México: ¿fiel de la balanza latinoamericana?

Una derrota electoral del candidato populista, dará a México la oportunidad histórica de ocupar espacios importantes de liderazgo latinoamericano, en la medida en que ofrezca una alternativa nítidamente diferente de los experimentos incentivados por el neoimperialismo chavista y por el Foro Social Mundial

por Gonzalo Guimaraens


Las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos Mexicanos, que se efectuarán el 2 de julio, serán decisivas para los rumbos no sólo de esa gran nación, sino de toda América Latina. Con sus 107 millones de habitantes y sus casi 2 millones de kilómetros cuadrados, México posee una economía bastante próspera, basada en la libre iniciativa, que la sitúa en el primer lugar latinoamericano, inclusive sobrepasando al gigantesco Brasil. Aún atravesando por problemas políticos, sociales y económicos que nadie niega, México tiene inmejorables condiciones para solucionarlos en un ambiente de libertad y de auténtico respeto a la propiedad privada.

Las últimas pesquisas electorales indican un virtual empate entre Felipe Calderón Hinojosa, candidato del partido gobernante PAN, y su rival populista, Andrés Manuel López Obrador, candidato del PRD.

El reciente debate televisado de los candidatos presidenciales realizado el 6 de junio pp., el último antes de las elecciones, dejó clara la estrategia del candidato del PRD para conquistar votos en la recta final y ganar las próximas elecciones. López Obrador trató de presentarse como el "candidato de los pobres", con promesas demagógicas de un milagroso "cambio" en la economía del país, cuyos detalles concretos no proporcionó. Y concluyó con una poco velada amenaza de "terminar con los privilegios", lo cual deja margen para justas aprensiones, dados los antecedentes del candidato y de su partido.

Observadores de la vida pública mexicana advierten que López Obrador intenta ganar las elecciones exacerbando una división del país entre "ricos y pobres", dejando traslucir un rancio de lucha de clases que puede dar una pista de lo que sería ese ambiguo "cambio" prometido. Medidas demagógicas podría no sólo comprometer el avance económico sino llevar a México a un empobrecimiento general, porque no han sido otros los frutos de los regímenes populistas latinoamericanos.

Una eventual victoria de López Obrador no sólo sería perjudicial para los mexicanos -y especialmente para aquellos a quienes él alega defender, los más desposeídos- sino para toda América Latina, porque daría nuevo ímpetu a las fuerzas populistas de la región, justo en el momento en que éstas comienzan a dar señales de desgaste, con resultados desfavorables en Perú y en Colombia, después de una seguidilla de victorias electorales.

En esa perspectiva, la responsabilidad de los mexicanos no es pequeña; y, por ello, los amantes de la libertad del continente miran hacia ese país con expectativa. Sin exagerar, se puede decir que con una derrota electoral del candidato del PRD, México tendrá la posibilidad de ocupar espacios importantes de liderazgo latinoamericano, en la medida en que ofrezca una alternativa nítidamente diferente de los experimentos incentivados actualmente por el neoimperialismo chavista y por las redes anarcoindigenistas del Foro Social Mundial. En esas condiciones, México podrá asumir el histórico papel de fiel de la balanza continental.


Gonzalo Guimaraens es analista político. Escribió este artículo para Destaque Internacional


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