Mucho más de William Averell Harriman

por Dr. José Sánchez Boudy


LA SEGUNDA PARTE DE DOS.

Perteneció William Averell Harriman a este tipo de liberalismo norteamericano de Corte Fabiano que sin ser propiamente comunista pregona, por lo tanto, como él hizo, que el comunismo es una dictadura, pero que es posible cooperar con él; ponerse de acuerdo con él; obtener ventajas de él, comerciales sobre todo, y así, cambiarlo y evitar una confrontación con él. Hoy y ayer. Con Castro o como en aquel tiempo, en que William Averell Harriman, con esta clase de mentalidad, había ayudado a que dominara al mundo.

Porque en estos socialistas o miembros de otra filiación política, como Jorge Orewel, se da el caso que critiquen el comunismo y sin embargo le den palamaditas. Como sucedió con este señor, en el área de la República Española, por la que luchó, a sabiendas de que era marxista-leninista y que seguía las orientaciones de Moscú. Se da el caso, de que como este escritor inglés, escriben La Rebelión en la Granja y 1984, dos obras que pulverizan al comunismo. Clásicas. Inmortales.

Examinen como yo he comenzado el artículo. No lo invento yo. Lo tomo de un libro de Harriman, de su actuación en la vida pública, en su trato con el comunismo ruso y de su biografía autorizada. Huyo de cualquier libro extremista. Voy a fuentes que escriben mirando, como yo hago, a la vida de este hombre.

Miren el artículo, repito: no a los granjeros sino a los congresistas que mueven el ancaje con Castro, y verán que tienen el mismo pensamiento de Harriman: que se puede cooperar con el comunismo.

Ahora si ustedes miran las operaciones financieras de la familia Harriman, inclusive una vez que el comunismo llegó al poder en Rusia y se impuso el crimen a todo trapo con el llamado Comunismo de Guerra, verán cómo se buscó afanosamente, por ella, establecer negocios gigantescos con los soviéticos; lograr concesiones que produjeron millones.

Y esto, siempre lo hizo William Averell Harriman, sin importarle el padecimiento de los hombres que sufrían el totalitarismo comunista, ni los millones de muertos por hambre impuesta en el Cáucaso (mira uno las fotografías de los niños muertos; de los ancianos muriendo; de las familias falleciendo de inanición y se horroriza, y tiembla de rabia ante todo crimen).

Por eso, un biógrafo nos señala ésto: que trabajó Harriman febrilmente para extraer miles de toneladas de manganeso y otros minerales en la Rusia Soviética y que asoció capitalistas de varios países a su empresa. Buscaba entre sus proyectos el establecimiento de un banco en Moscú que dejaría miles de dólares a los soviéticos, a pesar de que ya éstos habían recibido de los Estados Unidos durante la guerra y que, como todos sabemos, le permitieron ganar ésta. El fue artífice de esos suministros y director del programa que los llevó a cabo. Todo esto desde los primeros días del comunismo.

Como ven ustedes, compatriotas, lo mismo se está tratando de hacer en Cuba en estos momentos, porque son los grandes banqueros y consorcios comerciales los que mueven a los granjeros y a los fabianos del Congreso, esos que se guían por la mentalidad fabiana inglesa de que hemos hablado la que, mientras, en muchos casos, rechaza el comunismo, en otros sus dos máximos líderes publican un libro enorme sobre Rusia en la que llaman al comunismo una nueva civilización.

Los soviéticos, indica su biógrafo, se quejaron de que él pagó muy poco por la concesión y que quería usar el manganeso ruso para dominar la industria del acero norteamericana: William Averell Harriman.

Nadie hizo tanto para avanzar la causa del comunismo ruso como este hombre de paja. Si se lee el Diccionario de la Izquierda se verá que nadie coleccionó más fracasos para la diplomacia norteamericana y para los pobres pueblos, que fueron luego víctima de sus fallos, sus blandenguerías y su simpatía por los comunistas, aunque señalara con voz de cera, que era una dictadura totalitaria. El señor William Averell Harriman. El "Señor de los Fracasos".

Los liberales fabianos, harvardianos, como Arthur M. Schlensigner Jr. íntimo de John Kennedy, un apaciguador de primera calidad, afirman que Harriman era un gran negociador; que tenía una gran experiencia como tal. Claro. Para entregar. Pregúnteselo a los vietnamitas y al Laos del Sur, al que obligó a ir a una alianza con el Laos comunista del Norte, en ara de la paz. Se le olvidó decir que de la paz de los sepulcros. Miles de ciudadanos del Laos libre perecieron bajo la sangre y el crimen.

Este es el hombre que dio su nombre al Premio que le acaban de entregar a un compatriota dentro de Cuba que lucha por la libertad aunque por caminos errados. La Unión Soviética antes de morir le dio "La Medalla de la Guerra Patriótica". Le corespondía también, digo yo, el Premio Stalin y Lenin. Sin lugar a duda.


FIN


Dr. José Sánchez Boudy
INSTITUTO VILLA GRANADILLO (fundador).
MIami, Nov. 7 del 2002
Villagranadillo@aol.com


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