TRES TEMAS

por Hugo J. Byrne


UNO

En la modesta opinión de este cronista hace mucho rato que el escandalosísimo incidente del Nuevo Granma debió saldarse con la cooperación disciplinada del exilio militante. De lo que se trata no es simplemente de un boycott del periódico o que varios centenares o miles de cubanos subscriptores y anunciantes cesen de cooperar económicamente con un libelo racista y anticubano. Se trata de arruinar al libelo.

En cierto modo, el despido arbitrario de dos columnistas cubanos del Herald y una colaboradora por contrato, movimiento en perfecta sintonía con la propaganda de La Habana, ha creado una oportunidad envidiable para arruinar para siempre a este solapado agente del enemigo y al mismo tiempo demostrar que de verdad los cubanos del área tienen el poderío político y económico que se les acredita en ciertos círculos. Al fin y al cabo de nada le sirve a un hombre estar armado hasta los dientes, si carece del entrenamiento, la disciplina y la determinación para usar esas armas en defensa de sus intereses vitales cuando se presenta la ocasión.

En el Estado de Florida existe una ley (que mucho envidiamos en California) estableciendo que, dentro de ciertos parámetros y requisitos, un ciudadano sólido puede portar un arma de fuego escondida en sus ropas como prevención al crimen. Que el susodicho ciudadano sepa usar el arma y que no le falte la determinación requerida en el momento adecuado, es harina de otro costal. Recordemos también que no todas las armas útiles son de fuego. Los cubanos de Florida poseen otras varias armas de inmenso calibre. La primera es de índole económica: La pujanza de quienes pudieron hacer del sur del Estado de Florida el superemporio económico que es hoy. Ese poder financiero contribuyó a forjar el político: Tres congresistas cuyas curules están bien sólidas y uno de los dos ciudadadanos que representan a Florida en el Senado de Washington.

Como si esto fuera poco, Cuba libre supuestamente puede contar en el área de Miami con figuras del mundo de las comunicaciones con una bien probada capacidad de convocatoria y otros muchos activistas muy capaces de organizar piquetes y llevar campañas políticas y económicas a su total fruición. El primer paso es establecer un boycott permanente a cuanta entidad comercial use espacios pagados en el Nuevo Granma. El segundo es hacerles saber por qué. ¿Qué necesitamos para unirnos en la acción? ¿Qué necesitamos para alcanzar el éxito? Sólo dos cosas: Deseos y disciplina.


DOS

La hipertensión. Como que todo parece conspirar para que no pueda hacer mucho por controlarla, me desquito poniéndola hoy en letra impresa para burlarme de ella, ya que estoy convencido que se trata de una malévola maldición de Fifo. En justicia no son las dos presiones quienes me dan la guerra. Porque se trata de dos. Sólo la sistólica, que para el entendimiento de legos como yo, es “la alta”. La diastólica (o “la baja”) casi siempre está en buenos términos conmigo. El problema con la hipertensión es que nunca se sabe (por lo menos en mi caso) qué furtivo mecanismo la dispara. Creo que me la envía Ramirito Valdés a través de sus dispositivos “informáticos”.

¿Se merece la hipertensión el sobrenombre de matador silencioso? ¡Mentira! No crea esa patraña el amable lector por un instante. Por lo menos no en mi caso. Si la hipertensión no mata de una hemorragia cerebral, trombosis o coronaria, puede matar de tanto ruido. Cada crisis mía de hipertensión viene acompañada de una espectacular sinfonía de grillos en ambos oídos. Hágase el amable lector la espantosa idea de oir el “Mesías” de Handel en el oído derecho y la Quinta de Bethoven en el izquierdo (o viceversa), con variaciones y arreglos, entre un atronador ritmo de bongóes y congas repiqueteados por los fantasmas de Miguelito Valdés y Desi Arnaz.

Lo peor de las crisis de presión arterial alta es su exasperante puntería. Llegan con inusitada frecuencia cuando menos las necesitamos. Como en la víspera de un día de pesca en San Felipe, Baja California. Ese es un ejemplo de esos casos en que las consecuencias de la condenada hipertensión son compartidas por los familiares del enfermo. Mi cuñado la sufre por carambola: En vez de pasar la mañana tratando noble y denodadamente de enseñarme los secretros de “curricanear” sierra y la técnica de pescar “cabrillas” en el hondo, se resigna a mirar con melacolía cómo su hermana trata, con las mismas generosas intenciones y similar suerte, abrir mi entendimiento a los vericuetos del juego de cartas favorito de la familia. Dicen que es muy difícil enseñarle a un perro viejo trucos nuevos. ¿Ha tratado el amable lector de intentarlo con un perro viejo e hipertenso?


TRES

La ausencia de Fifo en la llamada “Reunión de los no alineados” de La Habana, los comentarios sulfurosos del gorilócrata Chávez sobre Bush en la llamada Asamblea General de Prostitutas al mejor postor (léase Naciones Unidas) y la explosión virulenta del volcán Clinton en Fox News durante una entrevista con el periodista Chris Wallace, merecen análisis separados. Sin embargo, para relacionarlos con el número tres de este comentario, se me antoja el desafío de mezclarlos, ya que ninguno de esos acontecimientos puede tomarse muy en serio por sí solo. A veces es imprescindible la ironía.

La ausencia de Fifo es perfectamentemente comprensible. En su presente estado de flaquencia su única excusa para esconder su depauperación sería que está tratando de mantenerse “en la línea”. ¿Qué podría pintar Fifo entonces entre los “no alineados”?

Por su parte, la explosión termonuclear de Clinton ante una pregunta de Wallace sobre cómo dejó escapar a Bin Laden en un par de ocasiones durante su segundo período, ha tratado de explicarse en virtud de su gran sensibilidad al “docudrama” recientemente presentado por la American Broadcasting Corporation (ABC) sobre la cadena de acontecimientos que llevara hasta la tragedia de septiembre 11 del 2001. Este cronista cree que los analistas que así piensan tienden a “leer” demasiado en la molestia de Clinton ante esa dramatización. La realidad es que el pobre Bill tiene que pasar mucho tiempo de su vida en regiones cercanas a Hillary. ¿Alguien la ha visto últimamente? Ante tamaña diaria adversidad, ¿no explotaría también el amable lector?

Por último, imaginemos a Chávez siendo entrevistado por Chris Wallace: “Presidente Chávez, ¿Cómo es posible que usted llamara al régimen castrista una dictadura, a fines del siglo pasado, cuando usted ya había sido electo Presidente, pero cuando todavía no había ocupado la silla presidencial?” Chávez: “Eso es mentiraaaa. Se me enrrrredó la lenguaaa. Yo admirooo muchooo al compañerooo Fidellll. Yo olí a Fidellll en su cuartoooo del hospitaaaal.. Fidellll no huele a azufreeee como el Demonioooo Bushhh. Fidellll hueleee igual que un bebitoooo. Fidellll, hueleeee a caaacaaa…”

Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org