EL VOTO EN GINEBRA Y LOS DERECHOS HUMANOS

Por Ernesto F. Betancourt

Todos los años tenemos el rito de primavera de la reunión sobre los derechos humanos en Ginebra. La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas tiene entre sus miembros muchos países que pertenecen al banquillo de los acusados. Por suerte, ya salió de la presidencia un país como Libia, cuyo récord en la materia deja mucho que desear. Ahora la preside Australia, una democracia parlamentaria modelo. Pero entre sus miembros hay violadores notorios de los derechos humanos como China, Zimbabwe y Arabia Saudita. Y, claro está, Cuba.

La votación sobre Cuba refleja esa situación. Veinte dos países votaron por la resolución presentada por Honduras, entre ellos siete latinoamericanos. Todos eran países democráticos y de los más civilizados del mundo. Veintiuno votaron en contra de la resolución sobre Cuba. Sólo una democracia respaldó al régimen de Castro: la India. ¿Por qué? Vaya usted a saber. Son tantas las carambolas que determinan el voto final que, en muchos casos, es difícil descifrar las motivaciones. Y hubo diez abstenciones, entre ellas Argentina, Brasil y Paraguay. Dentro de los miembros de América, sólo Cuba votó por sí misma.

La reacción cubana fue realmente increíble. El haber perdido, como fue por un voto, lo consideraron una victoria. EEUU fue declarado perdedor por el pobre diablo de Felipe Pérez Roque. Bueno, alguna racionalizción tenía que hacer de su fracaso para aplacar al comandante en jefe. El recuerdo de su predecesor en la cancillería, Robertico Robaina, lo debe tener muy preocupado.

México recibió la respuesta más airada. El presidente Fox fue consistente con los principios que guían la política exterior de su país. Como apuntara el canciller mexicano Derbez, después de todo, México acepta las verificaciones de los relatores de derechos humanos de Naciones Unidas, y Cuba debiera hacer lo mismo. A Chile no le pueden ir con pedidos solidarios cuando Cuba respaldó la burrada de Chávez queriendo bañarse en una playa boliviana en el Pacífico para congraciarse con el cocalero boliviano Evo Morales. Un 78 por ciento del pueblo chileno ha repudiado la opción de devolver a Bolivia ese territorio, que es chileno desde hace más de un siglo. Además, la cámara baja chilena votó 67 a 14 a favor de un voto afirmativo en Ginebra. El presidente Lagos no podía ignorar su opinión pública, además de la coherencia democrática.

De los abstencionistas, Brasil hace rato que ha abdicado todo liderazgo ético en materia de derechos humanos. Esto no es cuestión de Lula solamente, es una posición de la cancillería de Itamaraty. Claro que Lula la acepta encantado porque le da una excelente excusa para cortejar a su amigote Fidel. El cinismo de esta gente llega al punto de querer envolverse en una cuestión de principios, aduciendo que esas resoluciones son inútiles. Posición que el asesor de Lula, Marco Aurelio García, trató de vender infructuosamente al presidente Lagos.

En cuanto a Argentina, era imposible esperar que el dúo montonero Kirchner-Bielsa tomara una posición ética. Kirchner está en una campaña de defensa de los derechos humanos dentro de Argentina que ignora los desmanes de sus antiguos compañeros montoneros y sólo persigue a los militares por sus violaciones de los derechos humanos. ¿Qué puede esperarse de un presidente que tuvo la deshonestidad moral de entregarle la antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde se torturaba a los presos, para un Museo de la Memoria nada menos que a Hebe de Bonafini? Esta ''abuelita'' de la Plaza de Mayo festejó la bestialidad del 11 de septiembre, alegrándose de que murieran miles de americanos, y apoya a la ETA. Además, Kirchner no objetó que se arriara en esa ceremonia la bandera argentina para izar una bandera roja con una foto del Che, un asesino que se regodeaba en dar tiros en la sien en la Sierra Maestra.

Finalmente, el presidente de Paraguay, Nicolás Duarte, reconoció descaradamente que vendió la abstención de su país. Duarte justificó su voto como un pago por los becarios paraguayos que estudian en Cuba. ¡Qué vergüenza de gobernante mendigante!

Llenos de ira ante el fracaso de sus gestiones, uno de los matones karatecas disfrazados de diplomáticos en la delegación cubana en Ginebra atacó a Frank Calzón, a la salida de la sala de sesiones en Ginebra, dejándolo sin conocimiento. Así, quedó demostrado el profundo compromiso del régimen castrista con el respeto a los derechos humanos. En Miami hay que organizarle un acto de desagravio a Frank.


FIN



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