ASÍ PELEA EL EXILIO HISTÓRICO

Por José Sánchez-Boudy

Así pelea el Exilio Histórico: con los símbolos nacionales; sin líderes foráneos; sin doctrinas de afuera. Pelea afincado a la tierra cubana, al entorno, siguiendo la tradición de la formación de la nacionalidad y de nuestros grandes hombres. Pelea siguiendo las doctrinas del Apóstol. Leamos párrafos de ella y recordemos siempre que lo que él dice y él nos legó es el camino que sigue el Exilio Histórico:

"Nosotros somos y nada nos podrá arrebatar la honra de ser. Ni nos quejamos, ni bajamos la cabeza, ni abrimos el puño, ni nos volvemos sobre nuestros hermanos que yerran, ni se los sacaremos de la barba al enemigo hasta que deje nuestra tierra libre".

Así pelea el Exilio Histórico, digo yo y dice Manuel Prieres y dice Rogelio López, este fervoroso martiano que me dicta por teléfono los pensamientos del Apóstol: la guía del Apóstol que aparece en este artículo.

"Nos trajo aquí la guerra y aquí nos mantiene el aborrecimiento a la tiranía, tan arraigado en nosotros, tan esencial a nuestra naturaleza, que no podríamos arrancárnoslo sino con la carne viva".

Nosotros, los del Exilio Histórico, somos la reserva de la Patria, los guardadores de sus instituciones; los que en arca de oro tenemos sus símbolos nacionales, los que veneramos únicamente las doctrinas de nuestros héroes y mártires, de nuestros patricios. Y no olvidamos las palabras del Apóstol: "Cuando un pueblo se pone de pie no hay tirano que lo resista. Un pueblo sumiso invita a que se sienten sobre su lomo y se prueben el látigo y las espuelas en los ijares".

Nosotros los del Exilio Histórico, somos así como quiere el Apóstol. Nosotros nos paramos frente a los rojitos del flancito; frente a los dialogueros y plataformeros; frente a los cubanólogos, y frente a las autoridades, no importa si usan traje talar u otro, que piden el levantamiento del embargo o las relaciones de Cuba con los Estados Unidos, y les decimos como gritaba el Apóstol: "Mienten".

El Exilio Histórico sólo tiene un guía: la doctrina y las palabras de nuestros patriotas; el sacrificio de un Boitel; la hazaña de la Brigada 2506, el martirologio de un Raúl Vianello, derribado arteramente sobre Girón.

Las máximas sublimes de José Martí:

"No hay patria cubanos que aquella que no se conquista con el propio esfuerzo". "Es de sangre la mar extranjera. Nadie ama ni perdona sino nuestro país".

"El único suelo firme en el universo es el suelo en que se nació. O valientes o errantes, o no nos esforzamos de una vez, o vagaremos echados por el mundo de un pueblo a otro".

"Cubanos, no hay hombre sin patria ni patria sin libertad. En Cuba nos acorralan y nos corrompen y fuera de Cuba nos persiguen; no tenemos más amistad y ayuda que nosotros mismos". "Otra vez, cubanos con la casa a la espalda, con los muertos abandonados, andando sobre la mar, cubano: ¡A Cuba!".

A Cuba fue a morir; en la confluencia de Dos Ríos, y aunque nosotros muramos aquí porque nos abandonaron en Girón, y siempre; en Girón y siempre, a la soledad de la Playa Larga, nuestro sacrificio, el del Exilio Histórico, no será en vano. Nosotros reconquistaremos, aun muertos, a Cuba. Nuestro sacrificio no será en vano. Hemos hecho lo que nos indicó el Apóstol. Hagámoslo una vez más arando no en el mar, porque nuestro esfuerzo no le ha fallado.

"Pesan sobre el corazón del hombre honrado las rodillas de todos los hombres que las doblan. El déspota cede a quien se le encara, jamás a quien se le humilla".

Y nos señala que no olvidemos esto: "Quien desee patria segura que la conquiste. Quien no la conquiste viva a látigo y destierro, oteado como las fieras, echado de un país a otro, encubriendo con la sonrisa limosnera ante el desdén de los hombres libres la muerte del alma".

No nos hemos muerto. Aunque estemos muertos reconquistaremos la Patria. El Apóstol lo dijo: "Hay hombres que no se cansan cuando los pueblos se cansan". Y en el Exilio Histórico, que no es sólo una fecha de llegada sino de seguir lo aquí escrito por el Apóstol, hay hombres que no se cansan; porque como él nos recuerda: "Yo no creo que mi tierra esté muerta. Está esparcida por el viento y anda en esta hora de agonía por los pueblos y por el mar".

Ni con líderes extranjeros, ni con doctrinas extrañas a nuestra idiosincrasia. Con Martí; con el entorno: con las substancias vivas de la Patria.


FIN


Publicado en DIARIO LAS AMÉRICAS


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