LA PERSIANA

por Esteban Fernández


Recuerdo perfectamente "mi primer vistazo a Cuba". Yo debo haber tenido, mas o menos, cuatro años de nacido. Este es "MI PRIMER RECUERDO DE CUBA": Con dificultad halé una silla, la acerqué a la ventana, me encaramé en el respaldo, abrí la persiana y miré hacia afuera. Les juro que me acuerdo como si hubiera sido ayer.

Lo primero que vi fue a un viejo con un palo en sus hombros, a cada punta del palo tenia atado un montón de patitas de puercos. Años mas tarde supe que era un vendedor ambulante de patas de puercos, pero esta primera vez me dio una mala sensación.

Y vi unos muchachos mayores (debían haber tenido 8 o 9 años, pero me lucieron unos hombres) jugando a las canicas. Pensé: "Muy pronto me voy a dedicar a eso". Parece que en mi inocencia imaginé que "eso era una profesión muy agradable".

Miré a la izquierda y vi una carnicería. La carnicería de Joaquín Quintero. Miré al frente y vi una bodega. Y al mirar hacia la derecha vi un bello parquecito. Era el Parque Martí donde después me pasé la mitad de mi corta vida en mi pueblo jugando a la quimbumbia.

De sopetón vi algo que me impresionó: Un hombre uniformado de amarillo (color "caqui"), tenia altas polainas, tremendo revólver a la cintura, montado en un gigantesco caballo, iba pasando por frente mi casa. Asustado me iba a bajar de la silla pero en eso vi que venia mi padre y saludó al Guardia Rural amablemente. Eso me tranquilizó.

Recuerdo que al entrar mi padre a la casa me miró sorprendido y me dijo: "Bájese de esa silla, muchacho atrevido, eso de mirar por una rendija es cosa de gente chismosa". No le hice caso.

Y vi algo que me encantó: Pasaban una muchacha y un muchacho agarrados de las manos y dándose besitos. Estoy seguro de que fue la primera vez en que use la palabra: "¡Ñoooo!". Dije: " Ñooo, cuando sea grande voy a hacer lo mismo con la vecinita que tanto me gusta"...

Vi a un tipo pregonando: "¡Maní, maní!" y añadía: "También tengo crocante habanero y "Prensa Libre" y "Bohemia" para que se enteren de las noticias del día"...

Algo me llamó poderosamente la atención: pasó un bello Cadillac (era un tremendo"Cola de pato") manejado, me enteré después, por un coterráneo al que llamaban "Mingo" Troya.

Y de pronto escuché la voz de mi madre que me gritaba: "¡Te vas a caer de ahí Esteban de Jesús!". En sus manos tenia un amenazador cinto. Al paso del tiempo descubrí que ese cinto nunca iba caer sobre mi espalda, jamás se utilizaría para pegarme y que sólo era un alarde maternal para meterme miedo.

Y entonces mi madre dijo algo que tenia tremenda lógica: "¿Qué necesidad tienes de hacer eso, por qué mejor no abres la puerta y te sientas tranquilo en un sillón en el portal y ves a la gente pasar?"...

Pero como yo estaba encaramado en el respaldo de la silla la única excusa que se me ocurrió fue: "Es que estoy muy alto y tengo miedo a bajarme", y mi mamá respondió: "De la misma manera que te subiste, bájate, niño malcriado"...

Y mi madre me preguntó por curiosidad: "Y ¿qué viste?" Y con picardía le respondí: "¡Mami, vi muchísimas cosas interesantes!"...

Mentira. No vi nada interesante pero al pasar mas de 50 años se me antoja recordar que esos fueron unos 15 minutos bellos, sublimes. No recuerdo haber visto nada antes. Y de la misma manera que hoy se me aguan los ojos recordando la ventanilla del avión por donde di MI ULTIMO VISTAZO A LA ISLA, lo mismo me ocurre con este "primer vistazo a Cuba" a través de la persianita de la casa de la calle Pinillos en Güines.



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