SEPTIEMBRE 11

Por Hugo J. Byrne


"Entona rudo tu canción salvaje
y no habrá quien osado te combata;
sé avalancha, torrente, catarata,
imprecación, apóstrofe y ultraje

Haz que tu diestra con furor encaje
en pechos viles tu puñal de plata;
hiere, destroza, pulveriza, mata,
aunque llenes de sangre tu ropaje…

Haz guerra a todo mal… ¡a todo!
¡Y abraza la virtud, porque no en vano
cruza como el armiño, por el lodo!

En paz no dejes a ningún tirano,
y a la muerte anticípate, de modo,
¡que el mundo tenga que besar tu mano!

Bonifacio Byrne
("Al Odio", Florida E. U., 1896)


Para los hombres justos no existen dudas, disyuntivas, ni cambios de opinión, cuando se trata de responsabilidades familiares. Es nuestra obligación humana defender a nuestros padres y a nuestros hijos, cuando son víctimas del crimen y la violencia. La defensa de la familia es el fundamento de toda sociedad civilizada. El amor filial es instintivo incluso entre las bestias, pero la persona humana eleva con su raciocinio ese sentimiento al nivel excelso que demanda la supervivencia digna en un ámbito civilizado.

Porque, ¿qué es la patria sino la familia grande? Cuando hace un año, los discípulos del odio atacaron las torres gemelas del "World Trade Center" en New York City y "el Pentágono", sede del Departamento de Defensa en Washington D.C., no estaban sólo cometiendo un acto criminal contra 2800 desprevenidos e inocentes norteamericanos dedicados a actividades lícitas. El ataque era también contra toda la sociedad de Estados Unidos y contra los augustos ideales en que se funda este país.

Por eso es tan importante desenmascarar a la miríada de apátridas que usufructan parte del poder politico en Norteramérica, apoyándose en ese punto débil de la democracia que se llama ignorancia. Eso no es solamente un deber, sino nuestra vocación vital. Quienes deseen demandarnos por difamación, son por lo tanto bienvenidos.

De tal suerte, podemos hacer una lista objetiva de individuos parcialmente responsables de las condiciones que propiciaron el crimen del 11 de septiembre del 2001. Todos son cómplices del terrorismo antinorteamericano y algunos de ellos protectores de criminales convictos. Sin embargo, tuvieron la desvergüenza de aparecerse en "Ground Cero" y cantar el Himno Nacional.

Entre ellos se cuentan el actual Presidente del Senado Tom Dashle, los senadores Patrick Lehy, Ted Kennedy, Barbara Boxer y Christopher Dodd, los congresistas Gephart, Watters, Serrano y Rangel, el ex Senador y candidato presidencial Albert Gore y el ex Presidente Bill Clinton, entre otros muchos politiqueros corruptos de la misma o peor calaña.

Todos los miembros del Congreso norteamericano que aparecen arriba votaron en contra de la resolución que enviara las tropas de Estados Unidos a la guerra del Golfo Pérsico en 1991. Si por ellos hubiera sido, Sadam Hussein no sólo estaría en Bagdad, sino también todavía reinara en Kuwait. Como si esto fuera poco, hicieron además cuanto les fue posible por desmantelar nuestras defensas militares y organismos de inteligencia nacional.

Quisiéramos que eso fuera todo, pero no lo es. Esa pandilla de sepulcros blanqueados, durante los años finales de la llamada "Guerra Fría", también votó en el congreso a favor de la "congelación de armas nucleares" que auspiciaba la Unión Soviética. Hicieron eso precisamente cuando la Casa Blanca impulsaba la iniciativa de defensa estratégica, gestión que finalmente diera al traste con el "Imperio Malvado."

Existe una verdadera "quinta columna" en el congreso norteamericano, cuyos intereses políticos están en oposición directa a los intereses fundamentales de esta república. No se trata de un grupo ilegal que pueda ser acusado de traición. De hecho, sus actividades están amparadas constitucionalmente. Empero, esa misma constitución consagra también nuestro derecho a defender al país, denunciándo esa quinta columna y poniéndola merecidamente en la picota pública.

Clinton en su "albur de arranque" perdonó a muchos criminales haciendo uso de su privilegio ejecutivo, entre ellos a miembros del grupo terrorista llamado "Macheteros." Estos vulgares matones castristas, que cuentan con la simpatía cómplice del congresista José Serrano (quien parece que habla en chino cuando intenta hablar en español), fueron convictos del asesinato de agentes de policía en Estados Unidos.

No sólo ponemos en tela de juicio el "patriotismo" de estos politicastros. Vamos más allá. Estamos convencidos de que si odiaran a este país, no actuarían de manera diferente.


FIN



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