REPÚBLICA DE CULTURA

Por Esteban Casañas Lostal


Si nos detenemos y analizamos cada uno de los mensajes cruzados por ese amplio mundo de Internet, donde intervienen, indudablemente, importantes personalidades de la cultura cubana. Exponiendo sus inteligentes y oportunamente “valientes” alegatos, criterios, manifestaciones, opiniones, incluso, tardías y certeras acusaciones. Realizadas por los que suponemos forman parte de la “flor y nata de nuestra cultura” ante un hecho inesperado de resucitación o, al menos, pretensiones por levantar a un muerto fresco que nunca se ha logrado llevar a su diabólica sepultura. El lector que se involucre en ese trasegar de manuscritos que hoy, y gracias a los adelantos de la ciencia y técnica, viajan más rápido que un rayo. Y como es de suponer, porque se viven momentos de “supuestos”. Solo algunos “elegidos” tienen la posibilidad de acceder a esos privilegios que ofrecen tanto la ciencia como la técnica en esa “supuesta república”. ¿Quiénes serán esos bendecidos? Poco importa ahora.

Pues bien, podemos encontrarnos ante manifestaciones de extrema valentía, no existe espacio a la duda para aquel que vivió la construcción y destrucción de nuestro Macondo caribeño. Es indudable que se requiere de cierto valor allí, donde por inercia siempre se ha levantado la mano para apoyar una injusticia, poco importa si esa acción perjudicaba a uno de nuestros mejores amigos o familiares, “con la revolución todo”.

Asombra sin embargo, cuando incursionas esa hipérbola de sentimientos y reclamaciones, los valores máximos y mínimos del derroche de medias verdades. Ausencias injustificadas de los verdaderos autores de una época, minimizada tal vez por miedo, temor, autodefensa, podemos agregar cierta dosis de cobardía, ¿por qué no?, sentimos un miedo espantoso cuando la mencionamos o escribimos, ¿hablamos en serio o solo “cultamente”?, ¿se podrá mencionar (sin mentir) la palabra “quinquenio”?

Para un grupo de seres extremadamente cultos, y no quepa la menor duda de ello, porque deleita leerlos en cada una de esas espontáneas declaraciones. Solo han existido cinco años de represión, marginación, discriminación, condenas, ostracismo, humillación, encarcelamientos, exclusión, agresión, etc. La lista sería bien larga si relacionáramos todas las medidas aplicadas a decenas de víctimas, centenas, y por supuesto, millones que nunca estuvieron relacionadas al campo de la cultura, pero que sintieron en carne propia sus dramáticos efectos. ¿Solo un quinquenio? ¡Carajo! Debo reconocer que yo nunca viví en Cuba, me equivoqué de isla.

Pero eso no es lo que asombra dentro de toda esa corriente de mensajes que atraviesan continentes a la velocidad expresada, me sorprende la escasez de nombres. ¿Fueron solamente dos o tres los personajes con suficiente poder para establecer con plena autonomía esa etapa de terror en nuestro país? Nos encontramos entonces ante documentos incompletos, reclamaciones minadas de medias verdades, manuscritos “valientes” infectados de temores. ¿Se hablará de una vez por todas con la verdad o debemos conformarnos con la mitad de ella? Parece que no es el momento oportuno para pronunciarla y hay que esperar. Debe considerarse mi carencia de derechos para reclamar valentía en los demás, ahora que puedo escribir desde la comodidad de una computadora, y renuncié a la incomodidad de resistir y ser un héroe, condición privilegiada para el que gozó etapas mucho más duras de nuestra historia, quizás la de ellos y no mía. Pero me abraza el derecho a expresarme libremente y estar conectado a un medio donde no se me exige “confiabilidad”, solo un pago mensual.

Releyendo todos y cada unos de los manuscritos, desbordantes de ese valor ausente o mudo desde hace medio siglo por razones justificadas de mil maneras diferentes, y que deben ser aceptadas por razones históricas. Encontraremos que la mayoría de las demandas tienen como fundamento la censura que existió, “solo en el estrecho marco de un quinquenio”, contra la publicación de una obra, una poesía, una novela, un cuento, una película, una canción, un ensayo, un cuadro, etc. Tal vez me equivoque y haya interpretado mal cada una de las intervenciones en ese cruce de e-mails y su difusión por Internet. Entonces, podemos asumir que nos hayamos ante demandas puramente individualistas, y que emanan de una república diferente a la que yo viví, y que los intelectuales cubanos vivieron medio siglo al margen de su sociedad, y que no se incluyen dentro de la problemática nacional, y que no se consideran responsables de la destrucción de toda una obra lograda por varias generaciones.

En fin, nos encontramos ante seres que vivieron en un mundo marginado, cuyos papeles se limitaron a la creación de obras exoneradas de responsabilidades históricas, dentro de una isla imaginaria que debía sobrevivir gracias a las creaciones individuales. Puede ser, cuando mi hijo se enfermaba yo le leía un poema, cuando la guagua se rompía yo le leía un cuento al motor.

Hay tela para cortar y caben millones de interrogantes si verdaderamente deseamos ser valientes, disculpen, me excluyo. ¿Por qué no aparece el nombre de los verdaderos autores de esos crímenes cometidos en contra de la cultura cubana? ¿Quiénes se encuentran más allá de Pavón o Serguera? ¿Por qué no lo mencionan? ¿Persiste el miedo? Creo que sí y no seremos tan valientes mientras la verdad se exponga a medias, mientras se haga media poesía, mientras se cante a media voz, mientras se escriba con buena ortografía y palabras rebuscadas en diccionarios, mientras el cuento sea solo eso, un cuento. Mientras todo eso ocurra y no se logre penetrar el sombrero que nos protege del sol, nadie será merecedor de respeto y admiración de su pueblo.

Existen millones de preguntas por hacer y respuestas por esperar, se impone la necesidad de que sean realizadas por el pueblo, porque solo ellos se merecen una verdadera respuesta. ¿Saben por qué? Porque han sido doblemente víctimas, lo fueron de sus victimarios y de algunos de ustedes. ¿No? ¿Quiénes han escrito las novelas editadas en este medio siglo? ¿Quiénes hicieron poesía? ¿Quiénes hicieron cine? ¿Quiénes hicieron música? ¿Quiénes esculpieron estatuas? ¿Quiénes hicieron televisión? ¿Quiénes elaboraron consignas? ¿Quiénes crearon murales? ¿Quiénes inventaron homenajes? ¿Quiénes escribieron para la radio, la prensa? ¡Carajo! ¿Quiénes han marchado y firmado cartas de apoyo al régimen? ¿Quiénes levantaron la mano por una cobarde inercia? ¿Dónde estaban los compañeros de Heberto Padilla? ¿Dónde estaban aquellos poetas y escritores que condenaron al olvido y exilio a Reinaldo Arenas? Maricón en Cuba y gay en el exterior. ¿Dónde estaban aquellos que guardaron silencio ante los atropellos sufridos por María Elena Cruz Varela? ¿Dónde están? Se encuentran diseminados por todo el planeta, muchos de ellos disfrutando de su adorado insilio, otros, condenados al olvido y anulado su arte. ¿Podrán algún día exigirnos reconocimiento y respeto? Por supuesto que sí, ese día llegará, tardará un poco, pero es mejor tarde que nunca. Será ese día que la poesía sea completa, el cuento nos convenza, el cuadro se pinte con todos sus colores, la canción se interprete en sus tonos elevados, no por el odio, sino por el arte. Ese día llegará, cuando las demandas no se limiten a vanas ambiciones intelectuales, cuando el auto sea un objeto y ser artista no sea un privilegio subordinado. Ese día llegará, cuando se borre todo el odio sembrado en nuestros caminos y el pueblo pueda decidir quienes son sus autores preferidos, no los que impongan. Ese día, “los culturosos” dejarán de pertenecer a otro mundo o república. Mientras tanto, solo ustedes se convencerán con las intervenciones de la hija de Raúl y se conmoverán con las tiernas historias familiares de su progenitor, continuarán en el olvido las páginas negras de sus fusilamientos sin juicio. Se deslumbrarán con la melenita del Ministro de Cultura, dirán; “hay apertura”, el Ministro anda con melenas y podemos viajar al exterior donde publicamos y pasamos nuestras vacaciones, ¿es lo que se defiende?, quién pudiera saberlo, caben las dudas. Pero siempre, siempre se impondrá la verdad, tarde, pero llega. Entonces, muchos de ustedes se apresurarán y tratarán de escribir que fulano o zutano fueron unos hijoputas, será tarde queridos y excelentísimos compatriotas, perdieron el tiempo preciso para convertirse en héroes y ganarse el respeto de su pueblo. Aparecerán muchos documentos guardados para “el momento oportuno” y saldrán a relucir “cartas” de puño y letra guardados en bancos del extranjero, donde mismo, ustedes, seres precavidos, han abiertos sus cuentas dejándose llevar por las letras de babalawos. Comprobarán de esa manera que mansas ovejitas disfrazadas con melenitas (como el actual Ministro de Cultura), escribieron cartas acusando de maricones a intelectuales cubanos, y que dentro de esta marea de inconformidades que hoy invade Internet, no hay una sola letra de sus víctimas, que para vergüenza, hoy se encuentran en el exilio. Hoy gays, gracias a la participación de Mariela Castro, porque hasta para ser considerado maricón o no, debe ser autorizado, nada, cuestiones de chocolate o fresa, así andamos. El pueblo perdona, todo toma su tiempo, faltan nombres por pronunciar.


Esteban Casañas Lostal
Montreal..Canadá.
2007-02-06


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