EL CANDIDATO JUDÍO

por Marcelo Fernández-Zayas


Las elecciones del próximo noviembre serán muy interesantes. Podrán verse como un referendo sobre los prejuicios éticos de esta nación. Aspirando junto al candidato presidencial del Partido Democrático Al Gore, se encontrará en la boleta el nombre de Joseph I. Lieberman, que aspira a la vice presidencia. Este nombre no sería de gran importancia si el senador por Connecticut Lieberman no fuera de la religión Judía Ortodoxa. Una jugada arriesgada de Gore que puede elevarlo o anularlo en la contienda por la Casa Blanca.

Indudablemente mucho estará en juego en las próximas elecciones. Analicemos la contienda. ¿Qué motivó a Gore esta audaz decisión? Su vulnerabilidad a las críticas de mala conducta por asociación con el presidente Bill Clinton. Simplemente, se cubrió a tiempo del venidero ataque. ¿Quién es Lieberman? Un político que hasta el momento goza de gran prestigio ético por la rectitud en su vida pública y privada; hombre religioso y maduro; y persona hábil en la arena pública. No es conocido como figura estelar en el firmamento democrático, pero tiene fama de persona decente y veraz. No es una figura carismática, pero atrae por su actuación.

No esperemos que las encuestas muestren la extensión del anti semitismo en esta nación. Muy pocos revelan estos sentimientos negativos a los encuestadores. Pero, los reservarán hasta el día de las elecciones. Por lo tanto mucho ojo con las encuestas. En 1960 se rompió la barrera en contra del catolicismo en esta nación con la elección de John F. Kennedy. Más, no le demos mucha importancia al hecho ni hagamos apresuradas comparaciones: Kennedy era cristiano.

Creo que Gore está arriesgando más de lo que convencionalmente se piensa. El voto judío es tradicionalmente democrático y lo tenía en el bolsillo. Así como el voto del segmento negro de la población. El voto hispano generalmente favorece, en su mayoría, a los democráticos, pero se dividirá en la elección. Lo que está en juego es el voto de los indecisos e independientes anglos: el inamovible y poderoso centro. Y lo que no se puede medir con anticipación es el voto de rechazo que perderá Gore. No digo que lo ganará George W. Bush, el candidato del Partido Republicano, porque este voto puede optar por mantenerse en su casa.

¿Hemos avanzado en el despojo de prejuicios? Esto se verá el día de la elección. Advierto, hay que tener cuidado en que no se confunda un rechazo de la candidatura Gore-Lieberman como un acto anti semita ya que muchos factores entrarán en juego. Principalmente, que tanto Bush como Gore tienen que probar su valer en las sendas electorales del país.

Por otro lado, no creo que a la larga el público ignore la suprema lealtad de Gore a Clinton en sus momentos difíciles. Los electores tienden a ser más vengativos que olvidadizos. Pienso que la selección de Lieberman muestra que Gore no está nada seguro de su victoria, por lo menos contempla una carrera muy apretada. Nadie hubiera jugado esta carta tan riesgosa si se sintiera confiado del triunfo.

Sin embargo, está claro que la ética sigue rigiendo la política aunque muchos no lo crean. Lieberman representa reservas morales que Gore necesita para la campaña. Y, en esta carrera de forzada pureza de figuras electorales todos los candidatos serán escudriñados al máximo. No olvidemos que la prensa fue acusada, con razón, de no haber hecho buen trabajo con Clinton cuando éste aspiró a la presidencia por primera vez. La prensa tendrá que ser implacable en sus averiguaciones. Aparentemente, la entrada de Mr. Lieberman ayudará a expandir el proceso político del país en términos étnicos. El debate acerca de lo apropiado de la selección de Lieberman tardará un tiempo, pasada la natural euforia de aceptación de lo diverso, cuando se examine lo que la religión judía ortodoxa prohíbe a sus seguidores.

Curiosamente, serán los judíos ortodoxos los que primero discutirán aspectos religiosos de estricto cumplimiento. Ellos se encargarán de mantener la observación de los preceptos talmúdicos por encima de consideraciones políticas. La prohibición de viajar durante el Sabbath; y de no utilizar los teléfonos y medios mecánicos para comunicar serán debatidos. Así como el estricto cumplimiento de lo prohibido hacer el día(s) de celebración de Yom Kippur. No tengo dudas que habrá un cálido debate al respecto.

La prensa en general se ha enfocado, hasta el momento, más en el aspecto religioso de Lieberman que en lo político. Este senador ha alcanzado nombre y prestigio por mantener una postura centrista en la mayoría de los temas políticos: favorece los "vouchers" en educación; no se opone a la privatización del Seguro Social y aprueba la notificación a los padres de menores en caso de abortos. Si esta es su misión esto quiere claramente señalar que Gore está moviéndose de la izquierda al centro. Si su selección obedece a otros motivos no veo porqué lo han escogido.

El nombramiento de Lieberman, a la vez, envía alarmantes y confusas señales a la izquierda del Partido Demócrata. Los grupos seguidores del sindicalismo de antaño no verán bien sus conexiones con los elementos conservadores de su partido. El segmento negro de la población está en franca confrontación con los judíos ortodoxos y conservadores del país. Y los grupos de abierta posición izquierdista están en contra del pensar político de Lieberman en lo nacional y extranjero.

Durante la próxima convención de su partido Gore se enfrentará ante un grupo dividido y tendrá que hacer maravillas en la cuerda floja en el momento menos indicado. Lieberman no puede darse el lujo de rectificar su pasado porque sería cometer suicidio. Él fue seleccionado por ser un hombre recto, no puede torcerse ahora. Gore, por otro lado, no debe cambiar de posición en medio de la campaña, sería un desastre hacerlo. Ambos postulantes son prisioneros de sus historias políticas.

Será muy interesante ver los próximos acontecimientos. La política ha sido definida como el arte de lo posible. Veremos hasta donde se puede estirar la palabra posible sin que se rompa. Pero, mientras tanto, ¡bienvenido Mr. Lieberman!


FIN


Marcelo Fernandez-Zayas
10 de Agosto del 2000

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