LAS NUEVAS FAMILIAS

por Marcelo Fernandez-Zayas

La derrota del PRI en las recientes elecciones de México fue un duro golpe para los cubanos que aspiran a continuar la revolución por medio de un partido político. El PRI mexicano era el único modelo a seguir con trascendencia histórica. Perdió y tal vez, con su derrota, murió una esperanza cubana insular de continuidad en tiempo y espacio.

El PRI representaba una última oportunidad para la revolución cubana por consumar un regreso al ámbito continental en busca de tiempos mejores. La derrota abrumadora de este partido dejó sin modelo a los que pretendían seguir sus pasos. Los politólogos cubanos se exprimirán el seso para encontrar una explicación plausible al fracaso. Llegarán pretenciosamente a culpar de lo sucedido a un pueblo por no haber parido a un Fidel. Inventarán que los gringos en su omnipotente maldad nublaron la mente del electorado con gigantesca e invisible nube de toxinas imperialistas. Culparán al Lucifer de la CIA con su alquimia diabólica de haber producido el descalabro. Tratarán de convencer al pueblo cubano de lo que no creen sus mismos gobernantes.

Federico García Lorca reflexionó ante el prendimiento de Antoñito el Camborrio, "se acabó el tiempo en que los gitanos iban por el monte solos". Lección que los cubanos están aprendiendo dolorosamente. Pero, esta enseñanza los está llevando al convencimiento de que se encuentran en un barco viejo sin velas y timón, irremisiblemente anclado en puerto sin salida. El buque no será destruido por las olas, pero se está pudriendo en su aislamiento y soledad.

El dictador gallego y criollo es risorio y trágico en su vejez. Vive rodeado de jineteras políticas y morales tratando de convertir la isla en una Meca de los otroras despreciados turistas yankees. No sale al extranjero por miedo a la soledad y la justicia internacional. Es llamado de Colombia para que medie en la lucha de narcotraficantes y gobierno. ¡Triste convocar! A sus conferencias internacionales acuden principalmente desconocidos gobernantes de países tercermundistas. Personas que se asombran de ver en el paraíso del proletariado caballos arrastrando carretas de transeúntes. Visitantes que abandonan la isla pregonando las miserias de Cuba y su sistema.

Existe un embargo económico contra Cuba de los Estados Unidos. Castro lo culpa de todos los males que acontecen en la isla. Pide airada y repetidamente que se levante el castigo. Pero, en realidad no busca acceso al mercado capitalista, porque no tiene qué vender ni con qué comprar. Pide a gritos que le presten dineros con que hacer más llevadera su mísera vejez. No promete reformas a cambio de créditos, porque no puede reformar lo irreparable. El embargo se ha convertido en mitológico Coco infantil, que sólo existe en la realidad de personas con los bolsillos vacíos. Puede derrotarse el embargo fácilmente vendiendo y comprando en otros mercados si expansión se busca. Pero, si lo que persigue son fáciles dólares con promesas de pagos inexistentes tendrá que seguir con las súplicas. Nadie regala riquezas.

No se tarda la desaparición de Castro. El tiempo no perdona, olvida o ignora. Pero, el camino a la democracia tardará en abrirse. Este sistema no surge por simples deseos ni llena el vacío sin continuos esfuerzos. Se forma lentamente por su ejercicio y práctica. Se construye con y sobre seres humanos que se comprometen a vivir en cultura de respeto y tolerancia al sentir ajeno.

La democracia más que declarado estilo político, es meta a obtener viviendo en un clima de mejoramiento ciudadano. Su punto inicial es la organización política en torno a personas conocidas que se familiaricen con sus preceptos. ¿Quiénes serán conocidos en Cuba? Aquellos que muestren rostros y nombres que sean familiares a sus habitantes. Los que desciendan de antiguos moradores del recuerdo ciudadano. Los herederos de los actuales gobernantes. Los vladimiros rocas del firmamento caribeño.

Algunos interpretarán lo dicho como un regreso al pasado por vía sanguínea. Pero esto no es necesariamente cierto, pensar así es ignorar reciente y remota historia. Muchos hablan de un retorno a la isla prometida, pero más que promesa factible es nostalgia y añoranza de la juventud. Gustavo Adolfo Bécquer habló que las familiares golondrinas que aprendieron nuestros nombres no regresarían. Vale acariciar la idea del regreso como hábito sano de renovación. Más, la intención se ve limitada por años y condiciones familiares.

Los familiares apellidos de la historia isleña se enfrascarán en lucha con otros de antiguas y nuevas grafías, en ventas de ideas de aceptación ciudadana. Activistas isleños visitarán este país y viceversa, en busca de aliados económicos y políticos para sus luchas, y comenzará una semblanza de un Israel insular.

Volviendo al PRI, recordemos, que los dirigentes de este partido mexicano, mayormente, eran los descendientes de las familias, nefastas o gloriosas, que formaron el núcleo revolucionario de principios del siglo XX. Este partido dio, en lo posible, disciplina política al pueblo de México. Con sus aciertos y errores aprendió el mexicano el camino de la democracia. El PRI no era ilusurio, fue realista como un espejo. Era lo que veía y mostraba lo que era.

Uno de los conflictos sociales a resolver en Cuba, que no se menciona mucho, es el racial. Poco a poco, el grupo negro va aumentando de tamaño en la isla por abandono al extranjero de sus habitantes blancos. Hace diez años los no blancos en Cuba eran el 65 % de la población.

Surgirá en forma natural y espontánea un reclamo al todo, por permanencia y continuidad en el país de un segmento de la población. Habrá fricciones entre presentes y ausentes. Se hablará de cubanía continuada y lealtad a la patria por un lado. Se contrarrestará este clamor, por otra parte, esgrimiendo los que partieron razones de persecución y amor a la libertad. Se examinará el pasado en busca de enseñanzas de convivencia y se inmiscuirán en el debate legisladores estadounidenses. Estos hablarán de experiencias disímiles y soluciones ajenas a la sociedad cubana. Y, con el tiempo saldrá un pensador como José Vasconcelos de México, proclamando que el cubano pertenece a una "raza cósmica" insular. Su tésis será aceptada y triunfará la dialéctica pragmática sobre una antropología estancada.

Presento una perspectiva de fácil rechazo por el optimista y motivo de reflexión para todos. Un ejercicio mental en análisis político.


FIN


Marcelo Fernandez-Zayas
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