NO SE SABE SI NOS HACE REIR O LLORAR

Por Santiago de Juan

Nota: Una carta de Santiago de Juan a Ricardo Calvo, ambos columnistas/colaboradores/escritores de la Revista Guaracabuya

Dr. Calvo, en pocos días se van a cumplir 45 años que llegué a este exilio. Coño, que fácil es decirlo, mas es toda una vida. En este escrito que no se sabe si nos hace reír o llorar, se encierran muchas de nuestras preguntas que desde hace mucho nos hacemos... y desgraciadamente, parece seguiremos haciéndonosla. Antes, me daba tanta rabia que hacia la presión me subiera. Ahora, lo que siento al confrontar esta realidad es mas bien asco. Sí asco y repulsión, pero no hacia Castro y sus acólitos, porque ya sabemos que esos son hijosdeputa hasta la médula, sino hacia el pueblo.

Si, ese pueblo que NO es el mismo en el que tu y yo nacimos, estudiamos, nos hicimos hombres y luchamos contra el dictador de turno, incluyendo al actual. Ese pueblo de ahora, sumiso, cobarde, mezquino, apátrida, ratero y tantas cosas más que ni siquiera cubano debiéramos llamarle.

Porque hay que ser muy cobarde para un padre permitir que antes de que sus hijas lleguen a su pubertad, el gobierno se las arrebate y las lleve a comunas lejos de ellos, donde los maestros van a ser quienes se encarguen de robarles su virginidad e introducirlas en el camino que luego les llevará a las calles de la Habana a jinetear y que les marcará de por vida con el sambenito de putas.

Sumisos porque a una orden del hijodeputa en jefe, se van de inmediato a vociferar consignas, que no importa lo que ellos digan, las cámaras de televisión recogen las imágenes de gentes enardecidas que reflejan en sus rostros odio, no hacia su verdugo sino hacia inocentes, ya sea personas o pueblos, porque el dictador así les exige que sientan.

Rateros porque no respetan siguiera al vecino con quien han convivido desde su nacimiento, quien tiene que criar una miserable gallina o un marrano dentro de su casa para que no se lo roben.

Mezquinos porque han perdido todo sentido de lo que es la moral, la santidad del matrimonio, el respeto a ellos mismos.

Apátridas porque no existe el amor al suelo que les vio nacer y mucho menos a ese rico patrimonio por el que nuestros próceres, como Martí, Maceo, Agramonte y miles más, que derramaron su sangre para que nuestro pueblo fuese libre, independiente, soberano. Porque para el nuevo cubano, el sueño hecho realidad es el abandonar a la patria. Pero no por las razones que nosotros lo hicimos, cuando las otras dos alternativas eran la prisión o el paredón de fusilamiento, sino para buscar refugio en el país a quienes hasta un día antes habían maldecido, para buscar unos dólares y usarlos para regresar y llevárselos al verdugo.

No, Dr. Calvo, ya no siento tristeza por ese pueblo cubano. No siento compasión. No siento odio tampoco. Y los motivos por sentirme así son simplemente porque he llegado al convencimiento de que los habitantes de esa tierra que me vio nacer y que tanto amé, no son cubanos. Que el verdugo que tienen como gobernante, es tal vez el que ellos se merecen. Porque he llegado al convencimiento de que Cuba, esa tierra que tanto amo, solo existe en mi recuerdo.

Muchas veces sueño, y sabes, no somos dueños ni controlamos los mismos, y en ellos me siento de regreso en Cuba. Camino las calles de La Habana, llenas de trafico y aquella bulliciosa a la vez que deliciosa algarabía de sus habitantes, como caprichosamente se mantienen grabadas en mi recuerdo. Salto a Trinidad y Sancti Spiritus, con sus calles empinadas y sus edificios coloniales que tienen como fondo la Sierra del Escambray y de nuevo siento la alegría y el orgullo de llamar a aquello mi patria. Pero el sueño es breve y despierto, no sé si triste o jubiloso, pero con una sensación como esa que se siente cuando se acaba alguien de despedir de algo a donde jamás habrá de regresar.

Te ruego me perdones esto que pudiese considerarse un exabrupto, pero que en si, es simplemente el desbordamiento de una tristeza que embarga a la mayoría de los cubanos de nuestra generación.


Mis saludos,
Santiago de Juan


Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org