CUBA MANDA Y EL EXILIO OBEDECE

Por José Sánchez-Boudy

No importa que hayan estado penetrados por Seguridad del Estado. Que tampoco la dueña de la casa de la calle Tamarindo diga que hubo un momento en que todos los que ayunaban eran de Seguridad del Estado.

Y la razón es muy sencilla: todos estos movimientos tolerados, como en el de los ayunantes, en grado mayor o menor están infiltrados y controlados, en lo posible, por el gobierno castrista.

Lo grave es lo que va a continuación. Rogelio López, un fervoroso martiano y patriota, hombre super organizado, monitorió durante cuarenta días todas las declaraciones hechas por Biscet y otros, resalta lo siguiente: todos los sumados al ayuno ratificaron verbalmente un solo pensamiento, dijeron una y mil veces: La Habana manda y el exilio obedece", es decir: la supeditación total del Exilio Histórico a los dictados de La Habana.

Y hablan así, hasta con insolencia del Exilio. Es decir, un grupo de gente que habla por el Exilio, que se arroga la representación del Exilio, actuando de buena fe, creyendo que a través de ellos se puede derribar a Castro, actúan con una sumisión total.

Si estos grupitos nacidos en el seno del Partido -no tolero la excusa de que hay que aceptarlos porque no hay nadie que no esté contaminado por el marxismo- se forman, crecen, cogen fama internacional, se debe al Exilio.

Y se da, así, la falsa imagen de que lo que está sucediendo es el acabosa bendito. De que Castro aguanta porque no le queda más remedio. De que el régimen va a colapsar. La cosa, todos sabemos, que no es así.

Vuelvo a lo de "Cuba manda y el exilio obedece". De las conversaciones habidas en La Habana hay algunas interesantísimas. Sobre todo, el análisis de los periodistas, pues uno de ellos afirma rotundamente que lo que se estaba dilucidando en Cuba era la lucha por el poder entre el Exilio y el futuro político cubano.

Todo esto que indica el afán de dominación de estos grupos, no de víctimas naturales, sino de recién reciclados del Partido, es una verdadera patraña.

El Exilio Histórico sólo aspira a un poder: al poder espiritual. Aspira a no dejar morir ni el entorno, la tierra que nos rodea, la tierra cubana, ni la memoria histórica; las bases espirituales de nuestra nacionalidad.

Siguiendo esto lograremos en el futuro, a pesar de cuarenta años de comunismo, volver a coger el trillo histórico. Retornar la nacionalidad a donde la dejamos el primero de enero de 1959.

Yo, desde esta modesta columna, pido de nuevo la máxima precaución al tratar con los futuros movimientos surgidos en La Habana. El futuro -lo debemos tener siempre presente-, es el de las víctimas, tanto a nivel nacional como a nivel mundial.

No se olviden que el comunismo, esta vez reciclado, domina las mismas naciones que una vez atropelló con sus tanques; con sus torturas; con el cañon del mauser.

El comunismo reciclado ahora, sigue dominando al mundo. Dondequiera. Como el Partido es un "tornado" que todo lo disuelve, deja, al caer, un vacío de poder. Nadie lo puede llenar porque todos los partidos políticos democráticos están liquidados; porque el peso del terror en la conciencia colectiva prohíbe, por largo rato, la lucha contra el comunismo.

Esto que estoy diciendo se desprende de los estudios más recientes sobre la cuestión. Y, desgraciadamente, están comprobados los estudios por los hechos.

No se olviden de esto: El Exilio Histórico no puede abjurar de su liderato histórico y espiritual. En este camino, el Exilio Histórico tiene que ser inflexible.

Por lo tanto, el Exilio Histórico no puede aceptar ningún tipo de acomodo con Castro; ningún "arreglo pacífico"; nada que lo saque del trato de la Cuba Eterna.

La historia indica que sólo volviendo, después de una hecatombe como la nuestra, a las hondas raíces de la nación y de la nacionalidad, las naciones pueden resurgir de sus cenizas. No lo olvidemos nunca.


FIN


Publicado en DIARIO LAS AMÉRICAS 8/24/1999

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