"Piqueteros" argentinos, Cuba y "piquete global"

por Gonzalo Guimaraens

1. Los denominados "piqueteros" argentinos cobraron notoriedad internacional en diciembre de 2001 cuando contribuyeron decisivamente a la caída del gobierno del presidente De la Rua, así como a la seguidilla de presidentes que, en cuestión de pocos días, hubo en la Argentina. Fueron presentados como un "movimiento social" espontáneo y aparentemente apolítico, integrado por centenas de miles de desocupados, cuya motivación principal sería llamar la atención para la difícil situación de millones de desempleados y pobres, fruto de la grave crisis económica.

Los métodos usados por los "piqueteros" fueron desde el comienzo las manifestaciones callejeras, los saqueos de supermercados y los cortes de carreteras y vías de acceso a las grandes ciudades, como la propia capital, Buenos Aires, constituyéndose estos bloqueos en su marca registrada. Ahora están anunciando para el día 20 de diciembre una gigantesca manifestación frente a la Casa Rosada, el palacio de gobierno argentino.

2. Sin embargo, más allá de las apariencias mediáticas y publicitarias, los "piqueteros" no son ni tan espontáneos ni tan apolíticos, al menos, a nivel de dirigentes. Es lo que se desprende del exenso y casi inédito documento de trabajo "Piquetes y piqueteros en la Argentina de la crisis - Cerrar el paso abriendo caminos", escrito por la socióloga y ex guerrillera argentina Isabel Rauber, activa participante del Foro Social de Porto Alegre, actualmente profesora en la Universidad de La Habana.

Rauber reconoce la clara influencia comuno-revolucionaria dentro de importantes corrientes del movimiento "piquetero", así como las "relaciones estrechas y de coordinación" con sectores de la llamada izquierda católica y con organismos de "derechos humanos", en la gestación y desarrollo casi subterráneo de dicho movimiento, desde mediados de la década de 1990, hasta su brusca eclosión en diciembre de 2001. También se reconoce, en dicho estudio, el tipo de articulación "horizontal" adoptado, que substituye a la articulación "vertical"-"piramidal" de las antiguas organizaciones revolucionarias (esta característica de organización horizontal y en redes, es propia de las nuevas tácticas revolucionarias recomendadas en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, para dotar a los movimientos contestatarios de una apariencia de espontaneidad). Por fin, Rauber deja clara la meta comuno-anárquica, revolucionaria e internacionalista de los "piqueteros", al afirmar que "Seattle, Porto Alegre, Génova, Québec, Buenos Aires, Florencia, Quito, son parte de un mismo piquete: el piquete global".

3. El componente castrista y guevarista de muchos líderes piqueteros, así como de diversos patrocinadores de este movimiento, es indesmentible, si bien que curiosamente los medios de comunicación no hayan focalizado este delicado aspecto, cuya mera difusión empañaría la aureola de nuevos Robin Hoods del siglo XXI con que se intenta rodearlos. Entre tantas pruebas de ese procastrismo declarado están los testimonios de varios líderes "piqueteros" y de periodistas que los apoyan, formulados en la Clase Pública del 4 de julio de 2002, en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, con la presencia, entre otros, de Jorge Ceballos, de Barrios de Pie, Néstor Pitrola, del Polo Obrero y Marta López, de la Coordinadora de Unidad Barrial (CUBA), así como de los periodistas Herman Schiller y David Viñas.

4. El potencial neo-subversivo de los "piqueteros" no podía pasar desapercibido al dictador Fidel Castro. En su visita a la Argentina, en mayo de 2003, reconoció que del punto de vista revolucionario "este es el mejor momento de América Latina" debido a un clima de aparente "protesta generalizada", citando los casos de Ecuador, con los movimientos indigenistas, y de Argentina, con los "cambios" socio-revolucionarios ocurridos en este país. Castro hace clara alusión a los "piqueteros" aunque explica que toma el cuidado de no mencionarlos nominalmente, para evitar que lo acusen de que "me estoy entrometiendo en asuntos internos" argentinos. El dictador cubano ha sabido sopesar la eficacia de las nuevas tácticas revolucionarias que están siendo usadas, constatando que los mencionados movimientos han alcanzado sus objetivos "sin que se haya producido un disparo de un arma"; y que, por lo tanto, "el que hoy se pusiese a pensar en organizar una acción de fuerza para resolver los problemas estaría realizando una actividad prehistórica".

En efecto, en la actual coyuntura latinoamericana, las viejas estrategias insurreccionales clásicas están siendo substituídas por la denominada "guerra social", tal como fue acordado en un congreso internacional de "movimientos sociales" efectuado en la Universidad de Manta, Ecuador, en julio de 2002, con la presencia de representantes de las Madres de Plaza de Mayo, del Partido Comunista Revolucionario (PCR), de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), del Movimiento Sin Techo y de otros grupos barriales argentinos; junto a enviados del Movimiento Sin Tierra (MST) y del Partido de los Trabajadores (PT), ambos, de Brasil; de narco-guerrilleros de las FARC, de Colombia, etc.

5. A los "piqueteros" argentinos tampoco les ha faltado el apoyo de periodistas de grandes medios de prensa internacionales. Es el caso, por ejemplo, de Jon Jeter, del diario "The Washington Post", quien, en su artículo "La Argentina pobre toma las calles", da una visión casi idílica de los "piqueteros".

El halo de Robin Hoods sinceramente interesados en ayudar a los pobres - velando la real intención de usarlos como carne de cañón - también favoreció al dictador Fidel Castro, por la pluma del periodista Herbert Mathews, del New York Times, y, posteriormente, a los "tupamaros" uruguayos, a los "zapatistas" mexicanos, a los "sin tierra" de Brasil, a los "indigenistas" de Bolivia, etc. El componente publicitario ha demostrado ser, históricamente, fundamental para dar indispensables visos de realidad a los artificiales mitos revolucionarios que esos movimientos encarnan.

6. Por fin, llama la atención cómo una nación culta, conservadora e inteligente como lo es la Argentina, pueda estar siendo influída de tal manera - y, en cierto sentido, con riesgo de ser llevada hacia el abismo - por un movimiento sociopolítico tan artificial. Informaciones que saltan a los ojos aparentemente dejan de ser percibidas, conclusiones obvias parecen quedar a medio camino, y las personas - incluyendo los más altos personeros del gobierno - pasan a dejarse guiar en sus decisiones por esos mitos, como si ellos fuesen parte de la realidad.

Los "piqueteros" parecen estar, así, protegidos por una casi inmunidad. Delante de lo anterior, es preciso evitar la falsa disyuntiva inacción-represión, tan deseada por los agitadores partidarios del "cuanto peor, mejor"; sería necesario, simplemente, mostrar a la opinión pública argentina e internacional el verdadero carácter revolucionario de este movimiento, que no se preocupa realmente por los pobres y desamparados, a no ser para usarlos como carne de cañón.

Nuestra intención, con la difusión de este Informe, ha sido la de proporcionar informaciones objetivas y elementos de juicio sobre una preocupante realidad, que compromete no sólo el futuro de la gran nación argentina, sino, en cierto sentido, el de toda América del Sur.

Es de lamentar enormemente la crisis moral, política y económica por la que atraviesa esta nación sudamericana. Compete a los argentinos, no a nosotros, encontrar las soluciones más adecuadas. No obstante, sí podemos afirmar que, cualquiera que sean estas soluciones, sólo podrán ser eficaces en la medida en que rechacen completamente los nefastos mitos revolucionarios heredados del siglo XX, tengan como instrumento al sentido común y posean como fundamentos los auténticos principios cristianos, recordados por San Agustín en su tan célebre cuanto olvidado tratado de sabiduría humana, "La ciudad de Dios".


FIN


Nota 1:

Para comprender en toda su profundidad a las organizaciones de "piqueteros" argentinos, "sin tierra" brasileños, indigenistas bolivianos o ecuatorianos, "zapatistas" mexicanos, etc., parece indispensable conocer las nuevas tácticas revolucionarias surgidas en el marco del Foro Social Mundial (Porto Alegre, 2001, 2002 y 2003), así como en eventos similares efectuados bajo su alero como el Foro Social Argentino (Buenos Aires, 2002), el Foro Social Brasileño (Belo Horizonte, 2003), el Foro Social Europeo (Paris, 2003), etc. (cfr. "Foro Social Mundial 2001-2002-2003: laboratorio de la revolución" y "Foro Social Brasileño: radiografía de las izquierdas").

En todos esos eventos, marcados por un similar espíritu comuno-anárquico, el ejemplo revolucionario de los "piqueteros" argentinos fue puesto como un modelo a ser seguido. Recomendamos vivamente a los lectores la lectura de los referidos Informes sobre estos temas.

Nota 2:

Este Informe fue redactado para la agencia



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