclaración: cubanos los hay, hasta para soñar.

Y es que el totalitarismo en Cuba, con mis mayores respetos a los que no piensen como yo, es algo que hemos fomentado todos. ¡TODOS! No sólo vive el castrismo de las remesas. También sobrevive y se divierte de políticas y prioridades mal concebidas. ¿O no? El caso de Elián, ampliamente mencionado con motivo de estas medidas, no tiene nada en común que no sea el hecho que lo convierte en otra victoria de Castro. Si nosotros no aceptamos la derrota y nos creemos que estamos ganándole la batalla al tirano por unos pesos menos en este momento, estamos volviendo a equivocarnos como otras tantas veces.

Aclaración: yo no le di la greencard a ninguno de esos del aeropuerto de Miami.

Las mismas medidas (que repito, a mi en Suiza no me afectan en lo más mínimo) instrumentadas después de las elecciones hubieran sido más lógicas. La naturaleza humana es como es. De nada valdrán miles de comunicados al estilo de Net for Cuba, si los políticos cubanos con mayor poder pierden el tiempo mal aconsejando fuera de tiempo y de lugar. Y si mañana gana Kerry las elecciones en el Estado de la Florida, no sólo la batalla, sino nuestra guerra contra Castro se verá aplazada durante otros largos 4 años más.

Aclaración: si Kerry gana y no reengancha. Y si él gana, Castro gana.

Entonces, llego a la conclusión de que hay muchos buenos compatriotas (muy buenos por cierto) que ven la política desde atrás de una cortina saturada de emociones. Lo peor no obstante, es que intentan convencer a los convencidos con sus puntos válidos. En lo personal, admito que las palabras de Net for Cuba tienen muchísima razón, que el artículo de Cesar también, que todos los que discrepan de mí tienen más razón que yo, pero, y he aquí el problema, las batallas políticas no se ganan con razón, sino con astucia. Las batallas políticas se ganan con unidad, y los que aconsejaron al presidente norteamericano de implantar las medidas ahora, lo aconsejaron mal.

Proposición: ¿qué les parece si volvemos al tema después de las elecciones?


Carlos Wotzkow
Bienne, Julio 22, 2004

P.S. No, no se le puede impedir a una bellísima Venezolana como Eleonora Bruzual el que critique la cobardía de los cubanos. Está en todo su derecho. De hecho debería ser una bendición tenerla de nuestro lado y ocupándose de temas cubanos. Pero tampoco es lógico que no nos cuestionemos el mal papel que juegan los políticos que elegimos. La historia, pasiones aparte, termina siempre por pasarnos la cuenta. Esto, mi muy admirada Eleonora, es válido para Cuba, para Venezuela, y para la Florida (a saber después de noviembre).


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