JESUS DIAZ, COMME CI COMME ÇA


Mientras permanecemos pendientes o tal vez manipulados por los medios de prensa, quizás voluntariamente, atentos a cada capítulo de esa telenovela filmada entre Castro y su homólogo Chávez. Mientras se corren apuestas por la muerte, y ésta es recibida y celebrada con beneplácito. Mientras se desbordan todos los espacios de predicciones que provocan nuestro morbo, oraciones que causan risa, planes futuros que han sido escritos millones de veces, y para nuestro gozo, el supermán del Caribe va adquiriendo la imagen estrafalaria de un Don Quijote que ya no distingue entre molinos y ventiladores. En medio de nuestro entretenimiento, dejan caer una pequeña nota en varios espacios, que por ser de reducidísima dimensión, tiende a pasar inadvertida.

Resulta que hace unos días se ha celebrado el cuarenta aniversario de la revista El Caimán Barbudo, y Leopoldo Luís (alias Leo) autor del artículo que hace referencia al evento, expresa lo siguiente sin profundizar por razones que todos suponemos, pudo no estar autorizado para ello.

"..Hubo ausencias inevitables, como las de Jesús Díaz o Luis Rogelio Nogueras, que fueron recordadas; así como las de quienes, alejados por otros compromisos, no obstante, estuvieron todo el tiempo presentes en espíritu".

Ni corto, ni perezoso, y recordando todas esas controversiales opiniones que abrigaron la supuesta muerte misteriosa del escritor cubano radicado en España. Impulsado tal vez por la curiosidad sobre las acusaciones que siempre pesaron sobre Jesús Díaz como agente encubierto del régimen de Castro, anduve hurgando por Internet en búsqueda de alguna información y creo que, el material más importante sobre esa controversial persona, es el artículo escrito por Servando González titulado; “El extraño encuentro de Jesús Díaz con la muerte”.

http://www.amigospais-guaracabuya.org/oagsg012.php

La información que ofrece Servando sobre la personalidad y faenas realizadas por Jesús Díaz durante gran parte de su vida activa como revolucionario “ortodoxo”, tradúzcase extremista. Nos muestra en esencia al ser que debió considerarse muy temido dentro del círculo social donde desarrollaba sus actividades. Considerado como uno de los mejores escritores exponentes de la línea de su partido, Díaz no pudo ocultar su desprecio hacia ese exilio que supo acogerlo, perdonarlo y hasta condecorarlo en Miami, su capital. Odio que toma sus mayores dimensiones en el filme “Lejanía”, donde explota casi despiadadamente un problema social producido por la revolución que tanto defendió. “Lejanía”, película donde se premia la forma y no el contenido, es un ataque y manipulación de situaciones y sentimientos encontrados entre los que se quedaron y los que una vez se fueron. Trabajados con excelente habilidad y buscando solo un fin, culpar al que abandonó su tierra dejando todo atrás, y como es de suponer, presentar al que se mantiene en su tierra como la víctima de todas las desgracias que se originaron luego de aquella partida.

Para Jesús Díaz solo existió ese evento que dividió a la familia cubana, y al parecer, nunca investigó profundamente en otros hechos que nada tuvieron que ver con el éxodo cubano hacia el norte. Nada que ver dentro de su obra por las largas ausencias del hogar, masivas peregrinaciones hacia el campo, misiones internacionalistas, hijos arrancados de sus raíces familiares desde muy jóvenes, etc. Nada de eso ayudó a destruir la familia cubana, solo la existencia de un exilio que se origina desde el inicio mismo de la llegada de Castro al poder. Una extensión asquerosa de “Lejanía” es producida años después con el filme “Miel para Ochún”, pero esta vez en caso inverso, y es el hijo quien regresa desde el exilio en busca de su madre, demonizando en todo momento a quien lo extrajo de su tierra, y explotando nuevamente un dolor que ya se extiende por cuarenta y siete años. Causas y efectos han sido papel sanitario para muchos de los autores cubanos, y Jesús Díaz no se encontraba excluido por muy excelente escritor que fuera.

Su obra no deja de ser condimentada con esa divisa, y aún después, cuando disfrutaba de su aterciopelado exilio, ese odio oculto lo traicionaba y sale a la luz en el libro titulado “Dime algo sobre Cuba”.

"........Pudo entender con exactitud, por experiencia propia, que Lenin sufría la impagable sensación de culpa del exilio. También él estaba empezando a sufrir aquella herida irrestañable. El olor de su madre, de su infancia y de su lengua habían quedado atrás para siempre, pero los suyos seguían allá, prisioneros de aquel mundo sin esperanzas, y frente a ellos se sentía un traidor....... (página 124)"..

De manera muy inteligente y sutil, Jesús Díaz vuelve a mandar su mensaje subliminal en contra del exilio cubano. El libro llega a mis manos enviado por una amiga desde España y exactamente el día 23 de Septiembre del 2000, escribo un comentario sobre su obra que difundo por muchos medios de Internet, incluyendo el foro de la página de Encuentro. Díaz fallece el 2 de Mayo del 2002.

Profundizar en todo lo que se ha escrito sobre este enigmático escritor cubano, harían interminable este comentario y regreso al pequeño párrafo, donde se menciona durante el homenaje realizado por los cuarenta años de existencia de la revista Caimán Barbudo.


""..Hubo ausencias inevitables, como las de Jesús Díaz o Luis Rogelio Nogueras, que fueron recordadas; así como las de quienes, alejados por otros compromisos, no obstante, estuvieron todo el tiempo presentes en espíritu".


Querido exilio.-

¿Existen dudas aún de que ese señor trabajaba para el gobierno cubano? ¿Creerían posible de que fuera mencionado en oportunidad de ese evento? Poco importa cuan simple haya sido. ¿Consideran que existe esa posibilidad luego que una persona haya sido calificada de “traidor a la patria”? Si la respuesta es positiva usted nunca vivió en Cuba. Si la respuesta es positiva, preparen entonces otros homenajes dedicados a Norberto Fuentes, Eliseo Alberto, Rojas, Armengol y todos aquellos miembros de ese ejército invisible que no ocultan su nostalgia y realizan sus labores proselitistas en esta orilla de la playa. Si la respuesta es positiva, no duden en abrirle los brazos desesperadamente a todos aquellos que una vez fueron nuestros látigos.

Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá
2006-09-04


Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido.

Jalil Gibrán


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