OPINIONES PARA LEERLAS

por Carlos Wotzkow


“Is life so dear, or peace so sweet, as to be purchased at the price of chains and slavery? Forbid it, Almighty God! I know not what course others may take; but as for me, give me liberty or give me death!

Patrick Henry


Hace 15 años me percaté que el exilio cubano estaba falto de liderazgo. Hace 15 años noté que pertenecer a cualquiera de las organizaciones del exilio era perder el tiempo. Desde entonces creo ser (y sé que soy) libre. Dedico mi tiempo a lo que me da la gana, me gano la vida fuera de la política, y no me debo más que a mi familia y eso, por deseo propio. Soy feliz, porque no aspiro a influenciar en nada a un pueblo que enaltece el esclavismo volitivo. Crear un partido político que revuelva toda esta mierda me corrompería, sobre todo, porque sé (y además creo firmemente) que el pueblo cubano no aspira a ser libre.

En lo personal sé que Carlos Alberto Montaner es un hombre afable, correcto, culto e inteligente. Lo conocí personalmente. Posee ideas propias, una tolerancia democrática demostrada (incluso ante sus enemigos políticos más acérrimos), y un apego a Cuba incuestionable. Apego, lo aclaro, no implica tener buenas intenciones, aunque él las pueda tener, sin dudas. En lo social, sin embargo, Carlos Alberto demuestra un desconocimiento total del carácter del pueblo cubano. Tiene una idea idílica de sus anhelos y por consiguiente, posee un enfoque errado en la mayoría de sus análisis sobre la Cuba del futuro.

Alejandro Armengol es un oportunista político, un parasito en su nicho profesional, pero un periodista muy bien informado en el terreno social. Es un hombre inculto hasta donde tal vez ni siquiera él sospeche, pero escribe bien y tiene una tribuna poderosa. Posee ideas que no publica, y sólo defiende las que le orientan sus superiores de partido. Es intolerante con todo lo que huela a exilio anticastrista, y se nota que tiene unos deseos incuestionables (e incontrolables) de sacarle a Cuba hasta la última lágrima. Pero en lo social, repito, Alejandro está muy bien ubicado, conoce perfectamente el carácter miedoso del cubano y explota ese miedo con una habilidad espantosa.

Carlos Alberto Montaner cree, en principio, que lo único que hace falta es esperar a la muerte de Fidel Castro para empezar a ver los cambios políticos dentro de la isla. Cree (como Jorge Mas Santos) que Raúl Castro es pragmático, cree que Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y Ricardo Alarcón son moderados. Cree que con ellos es posible sentarse a negociar. Peor, cree que ellos quisieran negociar. Cree que el pueblo de Cuba posee una cultura de trabajo aceptable y que está loco por salir a las calles y gritar vivas a la libre empresa y a la economía de mercado. Carlos Alberto cree, cree, cree… pero se equivoca.

Alejandro Armengol sabe que la dictadura en Cuba se mantendrá intocable durante años, aún después de la muerte del tirano. Sabe que a ninguno de los partidos mayoritarios de los Estados Unidos, o a la economía del estado de la Florida le interesa una Cuba libre y democrática. Sabe que Raúl Castro es más cruel que Fidel. Que Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y Ricardo Alarcón son marionetas fácilmente destituibles. Sabe que ninguno puede negociar. Sabe que el pueblo de Cuba sólo aspira a que le den un bocado de porquería y una aspirina china a la semana (sin pagar). Alejandro sabe, sabe, sabe… y está en lo cierto.

Carlos Alberto Montaner cree en la fuerza económica, política y moral del exilio cubano. Cree que a la muerte del dictador una buena parte de esos recursos económicos, de ese potencial democrático y de ese cacareado compromiso por una Cuba libre se harán efectivos. Montaner cree que en un período de 20 años Cuba será un país próspero. Cree que la transición cubana será posible como en España, que los empresarios correrán a invertir en la isla, que en la primera legislatura las elecciones libres serán un hecho y que el sentido de la justicia y la tolerancia prevalecerán.

Alejandro Armengol sabe, porque lo ve y lo palpa en el día a día de Miami, que el número de cubanos con dinero interesados en regresar a Cuba no pasará del 3%. Que las generaciones que han llegado a los EEUU después de 1989 son más pro-castristas que las que se han quedado en Cuba, y que el arsenal moral del exilio languidece con esa generación apaleada, insultada y desmoralizada por una abulia patriótica incurable. Sabe que los jóvenes recién llegados a Miami no gustan de pagar sus deudas y menos que menos un seguro médico. Sabe que explotando el descontento, el comunismo en Cuba está garantizado.

Carlos Alberto Montaner cree que el éxito económico de los países industrializados y los cubanos que han logrado éxito profesional serán un ejemplo para el pueblo de la isla. Cree que una buena parte del liderazgo de la oposición interna en Cuba es demócrata. Cree que Cuba devendrá un país liberal y desarrollado en apenas 5 lustros. Pero Carlos Alberto también creyó que lo de Venezuela era apenas un pasaje, que lo de Nicaragua era irreversible, que lo de Bolivia era insospechable. Creyó que los EEUU se estaban ocupando de Latinoamérica, creyó en Bush y en su responsabilidad como presidente. Creyó.

Alejandro Armengol sabe que no hay nada que interese más a la juventud cubana del exilio que regresar a Cuba para pavonearse delante de sus hermanos desafortunados. Sabe que visitan su isla para repartir migajas y nepotismo, para provocar envidia y contar maravillas de sus vidas en Miami. Pero Alejandro sabe también que al regreso se topan con la misma miseria humana que dejaron atrás: a quejarse de la letra del auto, de la falta de dinero para la remesa, del precio del efficiency, de lo cara que está la gasolina, y de todas esas cosas que les hacen la vida más difícil para regresar a Cuba y volver a pavonear. Sabe que los republicanos han perdido el apoyo de los cubanos menores de 35 años.

Por eso creo que Carlos Alberto Montaner, a pesar de ser un agnóstico convencido, es un fervoroso y perdido creyente. Contrario a Fidel Castro (ambos han dicho, o demostrado “creer” en el pueblo), Carlos Alberto ha sido consecuente con sus creencias en los últimos 40 años. Pero ser consecuente y estar equivocado no es un mérito. Sobre todo, cuando la realidad, las traiciones políticas, los intereses económicos, el oportunismo ideológico y la falta de cultura laboral son los ingredientes que caracterizan al pueblo de Cuba. Negar todo lo anterior lo hará ciertamente un moderador agradable en su nuevo espacio televisivo, más no un analista acertado.

Por eso digo que Armengol no está errado (aunque me reviente el hígado). Armengol conoce la arcilla que moldea. Siguiendo en todo a Fidel Castro (ambos han demostrado saber dominar la prensa) Alejandro ha sido un admirable soldado del comunismo en pleno territorio del exilio cubano. Y en materia de militancia política de izquierdas, ser servil, sí es un mérito. Sobre todo, cuando la realidad, las traiciones políticas, los intereses económicos, el oportunismo ideológico y la falta de cultura laboral son los ingredientes que caracterizan al exilio y al pueblo de Cuba. Ser un portavoz de lo anterior no lo hará un contrario agradable, pero sí un ideólogo exitoso.

Y así vamos amigos, perdiendo la cara, desabrochándonos los pantalones obedientemente y comprando la vaselina para hacer menos doloroso nuestro castigo favorito. Y así van Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Argentina y Brasil: de camino al precipicio, contentos la mayoría, gritando unos días, como ocurrió con Cuba hace 50 años. De camino a la mierda con el santo consentimiento de la especie humana. Carlos Alberto no lo cree, pero Alejandro se desternilla de la risa. ¿Quién tendrá la razón? La tiene usted amigo lector, pero cuando vayas a Cuba, avísame asere, para mandarte unas fulas pa’ mi vieja y pa’ que me compres en dólares todos los CD de Silvio Rodríguez, Carlos Santana y los Van Van.


Carlos Wotzkow
Bienne, Junio 1°, 2007


PD. A punto de distribuir este texto, dos noticias que aniquilan mi optimismo, si es que alguna vez tuve alguno:

(1) Tres personas eran las que en realidad se encargaban de mantener en el aire 13 sitios de Internet del exilio. Por motivos humanamente comprensibles, cerrarán sus portales Net For Cuba Internacional y Puente Informativo Cuba Miami. ¡¡¡TRES PERSONAS!!! ¿Dónde está el apoyo popular del exilio a la causa de la libertad cubana?

(2) Rosales quiere volver a legitimar a Chávez y la CNN Internacional aclara desde hace 2 días que el descontento popular en Venezuela por del cierre de RCTV no es político, sino debido a las telenovelas de amor que dejarán de transmitirse.

¿Quieren más?



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