De Michael Moore a Rafael Rojas: la moral como un estorbo

Por Carlos Wotzkow

El antiamericanismo de moda

"To manipulate people with frauds and propaganda is to attack democracy itself."

David Kopel

No, el antiamericanismo no está de moda, acabar con los principios morales que edificaron una nación como los Estados Unidos es el fin. Criticar la política exterior de Bush y sus “terribles asesinatos a los pobres” terroristas muertos en Irak y Afganistán se ha convertido en un pretexto de la izquierda radical para camuflar su verdadero objetivo: criticar los principios de una filosofía tolerante en los que se funda la gran nación americana y a la cual “los liberales” (gringos pendejos que tan siquiera tienen el coraje de proclamarse comunistas) han dado la espalda. A ninguno de ellos se le ocurre criticar la sordera de Chirak cuando en Ruanda, en apenas 19 días, unos negritos de habla francesa liquidaron a golpe de machete a un millón de otros negritos de habla francesa. ¿Y qué de la masacre de Kosovo?, de la que los americanos fueron los salvadores de Europa (y de miles de musulmanes nuevamente) porque los pantalones de Francia y Alemania estaban cagados y extraviados en la lavandería?

Pero Bush es el malo. Siempre tiene que haber un malo en la película. Ahora se le ocurre a una iluminada exiliada de Miami criticar a Bush por su propuesta contra el aborto y los matrimonios homosexuales. Yo tengo, como cualquier ser humano que se considere tolerante, conocidos homosexuales. Pero me uno a muchos de ellos y afirmo que eso de los matrimonios no es más que un excentricismo y una payasada de las locas (ellos mismos se llaman así) más alteradas que pululan en este planeta. Las hormonas caballeros, las hormonas, que antes les daba por la gritería y ahora, por criticar a los boyscouts que no han cedido a sus reclamos sodomitas en una tienda de campaña en medio del bosque. Lo simpático de esto no es por ende la crítica, sino que quien la practica se declara amiga a bombo y platillo de la actual Princesa de Asturias. Hasta aquí nada raro, sino fuera porque el líder espiritual de esa hipócrita y “progresista” corona española es justamente Juan Pablo II, un católico con piedad para los presos irakíes (no para los cubanos) que también critica las ansias matrimoniales de los homos y el aborto.

Pero el problema del mundo es Bush (o como dice Michael Moore, manipulador hasta donde no los hay), no los terroristas islámicos que son “los revolucionarios, los que tienen la razón moral, los que finalmente ganarán”. Cuba es, para el cetáceo terrestre de Michigan “una isla insignificante” y los cubanos, una partida de “cagones”. Por primera vez tengo que dar la razón a Moore, aunque no en el sentido de la generalización, sino en el de la política. Con sólo leer ese discurso de Moore me ha venido a la mente otro gordito de moda allá en Miami: Rafael Rojas, que como buen liberal moderno (a lo Pancho Villa) adora criticar a los Estados Unidos amparado en sus libertades y rodeado de una piara de imbéciles que han llegado a hablar de él como el “próximo presidente de Cuba”. ¿Se lo imaginan? Pues bien, para aquellos que así lo crean posible y para los que no, hay entonces una pregunta clave. Si a alguien con algunos gramos de masa cerebral se le ocurre que este parlanchín de prosa hueca pueda ser presidente de Cuba ¿no se convertiría en una isla insignificante? ¿No sería Cuba, bajo el reinado del rojo Rojas, el primer país a escala mundial importador de inodoros?

Leyendo a los acólitos de Rafael Rojas con licencia para publicar en Encuentro, me tropiezo con esta frase: “Atacar al mensajero no invalida el mensaje. El último documental de este director es lo mejor de su obra. Se lo debe a la administración de Bush. Si el actual mandatario no hubiera dividido al país de la forma en que lo ha hecho, Fahrenheit 9/11 no tendría el éxito de que disfruta”. Este ha sido el mensaje subliminal de Alejandro Armengol desde las páginas de Encuentro. No sólo a los maricones, también vamos a unir ahora a los gordos bajo la batuta de Annabelle Rodríguez, “el Rafa” Rojas, Miguelito Desatinos y su tocayo Moore en contra de Bush. Para este señor del feudo de los “encuentros” (¿empezarán a recibir fondos de la NASA y los extraterrestres?), los exiliados de izquierda en Miami no se merecían el calificativo de “cagones” por parte de este icono liberal americano. ¡Que injusticia la tuya Moore, y eso que tus seguidores creían que tus inmundicias sólo las guardabas en tu repugnante papada de pelicano parlante!

Bush parece que no cuenta con el apoyo ciudadano que le garantice una amplia victoria electoral. Es ley de la vida y cuando el animal está herido, o débil, o con pocas probabilidades de sobrevivir, se lanzan sobre él toda suerte de hienas, buitres y chacales para llevarse un pedazo del festín. En el caso de Moore no es el dinero lo que lo mueve, sino la notoriedad política de cara a sus admiradores liberales y europeos. Triunfar políticamente con la mentira y la manipulación le permitiría extender el término de cagones a toda la población mundial. Suiza ha alertado en la mayoría de sus periódicos (uno de ellos gratuito y de distribución nacional) la poca credibilidad de Fahrenheit 9/11, y hasta la familia de Bin Laden, banqueros “respetables” de Ginebra y antiamericanos como Moore, han tenido que reconocer públicamente que el sebáceo personaje no aceptó escucharles su versión porque el objetivo era el de mentir. Creo que si Armengol no se guiara por la línea editorial de Encuentro, otro hubiera sido el culpable de esa división.

Pero a lo que vamos. Moore tiene razón, a no ser que después de leer los textos u observar el comportamiento de gente como Norberto Fuentes, Alcibiades Hidalgo (el de la balsa, je, je, je) Alejandro Armengol, Annabelle Rodríguez, Gina Montaner, Rafael Rojas, Manuel Díaz Martínez (con sus lloriqueos por ir a la feria del libro de La Habana), Michael Suárez, y los disidentes favoritos (de Encuentro y el PSOE) Oswaldo Payá y Eloy Gutiérrez Menoyo, haya ser humano que no distinga entre la política limpia de los patriotas y aquella orquestada por una recua de cagones. ¿Se imaginan a Rafael Rojas como presidente de Cuba? Puedan o no, si eso llega a ocurrir, se instauraría en Cuba la primera República Ronera de la cuenca del Caribe. La chota popular la llamaría entonces la RR de RR. A Annabelle le darían el puesto de Vilma, a Alejandrito la dirección del nuevo rotativo “Obesidad Rebelde”. No digo el de la UNEAC porque sé de algunos con mejor cultura alcohólica por allá por México. Manuel Díaz Martínez se encargaría del nuevo “Granpa” y a Gina Montamer, para que siga en onda con la realeza, podríamos asignarle el principado de la Finca de los Cocos en el realengo de Santiago de las Vegas. Así las cosas, el cachalote con papada volvería a tener razón: Cuba sería una isla insignificante, o lo que es peor, nuevamente gobernada por cagones.

Creo que todos los mencionados en este texto tienen una visión del mundo completamente novelada y televisiva. Tal parece que viven en el mundo de la fantasía que padecen el Miami Herald, El País, la CNN y la RTVE. Si uno vive ilusionado con la manipulación que otros son capaces de llevar a la pantalla y los periódicos, cae sin quererlo en la idiotez, el desprecio infundado y la deshonestidad. Estoy de acuerdo en que hay muchas razones para votar contra Bush (¿dónde están Comando Solo y el papel asignado a Radio y TV Martí?), pero también para votar a favor (un mundo sin Sadam, sin Talibanes y sin más exiliados cubanos al estilo del ingenioso hidalgo de la balsa, es indudablemente mejor). Pero hay una sola cosa honorable por la cual muchos compatriotas han decidido abandonar Cuba y no es precisamente la miseria económica que nos relata Armengol (aunque le doy razón si ese fue su motivo personal): es el desprecio a la mentira, la manipulación, la opresión de los oportunistas contra los desinformados y el sociolismo como política de estado. Ninguno de los aquí mencionados queda libre de lo anterior y pudiera citar más, muchos más, pero ya creo que le dado demasiada razón a Moore.

Ah, y que pierda Bush, porque ¿qué sería de nuestra maravillosa comunidad de infiltrados, quedados, politiqueros, lesbianas, jineteras necesitadas de abortos urgentes, borrachos intelectuales y demás patriotas de la estirpe de Rojas, si la eminente Gina Montaner se nos exilia 4 inviernos seguidos en Groenlandia? Miami se sumiría en el desconsuelo total, la taza de suicidios aumentaría, Telemundo 51 caería en bancarrota. ¡No, no y no! ¡No podemos permitirlo! ¡Salvemos a Miami de semejante pérdida! Votemos contra Bush, o supliquémosle a John Kerry que a los dos meses de ser electo presidente no nos diga que él también es un travestí homopolítico. Que la marsopa de Michael Moore nos coja confesados y que el Papa no tenga que postularse para las elecciones del Vaticano, pues de no salir reelecto va y la afamada periodista miamense, amiga de la horrorosa Princesa de Asturias, se nos exilia otros 4 años en el desierto del Sahara.


Carlos Wotzkow
Bienne, Agosto 14, 2004

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