De nombres y nombretes, dime que te diré.

por Carlos Wotzkow


“Creo que ese es el caso del señor Carlos Wotzkow que parece padecer de una patología de inmovilidad mental, una especie de actitud retrógrada para no aceptar lo inevitable.”

Pedro Alberto Restrepo
Colaborador de wwwnuevoaccion.com


El Sr. Aldo Rosado se ha sentido muy ofendido porque yo he criticado una noticia (no suya) que él consideró interesante para su sitio de la Internet. Me da pena que así sea, como que me muchísima más pena que alguien que se dice es un hombre defensor de una Cuba democrática, se ponga del lado de los comunistas y publique aún más bazofias de las que originaron mi comentario. Pero qué le vamos a hacer, hay veces que el orgullo es más fuerte que la convicción y en este caso, el Sr. Rosado nos demuestra que tiene los juanetes adoloridos.

Pero mi problema no es con el Sr. Rosado, que después de un interminable rogatorio, por fin me dio de baja de su molesta lista. Mi problema es con los comunistas a los que él les ha abierto las puertas de su blog para intentar molestarme. Estos sí que no tienen nada de tontos y el Sr. Martel pronto notó que www.nuevoaccion.com le ofrecía el espacio ideal para meter una cuña. Sólo le faltó el ¡Viva Fidel! Utilizar una página anticomunista (sin dudas), al servicio de la revolución es un logro incuestionable y Martel, lo logró.

Lo que no logró (ni logrará) el astuto tecnócrata es opacar la abundante evidencia que existe contra la chapucería de una generación de tecnócratas que implantó en Cuba la changa del rebautizo. En breve: En 1976, - nos dice el tecnócrata de nuevoaccion - “siete prestigiosos economistas cubanos”… “desgraciadamente dentro (a las órdenes) del gobierno tiránico cubano” se dieron a la tarea de “organizar el país” “para desarrollar la nación cuando Cuba fuera libre”. O sea, este gallo nos quiere vender la idea de que la división de Cuba en tiritas la hicieron 7 sesudos para desarrollar al país cuando hubiera chance.

Coño, si yo soy editor de algo, al menos una pregunta que me aclare este entuerto ¿o no? Los científicos y los técnicos cubanos ciertamente tendrán capacidad para mejorar las cosas en Cuba cuando su intelecto y sus actos puedan tener márgenes de libertad. Para ello, no obstante, jamás harán falta 14 provincias, ni mucho menos rebautizar el país entero, que es de lo que se trata toda esta polémica, como lo hizo Fidel con el expreso deseo, no de desarrollar el país, sino de borrar de la faz del archipiélago todo rastro de identidad provincial, y mucha historia bella e interesante.

El ejemplo que este tarado pseudocomunista nos ofrece de Holguín es tan infantil que se lo desmorono (más sólo de de momento) con otro mucho más importante. Si Matanzas hubiera necesitado de un puerto por la costa Sur (en Bahía de Cochinos) este se habría construido en Playa Larga o en Playa Girón. Esa fue la excusa original para “convencer” al pueblo. Pero por el contrario, se le expropió a Las Villas el municipio entero de Aguada de Pasajeros, no para desarrollar racionalmente el humedal de la Ciénaga de Zapata, sino para destruirlo completamente. Lo que antes era un Parque nacional establecido en el siglo XIX, hoy se ha talando en un 89%. ¡Buena forma de desarrollar!

Si en algún momento hubo algún culto fidelista, o alguna misión mesiánica entre los tecnócratas de Castro que pretendiera salvar a Cuba en 1976, o “cuando está fuese libre” (perdóneme pero es que esta frase está de… como diría Rivero), yo me la perdí por completo. Lo que yo sufrí en 31 años de comunismo en Cuba fue un show bochornoso: una corte de seres domesticados, acreditados como especialistas en varias disciplinas, y que siempre estuvieron prestos a seguir órdenes políticas y no criterios científico-técnicos que pudieran generar un debate constructivo para el país.

A este mismo alucinado se le ocurre entonces afirmar en las páginas de www.nuevoaccion.com (con el beneplácito del Sr. Rosado) que gracias a este trabajo y a la revolución Holguín se desarrolló. Yo creo que jamás afirmaré que la práctica cotidiana de la deshonestidad pueda dictar preceptos a la ética, o a la moral, pero ir tan lejos como decir que la división de un país y el sistema de economía planificada permiteron desarrollar a Cuba, sería como afirmar que esos 7 economistas fueron libres de aplicar sus “altos conocimientos” sin el grillete ideológico que el marxismo les imponía.

En lo personal soy partidario de que Cuba retome su Carta Magna de 1940, tan pronto como esto sea posible. Me importa un comino el calificativo que se me otorgue, o lo que piense el huele chorizos del exergo. Esa constitución podría poco a poco adecuarse a la realidad nacional y sería siempre muchísimo mejor que las porquerías del Sr. Payá, por ejemplo. Y claro que habrá quién diga que yo soy un pacotillero resentido, como los habrá que digan que estoy anclado en el pasado. Pero creo que lo único que el cubano no debe hacer es olvidarse de su historia y nuestras 6 provincias tienen cada una la propia y a preservar.

Dicho lo anterior, paso a citarle un par de ejemplos con repercusión académica. Entre los geniales naturalistas cubanos del siglo XIX, abundan las citas sobre la localización exacta de raras especies de plantas, insectos, reptiles, aves, y mamíferos en todo el territorio cubano. Si ahora yo le digo a los hijos de Martel (o incluso a él mismo) que en 1940 Thomas Brunner vio más de 40 gavilanes caracoleros (especie amenazada) en una laguna cercana al Central Portugalete, nuestro sabio marxista no tendrá ni puñetera idea de la ubicación de la laguna que le hablo y sus hijos, se quedarán por ende sin saberlo.

¿Por qué? Pues porque él, junto a todos los cretinos como él, que por tantos años sustentaron al régimen, aceptaron que Fidel Castro rebautizara el país entero con nombres tan absurdos como repetidos. He aquí entonces la verdadera razón de la creación de las 14 provincias: destrozar la identidad centenaria de todo un pueblo. No en balde hay una página electrónica por el exilio intentando salvar la identidad camagüeyana, que le guste a la gente o no, debiera servir de ejemplo para fomentar otra oriental, una villaclareña, una cuarta matancera, una quinta habanera y para acabar, la pinareña.

Desde el punto de vista científico y zoológico es entonces importantísimo que una Cuba libre retome sus nombres originales, porque ello permitiría a los estudiosos de todas las disciplinas saber dónde existieron asentamientos humanos, especies botánicas o zoológicas y recursos que a lo mejor hoy ya no existen. Otro ejemplo: si yo le digo al tecnócrata que a principios de 1920 las mejores poblaciones del Sijú Cotunto de Isla de Pinos se encontraban en McKinley, ¿podría el sabio darme las coordenadas? Más difícil aún, ¿cómo demostrar que todos los bosques de Cuaba de Ingenio fueron talados por los españoles si ya ni sabemos tan siquiera dónde estuvieron las márgenes de la laguna de Ariguanabo?

Peor, ¿sabría decirme el astuto Martel dónde encuentro La Demajagua? O mejor, ¿podría asegurarme que cambiar el nombre a Jacksonville (por el estúpido y repetitivo nombrete de Cocodrilo) ayudó a desarrollar ese pueblito de pescadores inmigrantes desde las Islas Caimán? ¡Terrible! ¿Qué entenderían mis hijos si les digo que acabo de regresar de Patricio Lumumba? Si no están al tanto de las geniales enseñanzas de Martel podrían creer (en el mejor de los casos) que llego de algún lugar de África. Más lamentable aún, ¿podría decirme Martel de donde he regresado? Ni siquiera él puede decirmelo ahora con certeza.

Entonces tendría que aclararle que llego, no del pueblo de Santa Bárbara en la Isla de Pinos, (al que él y los otros 7 tecnócratas pusieron Isla de la Juventud), sino del Miramar Yatch Club, un centro recreativo. Lo mismo si le hablo de Moscú, o de Praga (ambos restaurantes confiscados, no capitales europeas). Yo no sé ustedes, pero a mí esta cosa de los nombres me parece extremadamente importante porque perdido en un avión sobre el “Camilo Cienfuegos” significa que puedo estar volando sobre más de 100 sitios diferentes en más de 14 provincias en las cuales hay fábricas, escuelas, parques y hasta burdeles para militares con el mismo nombre.

A mi me encantaría poder regresar a Cuba y explicarles a mis hijos dónde se encontraba el Vedado Tennis Club (no el José Antonio Echevarria), donde mi madre iba a jugar cancha y tomar cerveza con sus amigas. O el Teatro Blanquita (hoy Kart Marx). A mi me gustaría que supieran que hubo un cine llamado Florencia (no Pionero) y paseos frente a la embajada Suiza (no una plaza para histéricos que mañana llamarán Elián González). Me gustaría que supieran que hubo una Universidad llamada Villa Nueva (no un centro makarenko denominado Tania la Guerrillera), y una Avenida de Carlos III (no una carretera llena de baches rebautizada Salvador Allende).

Cualquiera me podrá decir que soy un retrógrado y un anticuado, pero cuando las 6 provincias existían no había racionalización de gasolina y la Refinería Belot (hoy Ñico López) generaba empleo y producía la energía que necesitaban los nuevísimos Chevrolets del año. En el Campamento Columbia (no en Ciudad Libertad, que no la veo) se formaban oficiales de carrera, no mercenarios para la DAAFAR. Detrás del Auditórium del Vedado había un colegio para jovencitas llamado American Domican Academy (no la fábrica de jineteras que han egresado de la Guerrillera Heroica).

Si el desarrollo al que se refiere Martel es al de la mediocridad entonces estoy muy de acuerdo con él. La división de las provincias históricas de Cuba, aparte de división, trajo mucha mediocridad. De la actual “provincia” Ciego de Ávila hoy sólo salen porquerías como Raúl Rivero y no piñas como abundaban en aquel entonces. ¿Será que este sabiondo de la geografía cubana viene de Granma, o será que lee el Granma, o que navegó en él? A mi, se los juro, me igual. El municipio de Holguín en 1958 (para retomar el tema) producía el 70% del grano de toda la provincia Oriente (lo llamaban el granero de Cuba) y lo lograba en apenas el 26 % de sus 2’874 kilómetros cuadrados. ¿Me dará Martel mejores datos de los granos revolucionarios, o del ganado, o de su azúcar?

Si algún día regreso a visitar mi Patria, volveré para contarles a mis hijos que en la Marina de Barlovento sus abuelos cubanos degustaban maravillosas langostas cuando Cuba era desarrollada, pero que durante 47 años, La Marina Hemingway fue el símbolo del apartheid comunista que algunos tecnócratas lograron consolidar. Volveré para decirles que en Stadium del Cerro se jugaba pelota de la buena, pero que un día le pusieron “Latinoamericano” y allí mantuvieron encerrado a su abuelo por varios días cuando la invasión de unos bravos cubanos por Girón.

Les hablaré del cine Radio Centro (al que hoy algunos llaman Yara) y les diré que en la esquina de 12 y 23, en vez de haber dos policías orientales listos a chantajear a las putas del comunismo, había siempre un personaje muy pintoresco junto a dos o 3 latas grandes de galletas. Era la esquina de los tamales de Manolo. Para Martel esa quizás fue la Cuba subdesarrollada, pero a mí me aseguran que Manolo vestía con un traje carmelita impecable. Hoy, en aquella Cuba desarrollada de las 14 provincias que nos regaló Martel y sus 7 economistas, lo más seguro es que nadie recuerde a lo que sabe un tamal.

La barriada de Santo Suárez empezaba con el flamante Colegio de los Hermanos Maristas, hoy los tecnócratas admirados por Martel nos lo entregan muy desarrollado en las últimas técnicas de tortura. Lo mismo puede decirse del “subdesarrollado” perfil costero de La Habana de aquella época con sus repartos Kolly, Biltmore o Miramar y sus populares Havana Biltmore y el Círculo Militar y Naval (hoy Gerardo Abreu Fontán), el Havana Swimming Club (hoy Felix Elmuza, o Cubanaleco), el Náutico (Juan Manuel Márquez). A veces, cuando recuerdo estos nombres revolucionarios, me creo que hablo del paseo por un cementerio y no por una antigua zona de playas para todos.

No quiero acabar este texto sin antes decir que siento extraordinariamente tener que volver a las mismas batallas. Debo decirles de corazón que creía que el Sr. Aldo Rosado era alguien con cierto grado de inteligencia, pero ver las porquerías que publicaba en su blog me hicieron hacerle un ingenuo comentario que degeneró en asunto público. Por eso es que le pedí que me sacara de su lista. La propaganda pro-castrista si acaso me interesa leerla, la puedo buscar en la página de Internet que da nombre a un periódico, a un Yate, a una Provincia de Martel y a quién sabe cuántas cosas más.


Carlos Wotzkow
Bienne, Enero 12, 2007


PD. Y casi que me olvido. Saber la ubicación exacta de la laguna del Central Portugalete cambió la idea que se tenía de la distribución zoogeográfica de el gavilán caracolero ¿Quieren saber dónde estaba? Bueno, pregúntenselo a José L. Martel.




Nota: Si quieren ver el articulo de Martel al que se refiere este articulo pueden ir a nuevoaccion . com
Esta publicado el articulo en la pagina principal bajo
"LA ACTUAL DIVISIÓN POLÍTICA ADMINISTRATIVA DE CUBA SERÁ EFICIENTE DESPUÉS DEL CASTRISMO"


Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

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