TRADUCIENDO AL TIRANO

Por Hugo J. Byrne

Después de más de cuarenta y cinco años y centenares de horas de interminable verborrea, el "código" de "Fifo" no tiene ya secretos para los observadores que tengan la paciencia suficiente para oir su parrafada completa y la capacidad de comprender todas las implicaciones de ella. Para descifrar ese código no se requiere un conocimiento profundo de criptografía. No es necesario consultar con un genio de números como el famoso Joe Rochefort, quien siempre enfundado en su bata de baño y encabezando un grupo de oficiales de la Marina de Estados Unidos tan heterodoxo como él, adivinara los profundos secretos del JN25B.

El JN25B era la designación asignada por la Marina de Norteamérica al código de la Marina Imperial japonesa. Romper ese código otorgó a los aliados una ventaja inmensa en el Pacífico, que resultara en conocer de antemano los propósitos nipones en su malograda invasión de Midway y hasta en interceptar y dar muerte al Almirante Yamamoto. Un éxito increíble para un grupo de "excéntricos" como el de Rochefort, grupo que apenas saliera de un sótano en Hawaii durante toda la guerra.

Analizar las intenciones de Castro a través de sus kilométricos discursos es ya relativamente fácil. Estamos contemplando lo que vulgarmente se llama "telegraphic punch". Su arrogante y belicosa descarga del pasado Primero de Mayo no es excepción. En su gestión criminal, Castro no divide ni aisla su política exterior de la represión interna. Desarrolla ambas con intensidad idéntica y coordinada. Esos aceitados y eficientes mecanismos automáticos del poder personal, hacen de su régimen totalitario el gobierno autocrático por antonomasia para nuestros tiempos.

El "Hermanísimo" Raúl, notorio por sus (alcohólicos) momentos de "desnudez del alma" y quien ha admitido en videos que llegaran al público, su debilidad por la masturbación y haber destripado conejitos por placer, utilizando navajas de afeitar, recientemente admitió que nadie podrá en el futuro ejercitar el mismo poder omnímodo que "Fifo". El "Jefe de las FAR", en una rara (y honesta) admisión de la realidad, concedió públicamente que "si perdiéramos el poder, jamás lo recuperaríamos".

Tal como su "berrinche" con el Jefe de la "Sección de Intereses Norteamericanos", Mr. Cason, que fuera preámbulo al arresto y encarcelamiento de más de setenta miembros de los grupos llamados "disidentes", la presente "perreta" con los mexicanos promete agudizar ese "terrorismo de estado" que tanto Castro usa y el que tan hipócritamente denuncia. No es que la crisis con México sea ilegítima. Por el contrario, todo parece indicar que lo que conocemos es sólo la clásica punta del "iceberg" fuera del agua. "Fifo" se enfurece con cualquiera que lo contradiga y mucho más si esa desavenencia ocurre en público, como el voto mexicano en Ginebra.

La extradición de un delincuente mexicano a ojos vista protegido por "Fifo", casi hasta el momento mismo de su regreso a México y la notoria y abierta intervención castrista en los asuntos internos mexicanos, a través de sus ilegítimos contactos con el "Partido de la Revolución Democrática" (PRD) en detrimento flagrante de la soberanía azteca, son realidades de mal sabor en los círculos oficiales de ese país. Por la primera vez en cuarenta y cinco años parece haber un diferendo ancho y profundo entre Ciudad de México y La Habana de Castro. Ese diferendo aparenta tener implicaciones económicas de gran magnitud: Hay $400 millones en deudas a la empresa Domos (que ha retirado sus operaciones en Cuba) y cuyo cobro está ahora en el clásico "pico de las auras". Los mexicanos aparentemente no aprecian el honor de regalarle su patrimonio y trabajo al gran "Fifo" de La Habana, al estilo de Hugo Chávez.

Es "Fifo" quien nos lo hace saber llamando "mafia" al gobierno azteca, epíteto que hasta el día de hoy reservaba solamente para los exiliados cubanos. Las respectivas embajadas en México y La Habana han evacuado a sus embajadores, dejando INDEFINIDAMENTE el control de sus operaciones a "encargados de negocios".

Esto nunca ocurrió antes, ni siquiera cuando Carlos Castañeda era canciller de México, incluyendo cuando se hizo público el "affaire" de la notoria conversación telefónica entre Fox y el tirano y la "simulada invasión" de la embajada mexicana en La Habana por la policía castrista, supuestamente pedida por el ex embajador mexicano y ex trotsquista Ricardo Pascoe. Una situación similar (y por razones idénticas) se ha desarrollado entre Lima y La Habana, aunque sin implicaciones mayores.

El gran mandón de La Habana ha montado en cólera y las consecuencias de esa "furia santa" no se harán esperar. Alguien pagará los platos rotos bien pronto. ¿Será hora de que Payá y Elizardo se pongan en salmuera? ¿Les ha llegado el turno a estos dos? ¿Ha terminado la utilidad de la disidencia para la "revolución"? Quien sabe.

Eso es posible, aunque en nuestra opinión poco probable. Elizardo y Payá aún rinden dividendos más valiosos que las pérdidas que ocasionan a la tiranía. Sin embargo, no sería la primera vez que "Fifo" actúa de espaldas a la lógica. Lo que sí podemos garantizar es que no ha de pasar mucho tiempo antes de que una nueva ola de represión se desate en Castrolandia.


FIN



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