LA ENCRUCIJADA CUBANA: SUCESION, TANSICION INVASION Y LA LEY DE NEUTRALIDAD

por John Pérez-Sampedro

La Sucesión en Cuba, es sin duda la fórmula para preservar el estatus quo de la Tiranía, por la cual luchan los comunistas cubanos apoyados por los socialistas y los tontos útiles del planeta.

Todos sabemos lo que significaría una sucesión en nuestra Patria: más de lo mismo. En el caso de Cuba hay dos fórmulas de sucesión, una es la que ya hizo el Dictador cuando asignó a su hermano Raúl para sucederle en el poder después de su muerte, en otras palabras, más de lo mismo.

La otra fórmula de sucesión sería la aceptación por parte del castro comunismo del “Proyecto Varela”, antes o después de Castro, es decir más de lo mismo. La única diferencia es que si aceptan la proposición de Payá, habrá una apertura cosmética la cual servirá para crear la ilusión de un cambio, y con ello, el masivo respaldo del resto del mundo incluyendo a Los Estados Unidos.

Excepto a los viejos exiliados que nadie escucha, a nadie le importará que bajo el Proyecto Varela, todas las formas de poder en la Isla, queden en manos de los “ex comunistas. ”

A nadie le importará que además de no perder sus puestos de influencia, los” ex comunistas” reciban completa inmunidad por los crímenes cometidos y puedan mantener las propiedades robadas.

A nadie le importará que los “ex comunistas” retengan todo el poder judicial, legislativo y militar, como lo hicieron en Nicaragua y menos importará quién sea elegido presidente, porque los destinos de la Isla continuarán siendo regidos por los mismos hombres sin escrúpulo que asesinaron, robaron y vendieron la Patria en parcelas por más de 46 años, bajo el mismo inservible, desnaturalizado y ateo sistema comunista.

Por supuesto que tendrán que hacer algunas aperturas en el comercio, lo cual los enriquecerá aún más, ya que la totalidad de la industria y el comercio en Cuba está en manos de los comunistas.

Por todo esto, no es secreto que la gran mayoría de la cúpula gobernante cubana, espera ansiosamente la muerte del dictador para incorporar el “Proyecto Varela”

En cuanto a la Transición pacífica: vale notar que la propuesta del Proyecto Varela es rechazada por la mayoría de los cubanos exiliados. Sin embargo, es aceptada por la mayoría de los cubanos dentro de Cuba, para los cuales cualquier apertura significa el cielo abierto.

Los supuesto cambios que promete el Proyecto Varela son aceptados también por la gran mayoría de los 300,000 cubanos que han arribado a los EEUU en los últimos 20 años. A diferencia de los exiliados, los nuevos inmigrantes cubanos ven solamente dos alternativas: Sucesión o Transición Pacífica .

La transición ofrece dos atractivos primordiales los cuales la hace aceptable tanto al “hombre nuevo”, dentro y fuera de la Isla, como a los cubanólogos extranjeros. Por un lado, la transición conlleva la promesa intrínseca de que no habrá derramamiento de sangre, como si la sangre no estuviera corriendo en Cuba desde hace 46 años.

Por el otro, la transición supuestamente promete un cambio sin traumas económicos y sociales, que según sus pacifistas proponentes, servirá para adaptar más eficientemente las nuevas medidas económicas y sociales. En otras palabras mantener el socialismo y con ello, más de lo mismo.

Pero la pregunta que todos debemos hacernos es: ¿Traerá la Transición Pacífica beneficios al pueblo cubano? Por su puesto, algún beneficio se filtrará al hambreado pueblo, pero ellos no serán comparables, ni a las riquezas, ni a los beneficios políticos que recibirán los comunistas de la Isla, los cuales, con la nueva identidad de “ex comunistas” y el nuevo adquirido respeto y aceptación de parte de los organismos internacionales, incluyendo los norteamericanos, disfrutarán de beneficios sin precedentes en la certeza de que la amnistía general prevista en el “Proyecto Varela” les servirá como lo que es, un escudo legal de protección de los crímenes que muchos de ellos han cometido, durante casi medio siglo de tiranía.

Después de desechar por inservibles, las proposiciones de Sucesión y Transición, sólo nos queda la propuesta de derrocar al régimen por la fuerza.

Existen dos problemas con esta proposición. El primero es que un alto porcentaje de los cubanos fuera y dentro de Cuba no aprueban la vía de la fuerza, la cual presupone una invasión norteamericana. El gobierno americano lo sabe, ya se han hecho suficientes encuestas que lo corroboran, y es posible que debido a ese rechazo de las exiliados a una invasión norteamericana es que los Estados Unidos no han tomado cartas en el asunto. Y el segundo problema que tiene esta propuesta es que los pocos que la apoyan no se ponen de acuerdo en la estrategia a seguir para lograrlo.

Por un lado existen organizaciones como los F4 y otros pequeños grupos de patriotas cubanos, los cuales están convencidos de que el desembarco de un puñado de cubanos vestidos con uniformes de camuflaje podría iniciar un levantamiento en masa en la Isla.

Esa tesis, aunque de gran mérito patriótico, no se ajusta a la realidad de la apatía que existe en Cuba, ni a la realidad del control que Castro ejerce sobre la población, que por cierto, como sucedió durante la revuelta del malecón, los cubanos no se enteraron del incidente, ni siquiera en las afueras de la Habana, mucho menos en el resto de la Isla; y mientras exista ese control, no podrá haber un alzamiento popular.

Por otro lado existe un grupo pequeño , de cubanos pensantes, bien intencionados, que piensan que el levantamiento de la Ley de Neutralidad por parte de los norteamericanos podría ser la solución al problema de Cuba. Es cierto que dicha ley ha evitado que los cubanos hayan podido conspirar y organizar con sus propios recursos una invasión a Cuba. Aunque a simple vista esta proposición parezca descabellada, ya que los cubanos que apoyan esta propuesta en su mayoría están muy viejos para la lucha armada, aún así, existe en ella un elemento interesante que vale la pena analizar.

Si los Estados Unidos eliminaran la Ley de Neutralidad, enviarían una señal a los militares cubanos de la Isla de que ya no tendrían la protección norteamericana, porque la realidad es que durante décadas, la Ley de Neutralidad le ha brindado a los militares castristas y a su comandante en jefe, la garantía de que no serían atacados militarmente, ni por los exiliados, ni por los norteamericanos.

La eliminación de la Ley de Neutralidad llevaría la aprensión, y la inseguridad a una cúpula militar ya saturada de incertidumbres, la cual pudiera efectuar un cambio en Cuba, porque tiene las armas en las manos y todo que perder ante un cambio por la fuerza en Cuba.

La inseguridad por sí sola, podría desestabilizar al alto mando militar cubano, el cual como se ha reportado, ha mantenido frecuentes contactos con el Departamento de Estado y con el Pentágono. Militares que se encuentran descontentos con las decisiones sin sentido de un comandante en jefe irracional.

Ellos saben que esas decisiones irracionales podrían hundir el barco del castro comunismo y a ellos con él, en el más inoportuno de los momentos, precisamente cuando el comunismo, se expande, sin oposición, por todo el Continente Americano.

Y por último, la incertidumbre y la confusión que la eliminación de la Ley de Neutralidad causaría entre los militares cubanos, prepararía el camino para una lucha interna de impredecibles consecuencias.

La ausencia misma de la Ley de Neutralidad podría precipitar en la Isla un golpe de estado negociado con el Departamento de Estado o una invasión norteamericana, la que sin duda sería la mejor opción porque nos daría la oportunidad de recibir la ayuda directa de los Estados Unidos, para reconstruir a nuestra patria, mientras nos organizamos en partidos políticos y modificamos la constitución de 1940 de acuerdo a las nuevas realidades del siglo XXI, tales como la doble ciudadanía ,ejercer el voto y postularse para puestos públicos desde el exterior, etc.

Pero sobre todo, una invasión norteamericana evitaría que los Menoyos, los Payás y otros cubanos incapacitados, con sus resentimientos y políticas excluyentes, se conviertan para la desgracia de todos, en los líderes que habrán de guiar , dentro del improductivo socialismo, los destinos de una nueva Cuba.


FIN


John Pérez-Sampedro es Poeta y analista político. Autor de “Cuba la Conspiración del Silencio. “De Dios de Amor y De Patria “ y ”Poems and Drawings for Little People” entre otros. Colaborador de la revista electrónica Guaracabuya. Miembro del Colegio de Periodistas Cubanos en el Exilio. Miembro del PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio, Director de la página electrónica ¿Qué Pasa en América? y Conferencista de la Escuela de Estudios Continuados de la Universidad de Miami, Email:Perez14824@aol.com

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