COMENTARIO SOBRE LAS ELECCIONES ESPAÑOLAS

Las elecciones españolas han sido motivo de muchas interpretaciones. El propio Zapatero se ve que se sorprendió de ganar la elección. Pero ahora España y Europa tienen que encarar las consecuencias de una elección que puede ser interpretada como una capitulación al terrorismo. Zapatero es quien tiene en la mano demostrar a los terroristas que se equivocan si piensan que los españoles se acobardaron. Qué ironía!

EL AUTOR


¿SE ACOBADARON LOS ESPAÑOLES?

Por Ernesto F. Betancourt

La sorpresiva elección del socialista José Luis Rodríguez Zapatero después del vil ataque terrorista en Madrid ha sido motivo de múltiples interpretaciones. Todas las encuestas indicaban que el Partido Popular iba a ganar la elección, aunque no con mayoría absoluta. Zapatero, como le llaman todos, no ha ayudado a su causa con las declaraciones simplistas que ha hecho con posterioridad a su elección. Pobre España, ha caído en manos muy inexpertas.

Mi primera reacción, basada en los españoles que he conocido, fue que los españoles eran gente valiente y quienquiera que los tratara de intimidar iba a generar una reacción contraria. Para mí era irrelevante si ETA o Al Qaeda había llevado a cabo el ataque. Dudaba que fuera ETA porque no veía cómo ayudaba a su causa asesinar a cientos de humildes trabajadores y el ataque me parecía más consistente con el patrón de imbecilidad asesina que caracteriza a los seguidores de Osama bin Laden. Pero estaba equivocado.

Unos dicen que los jóvenes españoles son una estirpe decadente que sólo tiene interés en la buena vida y la agresión de Al Qaeda los motivó a votar en masa a favor del PSOE, por puro terror. Eso ha nutrido la imagen de una España cobardota, que capitula ante el terrorismo islámico. Parece que estos tíos han olvidado a Isabel la Católica, para no hablar del Cid Campeador.

Otros aducen que los colaboradores de Aznar torpemente insistieron en que esta operación era de ETA, por temor a que la opinión pública española, que en mayoría abrumadora se oponía a la guerra de Irak, reaccionara en contra del Partido Popular por haber provocado el ataque de los secuaces de Bin Laden. Este juicio se reforzó con los actos públicos que organizó gente prozapatero, en violación de la legislación electoral, ante las oficinas del Partido Popular el día anterior a las elecciones. Aquí, la imagen de la España cobardota queda un poco diluida ya que la motivación de los votantes, más que el miedo, pudo haber sido la ira al sentirse engañados por sus gobernantes.

Pero Zapatero y su gente sí aparecen explotando el miedo al terrorismo islámico.

Zapatero ha sido ambivalente en sus declaraciones. Inicialmente, ratificó la posición tradicional socialista de repudio al terrorismo. Pero elaboró una tesis de cómo combatir esa plaga contemporánea con puras babosadas: que si el respeto a la ley, que si la inteligencia, que si no se deben usar bombas y cohetes. O sea, que la lucha contra el terrorismo islámico se debe manejar como un problema de policía. Ese fue el enfoque que rigió en época de Clinton y creó el clima que pavimentó el camino al 11 de septiembre.

Ese planteamiento es erróneo. El que invierta un poco de tiempo en documentarse sobre lo que representan Al Qaeda y Osama bin Laden, con el apoyo de los millones de dólares petroleros de los príncipes saudís, descubrirá que lo que se encara es un reto fundamentalista musulmán a la civilización occidental y la modernización.

Para España, la meta fundamentalista musulmana es liberarla de la apostasía en que vive y ponerla bajo el califato de nuevo. Ante ese reto, la respuesta de Bush, a pesar de que a muchos no les guste, es la correcta. Por eso está plenamente justificado el desmantelamiento del Talibán en Afganistán y que se acabe con Osama bin Laden en sus escondites de Pakistán, así como la guerra preventiva. Y España debería estar en primera línea.

Cierto que la guerra contra Irak se basó en información errada. Pero todos se equivocaron. Decir que Blair y Bush mintieron cuando todos los servicios de inteligencia, incluyendo el francés, el alemán y el ruso, coincidían en que Irak tenía armas de destrucción masiva es una acusación demagógica. Como lo es el vincular la acción en Irak al control del petróleo de la región.

A la larga, no sería sorprendente que la vieja Europa, hoy temblorosa ante la amenaza de Bin Laden, despierte y decida sumarse a la política firme que ha trazado Bush en la lucha contra el terrorismo. La tradicional hidalguía y valentía del pueblo español están más en consonancia con esa posición que con la actitud cobardota asumida por Zapatero. Además, en España hay muchos que resienten esa imagen internacional de un pueblo acobardado ante la intimidación. Y veremos lo que hace ETA ahora: ¿abandonará el terrorismo o lo recrudecerá?

No, Zapatero: aunque Bush le caiga pesado, hay que apoyarlo en la lucha contra el terrorismo. Ese es el enemigo, no los Estados Unidos.


FIN


The Miami Herald
Herald.com
Posted on Sat, Mar. 27, 2004


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