Medios de comunicación y parcialidad izquierdista: grave problema mundial

Por Gonzalo Guimaraens


La persistente y probablemente mayoritaria influencia de editores, periodistas y reporteros de izquierda en grandes medios de comunicación de Occidente, que suele traducirse en una parcialidad desinformativa, constituye un grave problema heredado por el siglo XXI, al tiempo que representa un obstáculo para el entendimiento y la convivencia internacional.

A través de técnicas sofisticadas de redacción, de psicología social y de propaganda se desvirtúan o silencian hechos relevantes, se crean mitos y se suscitan movimientos emocionales de opinión pública, todo lo cual en cierto sentido es más peligroso inclusive que las armas químicas o bacteriológicas porque se manipula la inteligencia, la voluntad y la sensibilidad de las personas.

En los Estados Unidos, el izquierdismo en los medios de comunicación actúa como un verdadero "caballo de Troya". En 1985 Los Angeles Times encomendó una pesquisa de opinión que incluyó a 2.700 periodistas de 621 periódicos. Aquellos que respondieron asumiendo posiciones de izquierda superaron a los conservadores en una proporción de más de 3 a 1 (55% contra 17%). Encuestas efectuadas por la American Association of Newspaper Editors (ASNE) en 1988 y 1997 confirmaron en líneas generales esos resultados.

Varios libros recientes han dejado el fenómeno de la parcialidad desinformativa izquierdista al descubierto. Citamos, por ejemplo, "Parcialidad: una fuente de la CBS muestra cómo la prensa tergiversa las noticias", de Bernard Goldberg; y "Difamación y mentiras sobre la derecha norteamericana", de Ann Coulter. Pocos saben que el dictador comunista de Cuba, Fidel Castro, llegó al poder y se mantiene en el mismo desde hace más de 40 años con el apoyo decisivo, directo o indirecto, de grandes medios de prensa norteamericanos, como lo muestran los estudios "El New York Times y la revolución cubana", de William E. Ratliff y "Castro y la prensa norteamericana", escrito por John P. Wallach.

En América Latina, especialmente en Brasil, la influencia izquierdista en los medios de comunicación es uno de los factores que está por detrás de la reciente onda antinorteamericana, que tiene entre sus objetivos impedir el establecimiento de una natural alianza entre los sectores más sanos de América de Norte y del Sur. Lamentablemente, no parece haber un interés y empeño proporcionado de los periodistas conservadores norteamericanos para exponer sus puntos de vista en la prensa latinoamericana, a través de artículos, entrevistas, conferencias y participación en debates. Esto constituye una carencia que sería recomendable subsanar pues la Historia demuestra que las batallas de las ideas son mucho más decisivas que las militares.

En Europa, el izquierdismo en los medios de comunicación se manifiesta también de manera intensa, con las peculiaridades de cada país, pero con el mismo objetivo de abrir brechas entre los sectores más sanos de la opinión pública del Viejo y del Nuevo continente, que comparten anhelos en defensa de los principios de la civilización cristiana.

Los editores y periodistas de izquierda se empeñan, asimismo, en relegar al olvido los crímenes del comunismo en Rusia y Europa del Este. Por ejemplo, el segundo volumen del "Libro Negro del comunismo", escrito por un conceptuado equipo de historiadores franceses y lanzado recientemente por la Editorial Robert Laffont, ha sido recibido por un casi total silencio en la prensa europea, según constató uno de sus autores, Stéphane Courtois, director de pesquisas del CNRS de Francia. Este fenómeno no es nuevo. El Papa Pío XI se refirió a una "verdadera conspiración del silencio" sobre los crímenes del comunismo en gran parte de la prensa mundial, junto con una "propaganda verdaderamente diabólica" en favor de ideas y estilos de vida anticristianos.

La parcialidad informativa siempre es censurable y no ha sido usada sólo por las izquierdas. Sin embargo, son éstas las que más se han valido de ella. Para poder protegerse contra el fenómeno de la desinformación y el caos noticioso, el antídoto más efectivo es ejercitar la sana reflexión basada en la lógica, el sentido común, la objetividad y las convicciones morales que tienen como fundamento los Mandamientos de la Ley de Dios.


Gonzalo Guimaraens es consultor político y escribió este artículo para el Centro de Estudios sobre la Información. E-mail: cubdest@cubdest.org

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