EL HOMBRE DE LA FRENTE OLÍMPICA

Por Mario J.Byrne


Creerse importante no es lo mismo que serlo, pero por algo se empieza. Ahora resulta que el homónimo de nuestra madre original Eva, ( no la de Perón, sino la de Adán) se le ocurrió visitar Valle Grande, donde se encuentra la escuelita de La Higuera, que fue el lugar en que el bien conocido atorrante Ernesto Guevara exhalara su último y probablemente fétido aliento. El motivo fue festejar el nacimiento de este pretendido doctor en medicina cuyo deceso, ocurrido el 8 de octubre de 1067, llevó a mi hermano Hugo (quien naciera el mismo día de ese mismo mes) a decir que nunca había recibido un mejor regalo de cumpleaños. Al inefable Evo, se le deben haber unido por supuesto, los representantes diplomáticos de Cuba y Venezuela, en gesto de solidaridad.

Hasta aquí todo es normal ( aunque existan serias dudas sobre si Evo lo es). Un jefe de estado tiene derecho a desplazarse a su gusto dentro de su país y a celebrar todo lo que se le dé la gana. Lo que yo me pregunto es si Evo ha pensado alguna vez en los militares bolivianos que cayeron bajo las balas del “Che” y sus seguidores. Para el indígena de la frente olímpica, parece que estos muertos, aunque nacidos en Bolivia, no eran bolivianos. Muy otra fue la actitud de los exilio cubano, nunca olvidó que en la larga lista de muertos por la acción directa o indirecta del pretendido médico argentino figuraban prominentemente los cubanos y le pasaron, como quien dice, la cuenta.

En efecto, donde quiera que este aventurero se desplazó en sus periplos revolucionarios, hubo cubanos que le cayeron atrás y no pararon hasta que quedó tieso en una camilla en la famosa escuelita. Me estoy refiriendo a aquellos que lo acosaron en el Congo (entre quienes figuran prominentemente los aviadores de René García ) y los que entrenaron y suministraron inteligencia a las tropas especiales bolivianas ( como Félix Rodríguez y Gustavo Villoldo).

Creo, además, que un reconocimiento público está más que justificado. Es hora de que el exilio celebre y reconozca la labor de estos hombres, que se hicieron grandes persiguiendo a un asesino. Allá los que celeban su nacimiento. Celebremos nosotros su deceso como es debido.


Fort Lauderdale, 15 de junio del 2006.

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