"DON FRANCISCO" EL REY DE LOS "PUJONES"

por Esteban Fernández

"Pujón", entre los cubanos, es el que "puja" las gracias. "Pujón" es quien no tiene la menor idea de ser "pujón" y se cree simpático, mientras "simpático" es quien no tiene la menor idea de ser simpático y sin darse cuenta (ni intentarlo) dice cosas simpáticas.

Desgraciadamente, y con absoluta falta de misericordia, los cubanos ponemos al "pujón" en peor categoría que al "pesado. Es decir, no premiamos el "esfuerzo".

Entre nosotros, si usted quiere cantar, pero no sabe cantar y se le van 20 "gallos", nos hacemos de la vista gorda y le damos alientos y aplaudimos su dedicación al canto. Pero con el "pujón" (que debía ser igual) no tenemos la misma compasión.

Las gracias, entre cubanos, tienen que ser "sin alevosía ni premeditación".

El simpático, aunque sea súper simpático, no debe excederse en la simpatía porque corre el peligro de convertirse en un "pujón. Las gracias no deben ser ensayadas, ni estudiadas, ni premeditadas, las gracias tienen que ser espontáneas e inesperadas.

Entre nosotros preferimos que las gracias sean dichas con absoluta seriedad.

El que se ríe de sus propias gracias corre el riego de ser confundido con un "pujón".

Y, entre cubanos, aceptamos mejor al asaltador de bancos simpático que al monaguillo de una Iglesia "pujón".

Los cubanos exigimos que las gracias sean naturales y no perdonamos al que árduamente se esfuerza por ser gracioso. Los cubanos con una facilidad asombrosa detectamos y le ponemos "el cartelito" de "pujón" a cualquiera...

Somos implacables con la "pujonería".

Los "pujones" tienen muchas cosas en común. Como por ejemplo, la falta de gracia para hacer chistes y su INSISTENCIA en hacerlos. Y en seguidita los cubanos nos damos cuenta de eso y comenzamos a decir: "Oye ¿y quién le dijo al tipo ese que es gracioso?".

Es algo así como que existe un límite en las gracias, que el relajo tiene que ser con orden, que existe una línea invisible que nadie debe pasar en su intento de ser simpático, que hay que saber "hasta donde se puede llegar en las bromas" o se es castigado por la comunidad con el cruel apelativo de "pujón".

En realidad los cubanos preferimos, increíblemente, al "pesado" serio y retraído que al "pesado" tratando de ser gracioso. Vaya, ser "pesado callado" es 20 veces mejor que ser "pesado" y encima de eso "pujón". Eso lo descubrí yo cuando en un careo público la gente prefirió al asesino, bofe y repugnante "Che" Guevara mejor que al "pujón" Germán Pinelli... Desde el primer momento a los cubanos nos cayó como un "hígado frío a las 12 de la noche" el "Che", sin embargo no nos molestó que "parara en seco" a un "pujón".

Hasta los artistas cómicos (que viven de eso) tienen que tener mucho cuidado en no excederse con las gracias porque pueden, con una facilidad extraordinaria, ser catalogados por nosotros como "pujones".

Difícilmente usted encuentre un solo cubano que se refiera a "Don Francisco" como "un gran comediante", hace mucho rato que este chileno se "pasó de la raya" y todo el mundo a mi alrededor siempre dice: "¡Ah, ese Don Francisco no es más que un pujón, chico!" POR ESO YO DECLARO HOY A DON FRANCISCO COMO EL REY DE LOS PUJONES.

Al contrario era Leopoldo Fernández. A "Trespatines" le perdonábamos todo. A mí siempre me pareció que "Pototo" perfectamente bien hubiera podido clavarme un cuchillo en la espalda, yo en el suelo ensangrentado, y si él se me hubiera parado al frente y me hubiera dicho: "¡Cosa más grande la vida, muchacho!" a mí no me hubiera quedado más remedio que orinarme de la risa.



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