LA MUERTE DE LOS SÍMBOLOS PATRIOS

Por José Sánchez-Boudy

El hombre ha vivido de símbolos. Desde la caverna. El fuego simbolizó la destrucción y el agua la inocencia, como nos indica M. Eliade, que en sus libros estudió todas estas cuestiones. Por eso nos bautizamos con agua. Con agua bautizó Dios a Cristo.

Los hombres que nos hicieron La Cuba Eterna, al dedicar su vida a forjarla se convirtieron en símbolos de ella. Y como la Patria fue fundada en agonía y dolor, en bravura, las generaciones republicanas hicimos de Félix Varela, de Agramante, de José de la Luz y Caballero, de la pléyade de nuestros héroes, símbolos.

Por casi cuarenta años el comunismo ha ido destruyéndolos en la memoria de nuestro pueblo. A nivel nacional e internacional. Y los ha sustituido por asesinos como el che Guevara; por militantes del Partido como Mella; como Martínez Villena, el poeta; como Pablo de la Torriente Brau…

Internacionalmente han creado íconos e ídolos y símbolos. Lean ustedes un ensayo publicado en la revista TIME de la semana del 14 de junio. La revista TIME ha escogido al che Guevara como uno de los grandes hombres del siglo. Y le dedica un ensayo.

El Che es todo lo contrario. Es uno de los grandes asesinos del siglo. El que escribió el ensayo lo pone como un Cristo. Llega a decir que "muerto parecía la figura de Cristo". Como un bravo, olvidando su cobardía, cuando trató de salvar la vida gritándole a los soldados: "Yo soy el Che, y valgo más vivo que muerto".

Sólo una vez en el ensayo se recuerda que "celebró procesos -dice el que escribe- sin un juicio justo" Mas nada. Todo lo demás es una alabanza sin fin, envuelta en una mentirosa objetividad. Es hacer de su figura un "íconos", un símbolo, un héroe para el presente y el porvenir.

El comunismo cubano, sabiendo que José Martí es la conciencia viva de todo cubano, ha distorsionado su doctrina de amor, su universo ético, y lo ha hecho "hasta fundador del Partido Comunista".

Si no fuera por el Exilio Histórico, todos los símbolos, todos los héroes, toda la doctrina que de ellos emana estaría olvidada. Que el ejemplo más claro de la destrucción de los símbolos es el ayuno que lleva a cabo la Fundación Lawton.

No sé si habrán podido conseguir la foto de Boitel, creo que no saben que este héroe de la libertad y del espíritu, andaba por la cárcel llevando una cruz colgada de su pecho. El comunismo todo lo oculta.

Durante cuarenta años no les han hablado de los símbolos patrios y han recurrido a Ghandi y Martín Luther King para respaldar su acto. Pero Ghandi y Martin Luther King llevaron a cabo una lucha, respaldados por los Kennedy -Martin Luther King- y Ghandi por dos grandes autoridades británicas, y por movimientos como el de los fabianos-socialistas, los que por más de un siglo han expuesto sus doctrinas en Inglaterra.

No tuvieron, por lo tanto, ambos, un gobierno totalitario que apela al crimen inmediato como en Cuba; usan lo foráneo porque el comunismo les ha ocultado los símbolos patrios, su labor, su doctrina.

Algunas veces hablo con miembros del Exilio Histórico cundidos por el pesimismo; atropellados por esta vida fuera de la Patria. Y es útil recordarles, que el sacrificio de las generaciones cubanas que han integrado el Exilio Histórico no ha sido inútil. Ha mantenido La Cuba Eterna, viva. En muchos aspectos el daño que hubiera sufrido ya la Patria sería irreversible. Pero La Cuba Eterna se fundió con el Exilio Histórico, se hizo con él una sola entidad y se ha podido ella conservar intacta aquí.

El Exilio Histórico sabe que la única realidad es el entorno. Es la tierra que nos vio nacer. Es aquí -como repite tanto Manolo Prieres-, aquí la realidad de Miami, un entorno al que tenemos que defender con todos los medios a nuestro alcance, para que los comunistas y sus aliados "los rojitos del flancito", estos compañeros de viaje, no puedan apoderarse del mismo.

El Exilio Histórico ha mantenido en toda su claridad y pureza los símbolos cubanos y ha hecho de ellos lo que eran en Cuba: el acerbo espiritual de la Patria. Y lucha porque allá se conozcan. Con ellos podremos reconstruir el futuro. Con esos recuerdos que ha dejado en su libro de cuentos Alberto Hernández Chirolde, una de las mentes más lúcidas de nuestro exilio, en el que profesa en la Universidad donde estudió el presidente Woodrow Wilson, y en los que ha recogido con los recuerdos adheridos a la tierra pinareña la hecatombe nacional.

Esa es nuestra consigna: tierra (entorno), heroísmo, con su intransigencia histórica y la preservación de los símbolos nacionales. Para que vuelvan al pueblo cubano. En toda su grandeza. A todos.


FIN


Publicado en DIARIO LAS AMÉRICAS 6/29/99


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