El chavismo y la elección nica

Por Ernesto F. Betancourt


Las elecciones en Nicaragua el día 5 de noviembre refutaron las predicciones en la prensa y las encuestas que daban por ganador al líder sandinista. Al momento de escribir estas líneas todavía no hay resultados definitivos. Puede que gane Ortega en primera vuelta o puede que tenga que ir a segunda vuelta. Si va a segunda vuelta, hay consenso de que Ortega queda. Así que hablemos de si gana en la primera.

El nica de a pie se da cuenta de que Ortega, a pesar del visaje de demócrata con que se vistió para estas elecciones, es aliado de Castro y Chávez. O sea, se inclinaba a una alianza hostil al gobierno americano. Ahora, las declaraciones de la Secretaria de Estado han puesto la reacción estadounidense en una posición contingente: Todo dependerá de cómo se conduzca el nuevo gobierno.

Por tanto, si Ortega gana en la primera vuelta, tendrá ante sí una tremenda coyuntura. Puede abandonar la línea razonable y aliarse abiertamente con Castro y Chávez. O, puede ser consistente con la imagen razonable y sumarse a la línea moderada que han seguido Lula en Brasil o la izquierda chilena. Eso no creo que le caiga bien a Hugo Chávez, o al moribundo Castro. Chávez ha ofrecido petróleo barato a los alcaldes Sandinistas como una manera de sobornar al partido de Ortega para que se incorpore a la revolución bolivariana. Pero el hecho cierto es que el acceso al mercado americano, la ayuda económica y las remesas representan mucho más que la ayuda que puede ofrecer Chávez. La oferta planteada por Condy Rice no es para ser desestimada a la ligera. De la decisión de Ortega dependería el bienestar del pueblo nicaragüense.

De hecho, un Ortega razonable se sumaría a las derrotas sufridas por Chávez en el hemisferio. Ollanta Humala en Perú, Rafael Correa en Ecuador y Andrés Manuel López Obrador en México, todos apoyados por Chávez, acabaron siendo derrotados. Ahora, sería una decisión de Daniel Ortega en Nicaragua, la que constituiría la derrota de Chávez. A todo esto se suma la enfermedad de Fidel, mentor político de Chávez y Evo Morales, en Bolivia. Ambos, están muy desconsolados porque su mentor intelectual no les puede decir lo que tienen que hacer. A los títeres se les muere el titiritero.

Las elecciones en Venezuela son el 3 de diciembre. Hugo Chávez montó su campaña electoral creyendo que iba a poder repetir lo que hizo con el referendo o las elecciones parlamentarias. Pero la oposición venezolana parece haber aprendido su lección. Ahora se han unido alrededor de un candidato único, Manuel Rosales, ex-Gobernador del Estado de Zulia, la fuente de la riqueza petrolera de Venezuela. En las encuestas, Chávez está perdiendo apoyo por días. La manifestación reciente en Caracas revela que Rosales ha movilizado el apoyo popular. Y la desesperada amenaza de cortar los envíos de petróleo a EEUU, para generar antiamericanismo, es un arma de doble filo.

El aparatoso fracaso de Chávez en Naciones Unidas, combinado con las derrotas de uno tras otro de los líderes nacionales que se sumaron a su tren de extrema izquierda, debilitan su imagen ante el pueblo venezolano. En su momento, la gente humilde, que ahora lo apoya, va a demandar explicaciones sobre el despilfarro de miles de millones de dólares en comprar influencia internacional. Esa riqueza es del pueblo venezolano, y no de Chávez. En definitiva, al pueblo venezolano le importa un bledo los No Alineados y el asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Los humildes de Venezuela se preguntarán, ¿comprar influencia internacional para qué?


Diario Las Americas
Publicado el 11-07-2006


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