¿QUE OPINA SOBRE LA COMUNIDAD DE EXILIADOS EN MIAMI?

Por Esteban Casañas Lostal


¡Huuumm! Los otros días un amigo de Alemania me hizo esta pregunta, él visita con frecuencia varias páginas y foros donde intervienen los cubanos del exilio, no sé si le habrá llamado la atención la casi total ausencia de los cubanos de la isla, no sé si podrá comprender que la mayoría de los que escriben en la net a favor del régimen cubano, son frustrados izquierdistas latinoamericanos, la mayoría de ellos con el único propósito de desacreditar a la comunidad cubana del exterior.

¿Qué opino sobre la comunidad de exiliados en Miami? Creo que sería más correcto preguntar; ¿Qué opinas sobre las comunidades de exiliados en Miami y la de La Habana? Digo esto porque los de allá se encuentran viviendo un muy particular exilio también, sin embargo, me limitaré a responderle mi opinión sobre esa parte del exilio cubano que es libre.

No es una respuesta muy fácil de brindar, hablar con honestidad del exilio puede provocar malentendidos y por ello, se impone la necesidad de ser muy cauteloso a la hora de tocar un punto tan neurálgico para todos los cubanos. No considero que yo sea la persona apropiada para responder un tema tan amplio, llevo solamente un poco más de diez años en este destierro y es imprescindible conocer la historia de ese ya prolongado exilio.

Sin embargo, como un ser que posee criterio propio trataré de exponerle mi opinión. Hablar del exilio cubano en estos momentos incluye a varias generaciones de cubanos, no todas poseen las mismas características. Los primeros en abandonar la isla fueron en su mayoría, aquellos perjudicados directamente por la llegada del régimen “revolucionario”. No se debe abandonar tampoco a los que sin poseer nada, tuvieron una pronta visión de lo que se avecinaba con aquellos vientos que soplaron desde el este del país.

En la medida que pasaron los primeros años de aquel fenómeno social, se unieron a esos deseos por abandonar al país los que quedaron de la clase media y una campesina bastante acomodada, hablemos pues del gran éxodo de Camarioca ocurrido a mediados de los sesenta, seguida por los hasta hoy constantes intentos de salida ilegal. Luego se produce en el 80 otra gran arribazón de cubanos a través del puente Mariel-Miami y por último, la salida de miles de compatriotas en el año 94, continuando hasta la fecha esos deseos por abandonar el “Paraíso” prometido por los “revolucionarios”, convirtiéndose esos anhelos en un arma de chantaje por parte del gobierno cubano y que ha sabido asimilar muy bien el gobierno norteamericano.

En estas pocas líneas he sacado del país a casi dos millones de seres, pero, no he distinguido diferencias entre ellos. Debe observarse que las primeras partidas ocurren en el año 59 y que entre ésta y Camarioca solo habían transcurrido unos seis o siete años, o sea, eran cubanos de la misma generación y en términos generales educados antes de la llegada al poder de Fidel Castro. No ocurre lo mismo con la gran escapada del Mariel, en ese entonces ya habían pasado unos 20 años y la mayoría de los que decidieron abandonar su tierra habían sido formados por el régimen. Castro, quien se ha distinguido siempre por su habilidad destructora, no demoró entonces en llenar cada embarcación de delincuentes comunes para desacreditar a aquellos que un día se le rebelaron.

Vació cárceles, hospitales de enfermos mentales y llegó hasta las casas de aquellos que habían cumplido sus condenas, obligándolos mediante amenazas a abandonar el país (yo tuve un vecino que nunca pensó dejar la isla y fue víctima de ese proceso, hoy no se arrepiente) Así. Se produjo el primer encontronazo entre la comunidad de exiliados de Miami y los recién llegados. No puede negarse y sería atentar contra la verdad, que los marielitos fueron en sus inicios rechazados por los viejos exiliados, veían en muchos de ellos a delincuentes y testimonios de ello sobran. Sencillamente, los del exilio cayeron en la trampa que les tendió Castro (algo que ocurriría muy a menudo en años posteriores).

Con el paso del tiempo aquella gran masa pudo al fin insertarse en la sociedad americana, los ayudó también, la negativa del régimen a darle entrada en la isla como parte de la “comunidad cubana en el exilio”, convirtiéndolos automáticamente en exiliados políticos. Hoy, muchos de ellos han triunfado en ese país a pesar de todos los intentos de Castro en desprestigiarlos ante la comunidad internacional. Se produce otra hecatombe similar a la del Mariel y ahora es el mismo gobierno cubano el que alienta la salida ilegal.

La profunda crisis ocurrida después de la caída del Campo Socialista, lo hunde momentáneamente en un túnel sin salida y ve en ese éxodo una válvula de escape a la situación interna. Oportunidad sabiamente utilizada para darle otro matiz a la constante salida de cubanos de su paraíso, es a partir de esa fecha aproximadamente, donde comienza a llamarse al exilio cubano como una emigración económica y de ella se hacen eco personalidades como el Cardenal Ortega, muy mal aceptado por la comunidad de Miami.

Supongamos entonces que tal vez tenga alguna razón para llamarlos así, pero detrás del telón los cubanos saben y conocen perfectamente de esas maniobras del régimen cubano, es imposible pensar que todos puedan calificar como emigrantes económicos, cuando en la isla continúan millones de seres que no simpatizan con el régimen y se ven obligados a vivir con doble moral para poder sobrevivir.

Esta última gran emigración arriba mucho más dañada que todas las anteriores, no podemos tapar el sol con un dedo. Fueron seres totalmente formados y nacidos bajo ese sistema en su mayoría, carentes algunos de hábitos laborales necesarios para salir adelante en cualquier país, al hacer mención de esto que digo lo hago con el fundamento de haber mandado hombres en Cuba por mi posición de Oficial, y sería una infamia afirmar que cubano alguno en la isla, esté acostumbrado a trabajar ocho horas de campana a campana como se hace en estos países.

Otros males los acompañaban y son numerosos, el proceso de adaptación de esos seres al nuevo sistema de vida ha sido mucho más lento que el de las generaciones pasadas, muestra de ello existe en abundancia aquí en Canadá, hasta donde llegan y se ven beneficiados por un cheque de la ayuda social, y aunque reciben el mínimo imprescindible para poder vivir, es mucho más de lo que recibían en la isla trabajando. Manteniéndose en ese status por largos períodos de tiempo, hasta que logran adaptarse a su nueva condición y encuentran otro sentido de la vida.

Como quiera que sea, ya ha transcurrido el tiempo suficiente para su integración en la sociedad americana y aquellos últimos que llegaron destruidos comienzan a triunfar también, una muestra de ello es la capacidad demostrada en ayudar a los suyos desde esta otra orilla, mientras que los exiliados en la isla continúan nadando en la miseria y sin esperanzas de salir a flote.

El gobierno de Castro o él personalmente, no ha escatimado recursos en destruir al exilio cubano, ejemplo de ellos sobran y recordemos los más recientes, me refiero al caso de los espías involucrados en la red “Avispa” y el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate. Hoy por hoy deben ser cientos los espías y colaboradores distribuidos no solo en territorio norteamericano, Canadá es una plaza fuerte para ellos que se sienten apoyados por todos aquellos izquierdistas, que desde aquí pretenden construir el comunismo en sus países. Sin embargo, es Miami la máxima preocupación del tirano porque gracias a ella existimos como una comunidad.

Puede hablarse últimamente de una emigración económica, son todos aquellos que llegan a estos países y que de la noche a la mañana se convierten en empresarios, lo que no se sabe es de donde salió el dinero para emprender sus negocios, para nosotros los cubanos su origen apunta a La Habana. Gente que llega aquí en taparrabos y a los pocos meses te enteras que son propietarios de tal o cual pequeña empresa, esa técnica fue utilizada por Hitler antes de su caída, son seres que abogan por el levantamiento de ese fantasma embargo, se manifiestan públicamente a favor del sistema, viajan con frecuencia a la isla y envían grandes cantidades de dinero.

Sumémosle a ello, la cantidad de seres que se encuentran saliendo constantemente del país casadas con extranjeros. Solo una ínfima parte de ellos reconoce haber salido debido a la política imperante en la isla, el resto y que constituye la mayoría, vivieron del jineterismo en Cuba, regresan con frecuencia a mostrar o presumir del éxito que alcanzaron, carecen de los valores morales de las generaciones que los antecedieron, son evasivos, cobardes, cuando les solicitan colaboración en sus viajes a La Habana, se prestan a ello para mantener esa condición privilegiada de entrar constantemente sin necesidad de visas. Participan en las actividades ofrecidas en consulados cubanos y embajadas, etc. Son tan sumamente miserables que aún conociendo la realidad que vive el pueblo, critican abiertamente a quienes levantan su pluma o voz para denunciarlas. Indiscutiblemente, el exilio cubano reacciona de forma negativa ante esta nueva clase de cubanos, hasta yo que solo llevo poco tiempo en el exilio coincido con esa actitud unas veces calificada de intransigente.

Como puedes observar, el exilio cubano está compuesto de más colores que el arco iris, sin embargo, como insistes en saber cual es la opinión que tengo te la daré. En mis viajes a Miami observé todo lo contrario a lo divulgado sobre el exilio por el gobierno y algunos testaferros portavoces de ellos desde el lado de acá, para citar solo un ejemplo mencionaré al periodista Luis Ortega. Choqué de frente con una manifestación de cubanía desaparecida hace muchos años en la isla, gente a la que no hace falta hacerles un discurso para recordarles que son cubanos de pies a cabeza, gente arraigada a su tierra en todos los sentidos, gente que ha trasmitido esos sentimientos a sus hijos y nietos (mucho de los cuales sentí más cubanos que los nacidos en aquella tierra), gente muy laboriosa y emprendedora, gente que ha borrado muchos viejos rencores y son capaces de ayudar a quienes no solo criticaron su salida, conocí casos donde la crítica llegó al acto de repudio. Creo que es un exilio muy generoso y burla murallas para ellos dolorosa por tratar de ayudar a sus familiares, aún con el dolor de saber que mantienen al régimen con su dinero, son seres que sencillamente se encuentran atrapados en otra trampa también.

Castro necesita que exista ese exilio pero que no lo combata y sirva de ejemplo a sus siervos, esa es la principal razón de su obsesión en combatirlo.

El exilio ha cometido errores y eso no se puede ocultar tampoco, del otro lado y en la isla, esos errores toman la magnitud de un crimen. No es el exilio el culpable de los males que apenan a sus hermanos de la isla, sin embargo, la complicidad de todo este continente es capaz de levantar su índice para culparlo. Aún así, con todos los errores que pueda haber cometido o cometan en un futuro, yo los admiro y me siento parte de ellos, sin esa verticalidad e intransigencia mostrada a través de todos estos años, el exilio hubiera muerto y seríamos una tonga más de espaldas mojadas.

¿Qué opino del exilio cubano en Miami? Habría que buscar la respuesta también en la isla, ¿qué opinan nuestros compatriotas de dos millones de seres, que son capaces de producir mucho más que once en la isla? ¿Necesitan los cubanos del exilio o es el exilio el que necesita de la ayuda de los cubanos?


FIN


Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
2002-01-25


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