Hoy salió ya la noticia de que la visita de Evo a Brasil mañana no va a tener lugar porque Lula no está dispuesto a aumentar el precio del gas que Brasil compra a Bolivia. El valor agregado del aumento que planteaba Evo era de diez mil millones de dólares al año. Como bien dijo Evo, Bolivia no puede subsidiar a Brasil, pero la realidad política es que Lula tampoco puede ignorar los intereses de los consumidores e industriales brasileños. Por muy socialista que sea Lula, Brasil es la gran potencia imperial en América del Sur.

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La crisis del nietecito boliviano

por Ernesto F. Betancourt


Evo Morales ha dicho que considera a Fidel su abuelo. Los consejos del abuelito eran muy valiosos para el nietecito. Por eso empezó a irse a Cuba a pedirle consejos. Para su horror, y suerte de los bolivianos, ese proceso de asesoramiento ha sido interrumpido por la enfermedad de Fidel. Veamos las consecuencias.

Como líder de los cultivadores de coca del Chapare, la primera lealtad de Evo es a esa fuente de apoyo político. Así que, tan pronto llegó al poder, rompió los acuerdos con EEUU para erradicar la coca. A cambio de esos acuerdos, Bolivia había desarrollado una exportación libre de derechos arancelarios a los EEUU por cientos de millones de dólares anuales. Esa exportación genera cientos de miles de empleos en las industrias correspondientes en Bolivia. El beneficio arancelario expiraba en Diciembre 31 de 2006, y el Congreso de los EEUU lo ha extendido por seis meses. Crisis en camino.

Otra de sus clientelas políticas son los indígenas aymará y quechua, que son la mayoría de la población en el altiplano boliviano, quienes por siglos han sufrido una marginación cultural, política y económica en el país a manos de los descendientes de los españoles. La solución simplista ha sido dar cargos de ministros a personas de origen indígena y, sobretodo en el campo educacional, promover la enseñanza del quechua y aymará como idiomas a la par del español. El problema es que los mestizos de español y guaraní de los llanos occidentales de Bolivia no se sienten nada identificados con el altiplano. Además, la Iglesia Católica tiene una gran influencia en toda la población del país y hay escuelas católicas privadas acreditadas a todos los niveles. Una de las genialidades del primer ministro de educación de Evo fue proponer eliminar en todas las escuelas, públicas y privadas, la enseñanza de la religión católica y sustituirla con las religiones indígenas. La jerarquía reaccionó violentamente. Evo dio marcha atrás.

Además, tenemos la nacionalización de los hidrocarburos y de la minería. A un año de llegar al poder, ninguna de las dos acciones parece beneficiar nítidamente la imagen política de Evo. El cultiva, con su amigo Hugo Chávez, el antiamericanismo, pero en el gas los imperialistas son argentinos-españoles (REPSOL) y brasileños (PETROBRAS). Para su fortuna estas empresas responden a gobiernos socialistas que no quieren echar a perder la gestión de Evo por solidaridad ideológica. Pero, tampoco pueden ignorar los intereses de sus empresas estatales, o de sus consumidores en el caso de Brasil. En la minería las empresas que predominan son europeas o nacionales, con un sector cooperativista propietario de minas cuyos miembros apoyaron a Evo en su campaña presidencial pero ahora se han virado en contra por la nacionalización.

Finalmente, está la revisión de la Constitución. A siete meses de haberse aprobado la Asamblea Constituyente, todavía están atascados en el reglamento interno. El punto central es si la votación será por mayoría absoluta, la posición de Evo y su partido, o por dos tercios, lo que establece la ley de convocatoria y demanda la oposición. Además, está el punto de la autonomía, que ganó un referéndum en los cuatro departamentos occidentales, donde se ubica la mayor riqueza y población del país.

Si comparamos la paciencia que tuvo Fidel en su primera etapa en no abrir demasiados frentes hasta consolidar el poder en sus manos, podemos apreciar que el nietecito está mal aconsejado. Esta agenda dispersa es más de lo que Bolivia aguanta y la popularidad de Evo está en picada. Su gestión puede acabar en una guerra civil.


Diario Las Americas
Publicado el 02-13-2007



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