Cuba-Vietnam: "realidad aparente" y "realidad real"

Por Gonzalo Guimaraens


Mientras en Vietnam comunista el presidente de los Estados Unidos fue recibido con flores y sonrisas, la primera dama era objeto de tantas cortesías que reconoció estar "encantada" con la acogida y el embajador americano consideraba "inapropiados" los contactos con opositores pues el objetivo presidencial era tornar la visita "lo más constructiva posible", la entidad Freedom House y la agencia católica Fides mostraban la otra cara de la moneda: recientes documentos del régimen de Hanoi dan planos detallados para aumentar la persecución religiosa y hacer más eficaz el control psicosocial de la población.

Para Freedom House, el diagnóstico es obvio: con el objetivo de "ganar la confianza" de los gobiernos occidentales, el régimen comunista trata de "construir una imagen de sí mismo" como si estuviese impulsando una "gradual apertura religiosa", mientras en la realidad hace lo contrario. Los documentos que acaban de ser dados a conocer "son la prueba irrefutable de que la represión es llevada a cabo todavía, día tras día". Para la agencia Fides, la consigna secreta del régimen comunista de Vietnam se resume en dos palabras: "control y represión". Después de recordar que en 1975, con la toma del poder por los comunistas, muchos líderes religiosos fueron arrestados, las propiedades de la Iglesia confiscadas, los seminarios cerrados y la mayoría de los religiosos expulsados, Fides asevera que hoy el régimen de Hanoi continúa con el férreo control de los fieles católicos y por lo menos tres sacerdotes están aún en las mazmorras del régimen.

En el caso de Vietnam, estamos en presencia de dos situaciones contrapuestas y simultáneas: la "realidad aparente" (creada artificialmente por los vietnamitas para consumo externo) y la "realidad real" (mostrada por Freedom House y Fides). En el caso de Cuba, una similar dicotomía ha existido a lo largo de los últimos cuarenta años, habiendo predominado muchas veces la "realidad aparente" debido a la connivencia de tantos dirigentes políticos occidentales, a la cobertura de tantos medios de comunicación y a la benevolencia de tantos líderes eclesiásticos.

Sin embargo, por ser fruto de un fraude publicitario, la "realidad aparente" es frágil y su poder de irradiación sólo se mantiene por la unanimidad o consenso que logre crear en torno de ella. Su vulnerabilidad es directamente proporcional a la distancia que ella misma creó entre la apariencia y la realidad. Por ello, una denuncia lanzada en el momento oportuno, distribuida en los ambientes adecuados y hecha con palabras certeras -tal como lo hicieron en esta ocasión Freedom House y Fides- aún cuando cuente con una pequeña cobertura publicitaria tiene el don de neutralizar las falaciosas "realidades aparentes" que protegen a regímenes comunistas como los de Vietnam, Cuba, China, etc.

A casi tres años de la visita papal a la isla-cárcel, el régimen se ha ido cerrando al mundo, llegando a indisponerse hasta con interlocutores usualmente benévolos y complacientes, tal como acaba de ocurrir en la Cumbre Iberoamericana de Panamá. Al mismo tiempo está encerrando cada vez más, en una asfixiante maraña represiva, a los fieles católicos, a los opositores y al pueblo en general. Un simple leño, la Cruz de los Jóvenes entregada por Juan Pablo II a los cubanos que asistieron a la Jornada Mundial de la Juventud, en Roma, despertó la ira de los comunistas y fue prohibido de peregrinar en Cuba. Hasta una pequeña e inocente postal de la Virgen de la Caridad, encontrada días pasados en una escuela de Cienfuegos entre los objetos personales de una niña, fue considerada una amenaza para la Revolución y por ello mismo destrozada por la maestra, que advirtió a los aterrorizados alumnos: "Nadie puede tener imágenes de santos en la escuela" (Alina Gonzalo, "Prohiben que escolares cubanos tengan imágenes religiosas", Cuba-Verdad, Cienfuegos, Nov. 15, 2000).

La situación de los católicos cubanos y del pueblo de la isla en general es sin duda dramática. Al mismo tiempo, proporciona al destierro cubano y a los luchadores por la causa de la libertad de Cuba inmejorables oportunidades de denuncia ante la opinión pública. No las dejemos pasar. Desenmascaremos la "realidad aparente" para que se imponga a los ojos del mundo la "realidad real".


Gonzalo Guimaraens es analista político, experto en asuntos cubanos.
E-mail: GGuimaraens@altavista.net

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