EL SALVADOR PASA LA ANTORCHA

Por Hugo J. Byrne

Después de recibir el rechazo electoral más abrumador de su breve historia política, los Farabundos están furibundos. Prueba de ello son las infortunadas declaraciones de una diputada del "Frente Farabundo Martí" llamada Dora Pena, con motivo de la investidura de Tony Saca como presidente de la hermana República de El Salvador. Las limitaciones morales y mentales de la susodicha Pena, son tan evidentes que "dan pena".

Dijo Pena que la presencia de 370 soldados salvadoreños en la población iraquí de Najaf, quienes están dedicados tan sólo a actividades humanitarias como distribuir alimentos y material médico a damnificados por la guerra, es "un pecado". Pena encuentra pecaminoso que soldados salvadoreños ayuden a infelices iraquíes a salir del marasmo criminal en que los hundiera Sadam Hussein por tres décadas. "¿Qué tiene que ver El Salvador con la guerra en Irak?", pregunta taimada y demagógicamente la legisladora. En el paroxismo de la hipocresía, Pena manifiesta "preocupación" por la seguridad de esos soldados.

No sabemos la edad de la mencionada diputada, ni su relación a la sangrienta subversión castrista en El Salvador entre 1979 y 1992, pero su elección al parlamento de ese país en la boleta Farabunda, nos indica que se trata de una persona que era ya adulta durante esos trágicos años. Los personeros del partido que la eligió, actuando como testaferros de Castro y traicionando a su patria, fueron responsables por la muerte de casi 100,000 personas en El Salvador, cifra que sin duda incluye a decenas de miles de soldados. ¿Alguna vez Pena expresó preocupación por la "seguridad" de los pobres soldados que perecieran defendiendo la libertad de El Salvador?

La bancarrota intelectual y moral de Pena, al igual que la de sus camaradas "Farabundos", está implícita en esas declaraciones. El lema del recién inaugurado presidente durante su campaña electoral era "País seguro". Saca escogió un lema muy apropiado. El logro más notable de La Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) ha sido precisamente brindar al pueblo de El Salvador más de doce años de paz y relativa seguridad. La paz fue alcanzada durante el gobierno de Alfredo Cristiani y la relativa seguridad nacional fue mantenida sucesivamente durante los gobiernos de Calderón Sol y Francisco Flores.

Despreciando el veredicto popular, los viejos subversivos trataron de desatar el caos en San Salvador, para influenciar a la opinión pública internacional durante la toma de posesión del nuevo presidente. Estos redomados hipócritas que habitualmente se declaran partidarios de la democracia, sólo creen en la decisión de la mayoría cuando esta es favorable a sus candidatos. Afortunadamente, al igual que en la guerra y en la contienda electoral, este último mezquino esfuerzo también fracasó: Tony Saca fue investido de la banda presidencial en medio de la ovación entusiasta de más de 8,000 personas en el corazón de la capital. A excepción de algazaras menores y algunos daños a la propiedad, la mezquina intentona comunista pasó desapercibida.

La tranquilidad social en El Salvador, piedra angular de un futuro de prosperidad económica, todavía no se ha podido alcanzar completamente. El índice de criminalidad y las pandillas, resultado directo de la pasada guerra castrista, son problemas que demandan atención enérgica e inmediata del estado. Creemos que la gestión gubernativa de Saca tendrá como objetivo principal precisamente el logro definitivo de esa seguridad tan necesaria a la convivencia social.

Saca tiene el propósito loable de extender los actuales límites del "Central American Free Trade Agreement" (CAFTA). La dedicación del novel presidente a la causa de la libertad individual y el libre comercio, continúa la tradición de sus antecesores. y su oposición inflexible al comunismo castrista, no deja lugar a dudas. Esa oposición quedó ampliamente demostrada durante el gobierno del presidente Flores.

En la reunión de jefes de estado iberoamericanos en Panamá del año 2000, el tirano Castro se tuvo que enfrentar en público por la primera vez en su vida, con un líder continental que no le temía, pues en su país habían derrotado a la subversión que él dirigiera, financiara y personificara. Tuvimos gran satisfacción de ver como su innoble rostro se retorcía de incomodidad mientras Flores le cantaba las clásicas "cuarenta", ante la asombro de la opinión pública mundial y la envidia de muchos cobardes. El espectáculo fue extraordinario.

En una entrevista que nos concediera Tony Saca a finales del 2003, el entonces candidato presidencial nos afirmó que el pueblo salvadoreño se negaría a convertir su sociedad "en otra Cuba o en otra Venezuela". El 58% de los votantes de El Salvador hizo buena su predicción.

A la inauguración de Elías Antonio Saca asistieron los más notables líderes del continente, entre ellos, los presidentes Uribe de Colombia, Lagos de Chile y Burger de su vecina Guatemala. La delegación norteamericana fue presidida por el Secretario de Comercio Donald Evans y el Gobernador de Florida Jeb Bush.

Muchos buenos cubanos participaron del evento, reflejando la fraterna solidaridad del destierro con la causa de la libertad de El Salvador, entre ellos nuestro fiel amigo Enrique Alejo. Esa solidaridad del exilio con El Salvador y su libertad se ha demostrado de formas prácticas, voluntarias y desinteresadas, en la mejor tradición de los cubanos libres.

Al Presidente Tony Saca, así como a sus hermanos, nuestros buenos amigos los Doctores Ricardo y Nidia Saca y al sufrido y noble pueblo de El Salvador, extendemos nuestras felicitaciones más expresivas. Rogamos a Dios que Tony Saca y El Salvador alcancen juntos el éxito que ambos merecen.


FIN



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