Misceláneas Electorales

Por Carlos Wotzkow

Carlos Alberto Montaner ha sido siempre un amigo, o al menos así lo consideraba fuera del ámbito político, pero ha tenido la mala idea de enviar a otro amigo mío (este evidentemente más leal, e incapaz de fomentar gratuitamente la cizaña) un mensaje desafortunado. Hablando de mí, mí amigo Montaner ha dicho: “Este es un tipo que malgasta su talento en peleas absurdas”. Y tiene razón, dice mi otro amigo Orestes Lorenzo, siempre y cuando se hable en nombre de política y se ande divorciado de la dignidad. Nadie puede imaginar lo mucho que yo defiendo y aprecio a mis amigos, pero para mí la dignidad humana está por encima de los intereses políticos. Espero que la libertad de opinión que Montaner defiende para Cuba sea la universal, la libertad sin condiciones, sin servilismos al estilo Carlos Estefanía. Es más, espero que entienda que yo carezco de talento político.

Por ejemplo, yo no sería capaz de amenazar con exiliarme por ser un votante perdedor en unas elecciones justas y democráticas. Ni siquiera jugaría con ello, porque ese tipo de planteamientos, cuando se es un personaje público y de cierto respeto, implica una inmadurez política digna de señalar. No pueden ignorarse esas barrabasadas por amiguismos. A no ser que deseemos, como lo desea Rafael Rojas, continuar la obra de la revolución. Menos, cuando se ha luchado tanto por ser un personaje conocido en los medios de difusión masiva. Por culpa de esas declaraciones allá en Miami ahora deberían haber gente empacando para mudarse a Groenlandia, o adinerados como George Soros camino de un monasterio. Así de traumatizados los ha dejado la derrota del mentiroso JFK II en estas elecciones. Y es que estos políticos de izquierdas querían a toda costa instaurar la demagogia nuevamente en la Casa Blanca.

Pero mi amigo, este que está en desacuerdo con mis peleas absurdas, es un hombre honesto y me demostró en los momentos más difíciles de mi exilio que yo no estaba sólo. Este gesto fue, muy por encima de la política y la discrepancia, algo que yo jamás olvidaré. Por ende y en virtud de toda la gratitud que le debo, en sintonía con el respeto que me inspira su sabiduría (toda ella, pero antes que se dedicara al subscribir las ideas políticas de personajes como Rafael Rojas), voy a dejar el hecho dentro de la categoría de pecata minuta y, Martí mediante (tan odiado por el Rojo Rojas) recordarle lo que él ya sabe, que “en política, como en la caza del zorro, es preciso no ir nunca delante de los perros, sino detrás de ellos”.

Primer tema concluido y... no lo olviden, yo estudié veterinaria, conozco bien a los perros, sigo eternamente agradecido de mis amigos, y ya hablaremos después de las mordidas.

Mi amigo Fondevila, quién tanto me honra con su amistad, ha podido reunirse por invitación del buen Carceller, con el señor Miguel Angel Moratinos. Yo no sé ustedes, pero yo creo que los cubanos nunca hemos renunciado a enseñarle a los españoles de que va la dignidad. Y los españoles, ¡tan racistas y cobardes, tan miserables y tan vende-madres, chico, no lo aprenden! No en balde Orestes Lorenzo (ese militar cubano que tuvo más pantalones que todos los hermanos Castro) tuvo que llamar cobarde públicamente a Felipe González cuando este se negó a interceder por sus niños. No en balde lo tiene que volver a decir ahora de Zapatero. Pero hay que decirlo también de Aznar por prometer lo que nunca cumplió respecto a Cuba, y por retirarse de la política activa sabiendo que en España había hijas de ciudadanos españoles que no les dejan regularizar su situación por el simple hecho de haber nacido en Cuba.

Ahora bien, que venga a España uno de esos deportistas que ellos tantos desprecian cuando son negros y juegan para un equipo inglés de balompié, y ya veremos cuan rápido se les da la nacionalidad. Son, sencillamente, asquerosos. Ahora mismo el PSOE (que para los cubanos quiere decir “Pendejos Sinvergüenzas Obtusos Españoles”) tiene como presidente a un amanerado de pestañas largas que, creyéndose un líder de rango internacional, se fue a hablar con el Rotweyler de Chirac y salió otra vez (remember Irak), con el rabo entre las patas. Shroeder, no más político, ni más imbécil que Zapatero, pero con niveles de testosterona un tin más elevados, ha dicho que nananina papalote con respecto a Cuba. No por solidaridad con los disidentes, sino porque esto le permite reducir la entrada de sementales cubanos en la “Selva Negra” de sus tristes Walkirias.

España es verdaderamente un país de historietas cómicas, y no voy a mencionar a su ridículo príncipe y su shrekiana princesa, ni a los centenares de escritores de ficción que tanto avalan el honor y la valentía militar de esa nación. Las derrota de los soldaditos ibéricos en Cuba, sus descalabros militares en el Perú, su espantosa historia en Filipinas, en Marruecos, en Francia, contra Inglaterra y así, ad infinitum, han dado dos opciones posibles a sus políticos. La primera fue la de buscar protección en la OTAN, lo que debiera obligarles a cumplir con sus deberes, y no lo hacen. La segunda, es esa de echar a correr delante de los árabes y los etarras. Para dar palos, nadie mejor que a sus esposas, víctimas frágiles de su cobardía. Ahí están los de IU ofreciendo mezquitas en Sevilla a cambio de paz, mientras los catalanes escriben manuales de cómo azotar a las mujeres españolas sin dejarles marca.

Segundo tema concluido y... no lo olviden, la historia no es como la pintan en esa RTVE comprada por los socialistas, y ya hablaremos de Cuba cuando sea de igual a igual.

Mis amigos más cercanos en el exilio (entre ellos, Miguel Uría) coinciden en que Miami atraviesa una fiebre de izquierdismo al estilo Kerry-Fonda. Sólo que Bush no ha utilizado la oficina oval como prostíbulo, ni está perdiendo la guerra de Irak como tanto repiten en la CNN y Radio Televisión Española, ni mucho menos ha perdido estas elecciones como algunos esperaban. El libre albedrío, a diferencia de lo que ocurre con los números, es una ilusión humana. No puede hablarse de libre albedrío cuando el voto de todos esos millones de norteamericanos fue depositado en una misma urna. Detrás de ese voto estuvo en gran medida el razonamiento, un conjunto de hechos y la fe católica, lo que no quiere decir fanatismo, sino un partidismo cultural occidental coherente. Detrás de esas elecciones, en las cuales casi una mitad de los votantes ha perdido sin declarar la guerra civil que tanto añoró Armengol, hay una lección de democracia.

Fidel está que echa espuma por la boca. La jauría que él ha instalado en El Nuevo Herald, Encuentro, la FNCA y Radio Martí pudo neutralizar un poco al exilio de Miami, pero no a los 3 millones de electores norteamericanos. Gracias a Fidel Castro y sus agentes en la Florida es que allí llegaron los de la red avispa. No olvidemos que allí fue recibido el ilustre Menoyo como si se tratara de un opositor. Allí viven y gozan de la vida y de la cocina tradicional cubana aquellos que tanto gustan de criticar la tradición. O sea, el ilustre Mariachi Rojas, el jodido votante Armengol, el Hidalgo balsero, el adorador de escrotos Norbertico, los risitos de oro de Joe García y toda esa camada de cachorros de izquierda, ávidos de poder en la Cuba de mañana.

Por suerte, o mejor dicho, gracias a Dios, Bush a vuelto a ganar las elecciones. Por suerte, los soldados americanos muertos en Irak no pasan el millar (contando día tras día las cifras ofrecidas por la RTVE estos serían, entre Agosto y Octubre 3’562). Por suerte, el teatro militar, los muertos y los secuestros de personas inocentes, Bush ha logrado trasladarlos de Nueva York a Falluja. Por suerte no triunfó John F. Kerry, es decir, Osama Bin Laden, es decir Fidel Castro, es decir Rodríguez Zapatero, Jeacques Chirac, Gerhard Schoreder, Rafael Rojas, Alejandro Armengol, George Soros, Gina Montaner, etc. Al perder Kerry han perdido los histéricos pacifistas de Viet-nam y han ganado sus verdaderos héroes, muchos ignorados. Al perder Kerry ha perdido la chusma al estilo Jane Fonda y sus cantantes seguidores, y la democracia le ha dado una patada en el culo a Francia. Ni se pregunten cuánto le duele.

Tercer tema concluido y... no lo olviden, aquellos que votaron a favor de las medidas de Bush antes de las elecciones, no canten victoria. Fue risitos de oro, alias Joe García, el traidor cubano que recaudó más votos para Kerry y logró que el sur de la Florida fuera azul.


FIN


Carlos Wotzkow
Bienne, Noviembre 21, 2004

Postscriptum: Aquella mañana en que las elecciones quedaron claras y Bush obtuvo su aplastante victoria tomé, como de costumbre, el tren que me lleva al trabajo a las 6 de la mañana. No imaginan la inmensa satisfacción que me daba ver un tercio de pasajeros con caras largas y escuchar de ellos toda suerte de comentarios producto de la frustración. Era, por así decirlo, una réplica de la atmósfera que debe haber reinado en el vagón de correos en el que la Suiza deportó desde Zurich a Moscú (encerrado y sellado con plomo para mayor humillación) a Vladimir I. Lennin. La diferencia entre ambos vagones era que en el mío fui yo el que bloquee la puerta y ante la mirada atónita de todos aquellos rubitos antiamericanos grité. Four more years!, four more years!


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