Carta abierta a Oswaldo Paya

Por John Pérez-Sampedro

¿Dónde está la Patria? ¿Estará allá donde la historia ha sido manipulada para justificar lo injustificable? ¿O acá, donde palpita aun con vida en nuestras mentes, lo que fue Cuba antes y lo que podría haber sido?

¿Dónde está la patria? ¿Estará allá donde el practicante de medicina no tiene ni aspirinas con que practicar y se queda estancado en el tiempo, como le ha sucedido a los cubanos de la Isla? ¿O acá, a este otro lado del muro de espuma que nos separa? Esos mismos médicos que allá son solo una estadístistica propagandista, acá son triunfadores, junto con la mayoría de los exiliados cubanos.

En Cuba, el comunismo a logrado destruir el espíritu de lucha de los cubanos y los pocos que se revelan, lo hacen suplicando a sus carceleros. Formados dentro del comunismo, los cubanos de allá no entienden que la libertad se tiene que exigir, porque el mero hecho de suplicarla, demuestra, que no están preparados para disfrutarla. La libertad no es una medalla que alguien nos otorga, sino, un derecho del ser humano que nos pertenece como el aire y el agua. Lamentablemente, para conocerla, hay que perderla primero y muchos cubanos de allá, los que crecieron bajo el comunismo, no la conocen porque nunca la tuvieron.

El proyecto Varela representa oportunidades de cambios, pero ellos, deberán suceder dentro de los dictámenes de la constitución comunista de 1976. Estos cambios serían hechos por los comunistas dentro del contesto de sus leyes y como es natural, para su propia conveniencia. La constitución del 76 dictamina que el partido Comunista de Cuba es el protector del Estado Socialista. Cito los artículos 5,6,7,8 y 10 de dicha constitución, donde quedan claramente establecido el poder legal absoluto del Partido Comunista. El Proyecto Varela ofrece a los marxistas las tres siguientes importantes concesiones:

1-Legitimizar la constitución del 76, y por ende a la cúpula gobernante, al proponer un plebiscito dentro de las leyes de dicha constitución, la cual, es ilegal, porque la constitución del 40 nunca fue abolida por el pueblo y aun hoy continua vigente.

2-Permitirles conservar propiedades adquiridas ilícitamente

3- Amnistía total para los que cometieron y aun cometen crímenes contra el pueblo, garantizándoles que sus crímenes quedarán impunes.

Por otro lado, El Proyecto Varela margina a los exiliados, al negarles por omisión, en dicho proyecto, que participen políticamente. Si no como candidatos, al menos como electores. Negar la participación electoral a más de 2 millones de cubanos, sin duda tendrá buena acogida entre esos cubanos de la isla que nos miran con desdén. Pero no ayuda a crear apoyo a este proyecto entre los exiliados. Es más, levanta sospechas sobre las verdaderas intensiones de los cambios que el Proyecto Varela propone.

Sería un infantilismo pensar que los mismos diputados Del Poder Popular, van a erosionar su poder,modificando o creando leyes en beneficio de un pueblo, por el cual no han hecho nada durante más de cuatro décadas. Aun así, al principio yo no me opuse vehementemente a los defensores del Proyecto Varela, simplemente, porque como ellos argumentaban y aun lo hacen: "El Proyecto ofrecía una oportunidad de cambio. Después de todo, ¿Que podíamos perder? Han pasado 45 años sin que el exilio pudiera haber logrado cambio alguno. Al menos el Proyecto Varela, explicaban ellos, ofrece esa pequeña apertura, por donde pudieran entrar poco a poco otros cambios, hasta que algún día nuestra patria pudiera ser libre". El problema es, que poco a poco, significa tiempo, años, quizás muchos años, y ese tiempo no lo tiene el exilio. En la improbabilidad de derrocar el sistema militarmente, nuestra lucha se ha reducido para muchos, a una batalla de supervivencia a ver quien se muere primero; Castro o nosotros. La larga lista de intelectuales y empresarios cubanos fallecidos en el exilio hablan por si mismo.

El exilio representa la patria como era antes del Holocausto. Guardada en las mentes y los corazones de nuestro envejecido exilio, existe la verdadera memoria de esa gran nación que era Cuba antes. Nosotros somos la reserva espiritual, moral y económica de Cuba. Esa misma reserva que tubo nuestra patria durante la guerra de independencia en las mentes de Martí, Estrada Palma, los tabacaleros cubanos y tantos otros que la enriquecieron a su regreso o a través de sus trabajos literarios, producto de vivencias y conocimientos adquiridos en el exilio de aquella época. Ellos encendieron la chispa de la libertad y fueron la reserva intelectual que trazó el camino para la gran república que edificamos hasta 1959. De igual forma, más de dos millones de cubanos; obreros, médicos, ingenieros, técnicos, artistas y empresarios, representamos hoy esa reserva. Nosotros pudiéramos enriquecer nuestra patria con nuestro cúmulo de conocimientos. Lamentablemente, el tiempo es muy corto, y a medida que esos hombres y mujeres desaparecen, se desvanecen también las esperanzas de una verdadera reconstrucción. Mientras el comunismo ha sabido perpetuar su doctrina fatídica preparando a líderes jóvenes. Tales como Pérez Roque y otros los cuales representan el relevo generacional del mal que garantiza la continuación de la destrucción de nuestra patria.

Nosotros Infortunadamente, no hemos sabido pasar la antorcha generacional para continuar nuestra lucha por la libertad. Sí, más de 325 organizaciones patrióticas del exilio han sabido por más de 45 años, mantener viva la llama de la libertad y el deseo de regresar a una patria verdaderamente libre, lo cual ha sido un logro sin igual en la historia del mundo. Pero a medida que esos valientes, pero envejecidos soldados van cayendo, se va apagando esa antorcha de libertad y esperanza que por tanto tiempo y tan gallardamente hemos sabido sostener.

Por un lado El Proyecto Varela ofrece posibles cambios que quizás pudieran conducir poco a poco a crear algún día una sociedad civil en Cuba. Por el otro, le da tiempo al comunismo con o sin Castro para que la reserva que aun late en el exilio, se pierda para siempre. Señor Paya: Sin el viejo exilio a la vanguardia de la reconstrucción, los cambios en Cuba serían solamente cosméticos, y "La nueva patria" si se logra construir sin nosotros, sería una triste y lamentable caricatura de lo que fue.


FIN


John Pérez-Sampedro es poeta y analista político. Autor de "Cuba la Conspiración del Silencio. "De Dios de Amor y De Patria " y "Poems and Drawings for Little People" entre otros. Secretario del Colegio Nacional de Periodistas Cubanos en el Exilio Email:Perez14824@aol.com Telf. 305-388-9106 Fax-305-388-9194

Este y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org


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